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Judicial

El acusado de lanzar la pareja desde un tercer piso en Tarragona afronta 26 años de prisión

La defensa considera que no se pueden demostrar los hechos y señala que posteriormente la mujer se desdijo

El portal del edificio situado en el número 27 de la calle Dotze de Bonavista, en Tarragona.

El acusado de lanzar la pareja de arriba abajo de un tercer piso a Tarragona afronta 26 años de prisiónACN

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La fiscalía y la acusación particular piden 26 años de prisión por tentativa de asesinato para el hombre acusado de lanzar la pareja desde un tercer piso en el barrio tarraconense de Bonavista. El caso se remonta al 21 de enero del año pasado cuando, según las acusaciones, el acusado clavó varias cuchilladas a la mujer con un cuchillo de cocina y, cuando ella salió al balcón para pedir auxilio, él la cogió por los pies y la lanzó a la calle. La defensa, sin embargo, insiste en que no hay indicios ni testigos presenciales de los hechos y pide la absolución. Además, sostiene que la mujer ha ofrecido varias versiones sobre lo que pasó y que, posteriormente, se desdijo. La Audiencia de Tarragona juzgará el caso entre el martes y viernes próximos.

La víctima y el acusado mantenían una relación de pareja desde el año 2008 y convivían en un domicilio de la calle Dotze del barrio de Bonavista, en Tarragona. Según la fiscalía, hacía las tres y media del 21 de enero del 2019, cuando el hombre se encontraba en una de las habitaciones del domicilio familiar «empezó a gritar a la mujer que bajara el volumen de la música que esta estaba escuchando».

A continuación, asegura que el acusado, con el ánimo de causarle la muerte o siendo consciente que con su comportamiento podría causarle la muerte, mientras le decía «hija de puta, tengo que matarte, fue a la cocina y cogió un cuchillo de unos 30 centímetros de hoja. Se avalanzó sobre la mujer y le hizo un corte en el lado izquierdo del cuello. Inmediatamente, añade el ministerio público, le clavó tres puñaladas en la zona del pecho y una cuchillada en la pierna izquierda.

Según el fiscal, la víctima intentó salir al balcón para pedir ayuda, pero el acusado lo impidió cogiéndola del cuello, y obligándola a entrar de nuevo en la habitación, mientras la estrangulaba con las manos con la finalidad de asfixiarla. La mujer se pudo deshacer y salir al balcón para pedir ayuda, pero él la pilló, la cogió por los pies, la levantó y la lanzó a la calle.

Rápidamente, varios peatones y trabajadoras de una cafetería próxima la atendieron después de que cayera en medio de la calle y alertaron el Sistema de Emergencias Médicas (SEM), de que la trasladó en ambulancia al hospital. La mujer sufrió varias heridas y la tuvieron que operar. La fiscalía destaca que la fractura de una vértebra la puso en riesgo de quedar parapléjica.

En el momento de los hechos, según indica la fiscalía, la víctima sufría un trastorno mental severo en forma de trastorno límite de la personalidad y trastorno neurológico pendiente de filiación, además de un posible abuso de cannabis y benzodiacepinas, que requieren tratamiento psiquiátrico especializado.

Por su parte, afirma que el acusado presenta un trastorno inespecífico de la personalidad, así como rasgos de personalidad antisocial y escasa empatía, sin que conste que tuviera las capacidades afectadas. Al hombre lo detuvieron el mismo día de los hechos y el juzgado de violencia sobre la mujer decretó el ingreso en la prisión.

La fiscalía y la acusación particular piden 26 años de prisión por un supuesto delito de asesinato en grado de tentativa con alevosía y contra una persona «especialmente vulnerable», y con el agravante de parentesco. Además, piden que el hombre no pueda aproximarse a menos de 1.000 metros ni comunicarse con la mujer durante 30 años. También, que la indemnice por los daños morales con entre 30.000 y 60.000 euros, y con el importe que establezca el tribunal por las lesiones y secuelas.

La defensa subraya que no hay indicios y que la mujer ha dado versiones contradictorias

Por el contrario, el abogado del procesado, Ramon Martínez, pide la absolución del hombre porque considera que no hay indicios lo bastante concluyentes ni testimonios que puedan acreditar que el hombre la lanzó des del balcón. Además, recuerda que el procesado siempre lo ha negado todo. En este sentido, apunta que el único testigo presencial -una menor de diecisiete años- «no podía precisar si él lo había empujado o no, o si, al contrario, estaba allí para evitar que cayera».

En el escrito, la defensa también subraya que la víctima ofreció diferentes versiones de los hechos. Al día siguiente mismo, apunta, la mujer dijo que «fue él quien la agredió, cogiéndola de los pies y lanzándola por el balcón,» mientras que en la declaración judicial que ofreció en el hospital manifestó que «él la cogió de los tobillos, la puso encima de la barandilla y cogiéndole una mano la soltó al vacío, mientras ella gritaba 'socorro, socorro, me quiere matar'».

El abogado también relata al testimonio de algunos mossos que intervinieron aquel día. Uno de ellos va declaró que al hombre se le veía preocupado por ella y otro mosso explicó que la mujer le había dicho que «el corte se lo había hecho ella y que se había tirado ella, porque hacía tiempo que tiene sus hijos retirados».

Ya en julio, según relata la defensa, la mujer se desdijo de los hechos ante el servicio de psiquiatría del Instituto Pere Mata de Reus. En concreto, dijo que la denuncia era falsa, que quería que hicieran un informe donde constara que eso era así y que tenía la intención de renunciar al procedimiento judicial.

En octubre la mujer acudió al juzgado para rectificar. La acusación particular, sin embargo, denunció que la mujer había recibido presiones de la familia del acusado y el juzgado acabó declarando la nulidad de la comparecencia.

Martínez se queja de indefensión porque le denegaron varias diligencias de prueba, como una nueva declaración de la mujer y de la familia del acusado con el fin de aclarar las presuntas presiones para que retirara la denuncia. El abogado recopilación en el escrito que la propia madre de la mujer dijo que desconocía si había recibido presiones para retirar la denuncia y que la hija le había manifestado que se había lanzado del balcón.

La defensa también indica que, antes de los hechos, la mujer había ingresado voluntariamente en el centro psiquiátrico y que «verbalizaba ideas de autólisis». Además, detalla que en octubre del 2015 un juzgado de lo penal de Tarragona la condenó por un delito de denuncia falsa y falso testimonio contra el procesado. Aquel engaño, apunta la defensa, comportó que el hombre pasara 24 días privado de libertad.

El juicio está previsto que empiece el martes en la sección cuarta de la Audiencia de Tarragona y que se acabe el viernes. Hay más de una treintena de personas citadas a declarar: una veintena de testigos|testimonios y una docena de peritos.

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