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Riada

El espacio lúdico del Francolí sigue en el pésimo estado en que quedó por la riada

Casi tres meses después de las inundaciones, caminos y otros espacios están sin arreglar

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La noche del miércoles de la próxima semana, día 22 de enero, se cumplirán tres meses del inicio de la riada catastrófica que afectó a la cuenca del Francolí. El desbordamiento del río a causa de las fuertes lluvias caídas generaron importantes destrozos desde su nacimiento y hasta la desembocadura. Desde entonces, el espacio lúdico que hay en el ámbito de la ciudad de Tarragona presenta un estado de devastación, con caminos casi impracticables, restos de árboles y materia arbórea acarreada por el agua y papeleras fuera de lugar. Uno de los aspectos que más perjudican a los usuarios de esta zona lúdica, donde se practican diferentes deportes y se pasean perros, es la acumulación del suelo que hay en las rampas de acceso. En la que hay a la altura de la calle Torres Jordi, los restos de barro ocupan cerca de dieciséis metros y todavía nadie ha procedido a sacarlas.

Josep Brunet, vecino de la zona y usuario habitual de la zona lúdica, manifestó ayer en esta redacción que este espacio «es una porquería y alguien tendría que hacer alguna cosa, ya que está totalmente abandonado, con caminos destrozados, desde que pasó la riada». Brunet va «vengo cada día y no entiendo por qué todo está como quedó después de las inundaciones del mes de octubre». Este vecino añadió que «no han limpiado ni los accesos y cuando llueve la tierra se convierte en barro, por|para lo cual mucha gente sube por el exterior, pegándose a la barandilla|baranda, con el peligro que eso supone».

Ariana Òdena dijo, por su parte, que la sensación es «de abandono». Ayer por la mañana paseaba con unos perros y un niño en un carret. «Hay cosas básicas que no costaría que las arreglaran, más teniendo en cuenta que este es un parque público». Òdena apuntó que, después de la riada, «todo quedó en muy mal estado y podrían hacer pasar una máquina para arreglar un poco los caminos y limpiar los accesos». «El primer día que vine después de la riada la gente me decía que venía del río porque iba llena de barro», añadió. Òdena lamentó el hecho de que las papeleras «están fuera de su lugar y, por lo tanto, no puedes dejar las bolsas con los excrementos de los perros». «Los que tienen menos escrúpulos, los dejan en el camino», remarcó.

Sergi Borràs no dudó a decir que «se tendría que hacer alguna cosa, no sólo aquí, en el río, sino en toda la ciudad para mejorarla, ya que la sensación es que va hacia atrás». Mientras tanto, Dani Llorens, residente en Torreforta y usuario habitual de la zona lúdica del Francolí, comentó que este espacio afectado por la riada de octubre se tendría que limpiar. Llorens afirmó que «no costaría demasiado que una máquina arreglara los caminos para devolverlos a la situación que había antes de la riada y evitar, de esta manera, el barro cuando llueve».

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