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Un estudio comparará genéticamente el caracol que protege la muralla de Tarragona y su homólogo de las Baleares

La especie sólo se encuentra en estos dos lugares y se cree que llegó a la ciudad en época romana

Un caracol serpiente en la muralla romana de Tarragona.

Un estudio comparará genéticamente el caracol que protege la muralla de Tarragona y su homólogo de las BalearesACN

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La muralla de Tarragona esconde entre sus bloques de piedra uno de los secretos de su buena conservación. Se trata del llamado caracol serpiente, una especie endémica de las Islas Baleares que se cree que llegó a Tarragona en época romana. Desde entonces habría estado protegiendo el monumento porque se alimenta de los líquenes que aparecen en las piedras y que las degradan. Después de una primera investigación que ha determinado que hay 1.300 ejemplares entre la muralla y dos puntos muy concretos de la catedral, se plantea una segunda fase, que quiere comparar genéticamente los moluscos de Tarragona y de las Baleares para ver si han evolucionado de manera diferente. El proyecto combina medio ambiente, historia, genética, cultura y arqueología.
El caracol serpiente ('Allognathus Companyonii'), recibe este nombre porque el dibujo y colores de su caparazón recuerdan una serpiente acaracolada. Es endémico del sur de Mallorca y de Cabrera, pero hace unos años se descubrió que también vivía en la muralla romana de Tarragona y en la Catedral. En el caso del muro, en concreto viven principalmente en los grandes bloques de piedra que hay en la base. «El hecho de que sean tan grandes hace que la humedad quede concentrada en las grietas. Los caracoles las utilizan para esconderse y para hacer las postas de los huevos», explica Ferran Aguilar, técnico de la asociación científica Bioscicat, que está desarrollando el estudio.

De hecho, los investigadores han visto que los moluscos se agrupan en diferentes colonias a lo largo de la muralla. Sin embargo, evitan las zonas más expuestas en las calles donde hay vehículos porque allí es más difícil que crezcan los líquenes -y por lo tanto, la comida- por la contaminación. Y desde su hábitat es donde 'trabajan' para la conservación del patrimonio. «Allí donde están ellos, los líquenes son mínimos, porque se los comen. En un monumento, el liquen provoca una digestión química de la piedra. Es muy interesante porque es un conservador que no teníamos en cuenta», indica Aguilar.

A pesar de su incidencia positiva, Aguilar rechaza la opción de llevar caracoles a monumentos donde no hay. «Ecológicamente no es muy razonable. Hablamos de una introducción humana a Tarragona y las introducciones son muy complejas. La naturaleza tiene sus procesos y si añadimos una especie quizás perjudicamos otros», expone.

Hipótesis sobre la llegada

Desde Bioscicat contemplan hasta seis hipótesis sobre cómo y cuándo un caracol endémico de Mallorca llega a Tarragona. El hecho de que se encuentren en las murallas y en la catedral les hace creer que hay una relación con el momento de la construcción de los monumentos, pero se inclinan más por el periodo romano que por la Edad Media. «La parte inferior de la muralla es de construcción megalítica o ciclópea, muy típica de las Baleares, y pensamos que los constructores podrían haber venido de Mallorca y llevar los caracoles de manera, ono, voluntaria», plantea a Txiki López, investigador de Bioscicat. Incluso deja la puerta abierta a que los animales se hubieran introducido porque se consideraba que tenían un carácter protector a nivel espiritual.

Los científicos esperan tener más certezas una vez se haga la segunda fase de la investigación, que también incluirá propuestas de conservación. El estudio está promovido también por el área de Patrimoni del Ajuntament de Tarragona, que está buscando fórmulas para sacar adelante un nuevo convenio con la asociación, según explica el consejero municipal Hermán Pinedo. La voluntad es buscar sinergias con otras administraciones, como la Generalitat, el ministerio de Medio Ambiente, instituciones como la Universidad Rovira i Virgili, y organismos de las Baleares. «El proyecto es muy interesante. Queremos poner en valor una especie única, estudiarla, investigarla y saber más sobre el pasado de Tarragona. También tiene implicaciones medioambientales y tiene valor a nivel del ecosistema», finaliza Pinedo.

Los investigadores de Bioscicat, Txiki López y Ferran Aguilar, al lado de la muralla romana de Tarragona.

Un estudio comparará genéticamente el caracol que protege la muralla de Tarragona y su homólogo de las BalearesACN

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