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Una vecina de la Granja, en Tarragona, denuncia que el inquilino no quiere abandonar su piso

El hombre se ha declarado en situación de vulnerabilidad después de no pagar diez mensualidades a la propietaria, que asegura que necesita volver a la casa

El piso que reclama Eli Barrero se encuentra en la calle Gran Canària de la Granja.

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Una vecina de la Granja, Eli Barrero, denuncia que el inquilino del piso que tiene en propiedad en la calle Gran Canaria no quiere abandonarlo. La compleja problemática se ha intentado aclarar enlos juzgados, que hasta ahora han dado la razón a la propietaria. No obstante, el inquilino se ha declarado recientemente en situación de vulnerabilidad, es decir, ha solicitado una moratoria de las rentas y ha tenido que presentar una serie de documentos con el fin de acreditar su situación socioeconómica precaria. Aunque el inquilino no causa problemas en la vecindad, Barrero asegura que el hombre, que ha habitado el piso durante los últimos 12 años, ya le debe un total de diez mensualidades. Este jueves, a las 20 h., vecinos de la Granja harán una concentración de apoyo en el barrio.

«Necesito el piso para ir a vivir con mis hijas», explicaba Eli Barrero. Esta vecina de la Granja detallaba que se separó de su exmarido hace dos años y medio. En aquel momento, Barrero ya avisó al inquilino del piso de la calle Gran Canària que hacía falta que se buscara una nueva vivienda, ya que ella lo necesitaba, pero el hombre «ya daba largas» en un momento en el cual ya le debía «algún mes del alquiler». En el piso dónde vivo actualmente con mis dos hijas tiene una hipoteca compartida con mi exmarido, propietario del piso, por| lo que me está haciendo un favor mientras no podemos recuperar el anterior, decía Barrero, que añadía que, «cuando nos separamos, había una fecha para marcharse, pero la sentencia decía que se marcharía cuando mi piso estuviera habitable».

La vecina señalaba que entre el piso donde vive actualmente y el que tiene alquilado al hombre que no quiere marcharse, «está pagando una hipoteca y media con un sueldo que no da paratodo». La última vez que el inquilino abonó la mensualidad fue el pasado febrero, según Barrero, que detallaba que cuando salió la fecha del juicio, ya no ha vuelto a pagar. El proceso judicial se puso en marcha en agosto de 2020, ahora hace casi un año, cuando Barrero y su abogada pusieron una denuncia. Hace tres meses, en el primer juicio, el juez dictaminó a favor de Barrero, ya que el hombre no presentó la documentación requerida. A pesar de eso, el inquilino decidió recurrir. En segunda instancia, la justicia volvió a dar la razón a Barrero. El hombre ya no ha vuelto a recurrir. El siguiente paso es que le pongan una fecha para salir, pero la Generalitat le tiene que buscar un piso a fin de que no se quede en la calle».

Barrero aseguraba que la justicia le ofreció que la administración pública catalana costeara el alquiler, propuesta que rehusó: «Yo tengo que ir a vivir al piso». Aunque el hombre se ha declarado en situación de vulnerabilidad, Barrero no cree que reúna las condiciones para haber dado este paso: «Por lo que sé, trabaja, así que tiene que tener un sueldo. Si no paga, es porque no quiere», dice. En este sentido, la vecina de la Granja no entendía «por qué no le embargan una parte de la nómina, ya que, si yo dejara de pagar la hipoteca, a mí me lo embargarían».

Aparte de no poder volver al piso de su propiedad, no recibir el pago del alquiler y de estar pagando una hipoteca y media, Barrero lamentaba el hecho de seguir pagando «los 100 euros de comunidad y el dinero de los servicios». «Él debe pagar la luz y el gas, pero el resto todo yo», apuntaba a la vecina de la Granja.

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