Diari Més

Los feriantes encaran las fiestas de verano con una situación económica crítica

Las condiciones que recomienda el Procicat para organizar ferias, que el Ayuntamiento de Tarragona sigue, no les salen a cuenta

Imatge d'arxiu de diverses famílies sobre una atracció en una fira l'estiu passat.

Los feriantes encaran las fiestas de verano con una situación económica críticaACN

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Los feriantes ven las fiestas de los barrios de la ciudad y las fiestas mayores de otros municipios del Campde Tarragona con escepticismo. De momento, muchas de estas celebraciones ya se han tenido que cancelar o, en el mejorde los casos, posponer hasta dentro de unas semanas. Este sector observa como con las condiciones que recomienda el Procicat para llevar a cabo las ferias, que delimitan el espacio y el aforo, no les sale a cuenta ni económica ni logísticamente organizarlas. Este problema se concentra sobre todo en aquellos municipios que siguen a rajatabla las recomendaciones, como es el caso del Ayuntamiento de Tarragona. Mientras tanto, hay otros municipios que han sacado adelante su propia normativa. Los feriantes esperan que la situación de la pandemia vaya a mejor durante el verano y, con un progresivo relajamiento de medidas, se puedan ir celebrando más fiestas. El sector se encuentra en una situación crítica, ya que la facturación se ha visto casi totalmente reducida desde que empezó la pandemia.

«El protocolo del Procicat manda que hagamos control de aforo, del 50%, con una entrada, salida y una valla delimitados, que es lo que nos mata. Para unas fiestas de barrio de tres días no es viable, ya que supone un gasto que no podemos afrontar», explicaba Carles Martorell sobre una situación que se vive en Tarragona, dónde muchos barrios organizan ferias durante las fiestas. El tesorero del Gremio de Feriantes de Tarragona –entidad que agrupa a una cincuentena de responsables en la demarcación y que gestiona las contrataciones conjuntamente– aseguraba que en Tarragona prevén «un verano un poco complicado, sobre todo ahora al inicio». Barrios como la Granja, Sant Pere y Sant Pau, el Serrallo, Virgen del Carme, la Floresta, Sant Salvador o Bonavista les contrataban habitualmente cada verano. Incluso se montaba una en la Rambla Lluís Companys durante las fiestas de Santa Tecla. «De momento, en la ciudad no tenemos ninguna fiesta concertada para hacer feria», lamentaba Martorell. En efecto, la Granja, la Floresta o Sant Pere i Sant Pau ya han tenido que renunciar a hacer las fiestas en su fecha habitual. Hoy por hoy, las fiestas más viables que ve el gremio son la de Sant Salvador, el primer fin de semana de agosto, y la de Bonavista, alrededor del día 15 de aquel mes.

«Queremos creer que sí que haremos alguna», esperaba Martorell. Aun así, el año pasado ya fueron cero ferias. Aunque las fiestas de Santa Tecla se celebraron, el gremio de los feriantes vio cómo tres días antes les dijeron que finalmente no los dejaban. Ahora, «nos dicen que una o dos atracciones pudríamos, pero nosotros vamos como a colectivo», decía Martorell, que expresaba: ¿«Cómo haces la elección? No podemos decir que sí a algunos, y a los otros que no». Además, añaden los plazos con los cuales se tiene que tramitar la documentación y los permisos necesarios, un obstáculo más con la incertidumbre de la covid-19. Económicamente estamos muy mal desde que empezó todo eso. Estamos bastante tocados. Perdimos toda la facturación el año pasado y este año ya es más o menos la mitad», lamentaba el presidente. Martorell asumía que «otros compañeros han tenido que buscar trabajos para ir tirando, y ya veremos si alguien, a la hora de arrancar, lo puede asumir». Los feriantes catalanes han recibido ayudas de la Generalitat. No obstante, Martorell las calificaba de «poca cosa».

A pesar de todo, los feriantes no disuaden la posición del Ayuntamiento de Tarragona, fiel a las recomendaciones del Procicat, que las estableció después del toque de alerta del sector cuando espacios como PortAventura pudieron reabrir: «Están en su derecho. No hacen ninguna tontería». Aun así, otros municipios tienen su propio protocolo para las ferias y son un poco de oxígeno para el sector, como Torredembarra o l'Hospitalet de l'Infant. De cara a octubre, Martorell creía que «ya tendríamos que poder hacer ferias en el Morell, la Selva del Camp o Alcover».

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