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El mercadillo de Bonavista reabre con cambios y los clientes habituales

Espimsa ha dejado libre un pasillo de seguridad que, antes de la pandemia, lo ocupaban varias paradas de venta

Moreno, uno de los vendedores del mercadillo de Bonavista que volvió a montar la parada.

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El mercadillo de Bonavista recuperó la actividad este domingo, con la presencia de las paradas de ropa, zapatería y complementos, después del cierre que ha sufrido durante casi tres meses a causa de la pandemia de la COVID-19. El pasado 26 de abril recuperó la venta de frutas y productos de alimentación. En aquella primera jornada sólo se montaron trece paradas. Ayer, la situación era muy similar al habitual, pero con menos presencia de clientes y la ausencia total de los turistas que, durante la campaña de verano, visitan el mercadet.

Aunque el aspecto era muy parecido al de siempre, los usuarios pudieron apreciar que los pasillos eran más anchos, que había zonas sin ocupar y, sobre todo, que se dejó libre una zona de paso junto a la línea de viviendas y donde destaca la presencia de terrazas de bar, que hasta estaba ocupado por paradistas. La empresa municipal Espimsa ha optado por trasladar estos puntos de venta que ocupaban un espacio destinado a las emergencias. Además, las calles que confluyen con la explanada donde se ubica el mercadillo estaban cortadas con vallas metálicas.

Juan María Moreno fue uno de los vendedores que volvió a vender sus productos de zapatería en la explanada de Bonavista. «El día está flojito», dijo a esta redacción, «pero es importante que haya empezado la actividad en este mercadillo». Moreno se mostró convencido que «la próxima semana irá mejor, porque hay gente que no se ha enterado de que volvíamos a trabajar en Bonavista». Este vendedor lamentó el hecho de que «la COVID-19 ha castigado mucho nuestro sector», al cual costará «recuperarse».

A unos metros de distancia se encontraba Domingo Contreras en su parada de ropa de vestir. «La situación es complicada, pero hemos abierto y hemos vuelto a trabajar». Contreras comentó que la afluencia de clientes «ha sido del 50 por ciento» con relación a un domingo normal antes de la pandemia. «Hay gente que no sabía que devolvíamos a la actividad, pero todo irá mejorando», dijo Contreras. «El próximo domingo, será mejor», dijo.

Por su parte, Rita Nogales, también vendedora de ropa y que hace más 40 años que se dedica, remarcó que «toda la familia depende de los ingresos de la parada». Nogales remarcó que «Espimsa nos lo ha puesto un poco difícil, entiendo que puede haber miedo, pero somos un comercio como cualquier otro». «Nadie quiere contagiarse ni que se contagien», señaló. Nogales se mostró sorprendida por la afluencia de compradores y dijo que «las ventas no han sido como en una jornada previa a la emergencia sanitaria».

Mascarillas y máquinas de vapor

El retorno del mercadet se hizo cumpliendo estrictas medidas de control. Para entrar en el mercado todos los compradores y vendedores estaban obligados a llevar mascarilla y se controló el aforo para evitar aglomeraciones. Algunos marchantes han adquirido máquinas de vapor y productos desinfectantes específicos para la ropa. A modo de ejemplo, Nogales explicó que, en su actividad comercial, deja en cuarentena la ropa después de desinfectarla. «Las medidas que nos imponen son exageradas», dijo, para apuntar que «parece que sea el único sector que podemos propagar el virus».

Juan Benítez, presidente de Marchantes de Tarragona, denunció que no se les ha tratado con igualdad y aseguró que algunas de las medidas de seguridad tomadas, como la separación de dos metros entre paradas, son «extremas». «Vendemos al aire libre, somos más seguros que cualquier lugar cerrado, y nos piden la separación de seis metros de los pasillos, pero si voy a cualquier supermercado, los carros se tocan en los pasillos», comentó. Por motivos como este, «sentimos discriminados», dijo Benítez.

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