Diari Més
David Sánchez

Terapeuta y Maestro de Educación Primaria

Sociedad

«Es importante acoger el deseo del niño de salir al exterior y su frustración»

Sánchez realiza una formación donde padres, madres y educadores comparten inquietudes y reflexionan sobre la manera de educar al niño

Imagen de David Sánchez en una charla para familias.

«Es importante acoger el deseo del niño de salir al exterior y su frustración»Cedida

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—¿En el que consiste una escuela de madres y padres?

—Realizo una formación con las madres y los padres, pero también con los profesionales de la educación que se llama Educar más allá de los espejos. Como Educar para ser, cuando construí este proyecto, era importante que hubiera un espacio en el cual profesionales de la educación y padres se encontraran para compartir la vivencia de educar sin necesidad de un contexto donde el educador tiene una posición y los padres otra. Es un espacio donde se encuentran de manera horizontal y pueden compartir dudas, inseguridades... Uno de los pilares de esta formación es que los adultos se reconozcan en su forma de educar. Si no hacemos una revisión de cómo nos han educado en la infancia, lo acabaremos haciendo igual o todo el contrario, que al final es el mismo.

—¿Qué buscan los padres que hacen la formación que propones?

—Los padres buscan respuestas, resolver dudas, para mí es muy importante parar un poco esta manera de pensar y centrarnos en acompañar los procesos vitales de los niños. Se tiene que parar la necesidad que tenemos los adultos de resolver lo que les pasa a los niños. Yo propongo que nos ponemos a su lado y los acompañamos, no queramos resolver lo que les pasa. Podemos hacer un camino donde el niño genere recursos, con mi apoyo y compañía, y que él pueda encontrar sus propias herramientas para afrontar las cosas que vive y siente.

—¿Cuáles son las principales dificultades a la hora de educar?

—Por un lado la expectativa del tipo de padre o madre que querrían ser y por otro lado las carencias de la infancia, su propia herida, que hace que se genere una lucha interna. Cuando se acepta esta carencia y las expectativas, podemos empezar a trabajar con ellas. Y aquí sale la mejor versión del padre o madre. Si concreto, la principal dificultad concreta estar a poner límites a los niños de manera firme pero respetuosa y construir relaciones que respeten los procesos evolutivos de los niños.

—¿Es diferente la infancia ahora a la nuestra o la de nuestros padres?

—El contexto sociocultural marca muchas diferencias, nosotros no hemos tenido las dificultades o facilidades de otras generaciones. Creo que se los tiene más en cuenta en el mundo actual, antes tenían que empezar a trabajar muy pronto, ahora hemos conseguido que tengan unos derechos pero lo que creo que no hemos conseguido todavía es una educación que los acompañe para tener los recursos que verdaderamente necesitarán para la vida donde se sigue estandarizando mucho la educación. Creo que el niño tendría que ser la base de la nueva civilización, si tuviéramos desde pequeños, la posibilidad de experimentar la vida plenamente, y sentir qué queremos hacer y qué es lo que nos apasiona, eso haría que estuviéramos más encajados en este mundo, en aquello que nos hace disfrutar, sería un mundo muy diferente. No creo que sea utópico, sino que tiene que ver al poder llegar a ser personas más llenas.

—¿Cómo podemos acompañar a los niños en estos momentos?

—Creo que es un momento con una gran dificultad, es una crisis, nos plantea una situación nueva y puede pasar que no sabemos como gestionarla pero también ente mujer la posibilidad de aprender, crecer e ir más allá de nosotros mismos. Cuando aparece una frustración podemos acompañar a los niños, reconocer esta frustración y validarla: «Ahora te sientes enfadado porque no podemos salir». Tenemos que ser claros con un lenguaje que no les haga sentir miedo y sin hacerlo más grande de lo que está pasando. Es importante acoger el deseo del niño de salir, de ver a las personas que amo. Podemos decirle, yo sé que te gustaría ver a tus amigos, validar sus emociones, sin quitarle importancia. También recordarle, «si tú estás más nervioso, me lo puedes decir», se trata de ayudar a expresar lo que oyen, aprovechar cuando lo hacen y si no lo hacen claramente, ayudarlos a poner palabras.

—¿Que podemos aprender los adultos de los niños?

—Creo que como los niños viven más en el presente es el regalo que nos dan, si nosotros como adultos estamos atentos a cómo expresan lo que están viviendo, el futuro nos aprieta menos. Los adultos estamos muy enfocados en el futuro y no nos dificulta estar en el presente. Los niños son grandes maestros en este sentido, buscan dar respuesta a las necesidades más básicas y eso es estar en el presente, en la espontaneidad, la naturalidad, las emociones que sienten.

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