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Religión

Vuelven las misas en Tarragona con medidas de protección como bancos precintados y mascarilla

Una treintena de personas asisten a la primera misa de la parroquia de Sant Pau de Tarragona

Feligreses a misa, en la parroquia de Sant Pau de Tarragona, con mascarillas y manteniendo distancias en los bancos.

Mascarilla, gel hidroalcohólico y bancos precintados: los fieles vuelven a las iglesias de la fase 1ACN

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Desde este lunes las iglesias situadas dentro de la fase 1 pueden volver a celebrar la eucaristía con fieles, casi dos meses después de que tuvieran que cerrar puertas por la crisis del coronavirus. En la parroquia de Sant Pau de Tarragona una treintena de personas han asistido a la misa de las ocho y media de la mañana.

En la entrada del templo un cartel indica que el aforo está restringido a 100 personas -un tercio del total-, y hay un panel informativo con las recomendaciones de seguridad establecidas y gel hidroalcohólico a disposición de los fieles. «Es un día feliz porque podemos reencontrarnos, pero espero que no vengan todos de golpe. La gente tiene que ser prudente y las cosas se tienen que hacer poco a poco», explica al ACN el mosén, Joan Cañas.

En las últimas semanas las parroquias catalanas se han tenido que reinventar y son muchas las que han retransmitido las misas en directo a través de las redes sociales. Este lunes, sin embargo, la fase 1 de la desescalada ya permite el retorno de los fieles al centros de culto, con restricciones. «La gente ha agradecido la iniciativa de las redes, pero no es el mismo. Tienen ganas de venir a la iglesia y de comulgar», constata al rector de la parroquia de Sant Pau de Tarragona.

En este templo, el aforo ha pasado de 300 a 100 personas con el fin de respetar la distancia de un metro y medio entre personas, y para evitar aglomeraciones. Se han precintado varios bancos y, en los que quedan libres, sólo se pueden sentar un máximo de dos personas. «También hemos pedido a los fieles que cuando lleguen a la iglesia lleven mascarilla y que se limpien las manos con el gel», añade mosén Joan.

La semana pasada el Arzobispado de Tarragona determinó la reanudación de las celebraciones eucarísticas con un tercio del aforo y con la obligación que los feligreses respeten una distancia de seguridad de un metro y medio –excepto las personas que convivan en el mismo domicilio. La archidiócesis recomienda a los fieles que lleven mascarilla y gel hidroalcohólico, aunque no están obligados. También se ha pedido que se disponga «de equipos de orden» con el fin de trasladar las indicaciones a los fieles.

Además, se irán recuperando de forma progresiva las misses funerales, los bautizos, las primeras comuniones y las bodas. En cambio, no habrá confirmaciones hasta septiembre. «Hablaremos con las familias que no han podido hacer los bautizos y las primeras comuniones y decidiremos qué los conviene más. Ahora tenemos que ser muy flexibles dentro de las posibilidades», apunta al mosén.

En este sentido, el rector apela a la prudencia y opina que de la etapa de confinamiento se puede extraer una lección. «Eso nos tiene que ayudar a valorar la salud y lo que somos. Muchos se han quedado solamente en casa y hay que saber valorar el don de la familia, de la comunidad y de la fe, que hemos tenido que vivir desde casa. No todo es ir a la iglesia, en casa podemos rezar y escuchar la palabra de Dios, y tener esta vida interior con nosotros», concluye.

La parroquia de Sant Pau de Tarragona, con una treintena de feligreses a misa, en el primer día de la fase 1 del desconfinamiento.

Mascarilla, gel hidroalcohólico y bancos precintados: los fieles vuelven a las iglesias de la fase 1ACN

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