Rovira recupera el carro que llevaba agua al Preventori de la Savinosa

Jordi Rovira, tarraconense establecido en Torredembarra desde pequeño, propietario de una de las colecciones privadas de carruajes más importante del Estado y de la Casa Museo Can Joanet, ha recuperado el carro que se utilizaba para llevar agua a las monjas que había en el antiguo Preventori de la Savinosa. Rovira explicó a esta redacción que, «la primera vez que vi el carro, este estaba debajo de una higuera y en muy mal estado de conservación». De hecho, «no tenía las ruedas y sólo estaba la estructura de hierro», siguió diciendo. «Después de la restauración que hice, no hace pensar cómo lo encontré», dijo Rovira, quien recordó que «Aixendri lo pintó y, en la bota, puso Antiguo Preventori Savinosa con el fin de identificar su procedencia». La semana pasada procedió a lustrarlo y hacer la última puesta a punto».

Rovira remarcó que se trata «de un carro emblemático, por la importancia que tuvo el preventori de la Savinosa en Tarragona». El propietario del carro apuntó que las personas que residían allí «tenían agua corriente, que no era demasiado buena, y las monjas se hacían llevar|traer agua para su consumo.»

La colección de Rovira es de gran importancia, ya que cuenta con carruajes de diferentes épocas y destinos, incluso una réplica de lo que salió a la mítica película Aquello que el viento se llevó, de 1939 y protagonizada por Vivien Leigt, Clark Gable y Olivia de Havilland.

La pasión de Rovira por recuperar carros antiguos también lo ha llevado a colaborar con actividades vinculadas al mundo agrario. En la edición del año pasado de los Tres Tombs de Tarragona estrenó un carruaje de origen francés y la última barca que se construyó en Torredembarra». «Las barcas se llevaban a reparar en el calafate», comentó. Rovira participa en este acontecimiento que organiza el Gremio de Campesinos de Tarragona desde que se instauró el formato actual.

Para la edición del próximo año, propondrá que el carro del agua de la Savinosa salga por primera vez a la calle, una vez restaurada, para que lo pueda ver la gente que participa de esta tradición. «Me hace mucha ilusión poder aportar, cada año, alguna novedad a los Tres Tombs de Tarragona». En el futuro, podría ser el turno de un carro de finales del siglo XIX que regaba las calles, «que entonces eran de tierra», después de desfiles militares o de las procesiones de la Semana Santa tarraconense. «Hasta ahora, sólo se ha podido ver en exposiciones», concluyó.