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Nuevo taller cerrado en la Parte Alta: «Si el barrio cambia, los artistas nos marchamos»

La retratista Marina B. Cubells dejará atrás seis años de su vida en septiembre, al abandonar el local de la calle Cavallers

Marina B. Cubos, trabajando en su taller de la calle Cavallers, en la Parte Alta.

Nuevo taller cerrado a la Parte Alta: «Si el barrio cambia, los artistas nos marchamos»Gerard Martí

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Un nuevo taller de arte cerrará próximamente en la Parte Alta de Tarragona. Después de que, tal como adelantara el Diari Més, el fotógrafo Lluc Queralt esté en peligro de perder su casa-taller, nuevos casos de artistas que se marchan del barrio salen a la luz. El último es el de Marina B. Cubells., quien lleva el Arts Estudi, en la calle Cavallers. En septiembre, este local con todo tipo de retratos bajará la persiana para dar paso a una nueva actividad. En un barrio donde cada vez hay más presión a los vecinos para que den paso a los turistas, a esta pintora le ofrecieron un cambio de contrato que no aceptó y, a raíz de eso, continuará su tarea en un bajo de la calle del Baró de les Quatre Torres, en el centro de la ciudad.

La Parte Alta empezó a atraer la atención de los artistas hace años por el bajo precio de los alquileres. La rehabilitación de calles y edificios a los años noventa y principios de siglo ha ocasionado el descubrimiento del sector turístico y, con él, el incremento de los precios del alquiler. No es un fenómeno exclusivo de la Parte Alta, pero por la ida y venida de maletas y la aparición de hostels está donde se hace notar más. «Si el barrio cambia y suben los precios, los artistas nos tendremos que acabar marchando», explica Marina B. Cubells.. Algunos optan por alquilar un piso y no unos bajos. «Bajar a un local es más caro, muchos pintan en un piso, cerrados,» reconoce Màrius Arts, un artista que tiene el taller abierto en la calle Mediona. Él no ha sufrido ninguna presión: el local es de propiedad y puede dedicarse a su actividad sin temer ningún imprevisto con respecto a su inmueble. Tampoco teme a otro artista de la calle Comte, el fotógrafo Pep Escoda, aunque planea marcharse pronto por la gentrificación . «Eso ya no es como cuando llegué», asegura. El pintor de la calle Misser Nogués, Xavier Aluja, por su parte, tampoco está recibiendo, dice, ninguna presión. Él sí que está en régimen de alquiler: «Cuando llegué me encontré un auténtico corral», afirma Aluja. Ahora, con el local reformado, organiza talleres clandestinos para amenizar las tardes de los domingos con varios elementos culturales. Él y cuatro artistas más han formado recientemente a un colectivo artístico llamado Subway Art, que quiere organizar actividades para intentar recuperar el ambiente hace tiempo perdido.

Tallers Obertss

A partir del año 2005 la asociación Tallers 03 organizó Tallers Obertss, una iniciativa de los artistas para abrir los espacios y enseñar sus obras. «Algunos no tenían local y lo alquilaban sólo para la ocasión», explica Xavier Aluja. «No se entendió bien, Tallers Obertss no era para vender», explica este pintor, que atribuye la falta de continuidad a los mismos artistas. Eso sí, se muestra crítico con el papel tanto del Ayuntamiento como de los propietarios de los edificios del barrio: «Hay muchos locales vacíos que no se arreglan». Contra el Ayuntamiento también apunta Cubells, a quien reprocha en el anterior equipo de gobierno sus restricciones a los artistas para poder ofrecer su trabajo en la vía pública.

Múltiples factores

El incremento de los alquileres es uno de los factores que favorecen que los vecinos y los artistas se acaben marchando del barrio, pero no lo único. «Cada uno tiene su motivo para marcharse», explica Màrius Arts. La consecuencia, sin embargo, es común. Está de acuerdo Pep Escoda, que asegura que «el declive hace tiempo que empezó, no es de ahora». «En cualquier ciudad de Europa cierras los ojos, los abres y no sabes dónde estás, todo son tiendas de las mismas marcas», añade Marina B. Cubells.. «Se comen el comercio autóctono, yo si viajo a un lugar quiero ver cómo trabajan los de allí, no Zara, Mango o Alehop, los centros históricos se tienen que respetar», asegura esta artista.

Viviendas de Uso Turístico

El incremento de viviendas de uso turístico en la ciudad de Tarragona es un hecho. Según datos de la Generalitat, en un año es de casi 200. Hasta agosto, en Tarragona había 1.183 de estas viviendas, una cantidad que según la Generalitat equivaldría a 5.607 plazas. Para Joan Calvet, presidente de la Asociación de Apartamentos Turísticos de la Costa Daurada, este crecimiento «no es excesivo». «Eso quiere decir que los que había hasta ahora se han ido registrando, cumpliendo la normativa, y antes operaban ilegalmente», dice. Esta ilegalidad la vigilan de cerca desde la Asociación, que en 2018 denunciaron 25 pisos en toda la provincia. Y, aunque Calvet detalle que la Parte Alta no es el foco más importando de pisos turísticos de la ciudad –«Llevant, por las playas, está donde están prácticamente todos», dice–, en el barrio van apareciendo oficinas enfocadas al alojamiento del turismo. La última, abierta a la calle Santa Anna, ha despertado la curiosidad de algunos vecinos.

La pintura, a la baja

Los cuadros tampoco se venden como antes. Como mínimo, esta es la sensación de Màrius Arts, quien añade este factor a una posible bajada de talleres de artistas. «El negocio ha bajado, ahora la gente no compra cuadras para decorar su» casa, explica, «antes en una feria éramos doscientos artistas y ahora somos quince y cuando alguien vende un solo cuadro bromeamos entre nosotros». El negocio no le ha ido mal a Marina B. Cubells., quién por el contrario dejará de vender sus creaciones en el local que había regentado desde diciembre de 2013. «Yo hago retratos y mi compañero hace paisajes, nuestro cliente más habitual es de Tarragona y muchos repiten», afirma. Buena parte de los encargos provienen de su web e Instagram, que se ha convertido para muchos en una fuente de ingresos. Para regalar, un retrato puede ser una buena opción y Cubells los hace con técnica con aceite en seco, en blanco y negro y a color. Ha llegado a exponer en Manhattan y ahora hace seis años creó una asociación con la intención de agrupar diferentes artistas, un objetivo que ahora quedará pendiente de cumplir con el cierre. «Voy a mejor, en un local mayor», matiza a esta artista.

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