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Patrimonio

Tarakon o Kesse, la historia más desconocida de la ciudad de Tarragona

El nombre de época íbera sigue planteando interrogantes a los investigadores a causa de la escasa documentación existente del núcleo habitado prerromano

Los íberos tenían un asentamiento en la zona que coincidía con el Fòrum de la Colònia de Tarraco.

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La Tarragona prerromana fue el hilo conductor de una propuesta de Historias Escondidas que se llevó a cabo ayer, domingo, organizada por el Museo de Historia, bajo el título Tarakon i Kesse. L'empremta ibérica . El recorrido por varios puntos de la Parte Alta fue conducido por Maribel Panosa, doctora en Historia Antigua y Arqueóloga, profesora de la URV e investigadora adscrita al Instituto Catalán de Arqueología Clásica.

El punto de encuentro del grupo que participó en la visita fue la maqueta de Tarraco, con la finalidad de ubicar el lugar de asentamiento de la población íbera en Tarragona. Panosa inició su intervención comentando que «no sabemos cómo se hacían decir a los íberos». Este es uno de los muchos interrogantes de este pueblo que habitó la península Ibérica y territorio del sur de la actual Francia antes de la llegada de otros pueblos como fenicios, griegos o romanos.

Panosa recordó que los griegos conocían la península como Ibèria y los romanos como Hispania, esta última denominación «es una palabra de origen fenicio que quiere decir tierra de conejos», explicó la guía. El historiador griego Herodoto en el siglo V aC ya mencionó Ibèria para el topónimo que designa en la península.

Los íberos formaban «a una confederación de pueblos que se expandía desde Narbona hasta la mitad de Andalucía, donde se mezclaron con los tartessos», explicó Panosa, quién también dijo que núcleos importantes se encontraban en tierras próximas al tramo final del río Ebro y en el territorio que actualmente se corresponde con el de Cataluña. En cada zona recibían un nombre: cessetans, ilergetes, ausetans, layetanos o cossetans fueron algunos. «No sabemos si tenían reyes, pero sí líderes, caudillos, como la ilergeta Indíbil, de la segunda mitad del siglo III aC, que luchó contra cartagineses y romanos en la Segunda Guerra Púnica (218-201 aC),» dijo. Panosa recordó que en el siglo VI aC «ya se habla de íberos en zonas marítimas como Empúries o en ríos como el Ebro». «Las poblaciones autóctonas contactaron con fenicios y griegos, y se influyeron de sus culturas», dijo Panosa, «hasta la romanización».

Delante de la maqueta de Tarraco, la profesora explicó que, antes de la llegada de los romanos, los íberos ocupaban un espacio ubicado entre las actuales calles Sevilla, Zamenhof y Caputxins, en una zona alta desde donde controlaban el mar. El nombre de Kesse sería el que correspondería a la población de Tarragona, pero también hay que defiende que el nombre era Tarakon. «Hay dos topónimos que compiten», dijo Panosa, quien remarcó que antiguos escritores griegos hacen referencia a Tarakon, que estaría en la zona de Cal·lípolis (Complejo Educativo». «Romanos como Cicerón ya no se refieren a Tarakon y lo hacen de Tarraco», añadió, para subrayar que «yo me inclino a pensar que la ciudad íbera era Tarakon». Al final del siglo II aC «la zona íbera quedó dentro de las murallas romanas», explicó poco antes de continuar ruta en dirección precisamente hacia la primera construcción de los romanos con piedra en la península Ibérica. En algunos sillares se observan las marcas dejadas por los picapedreros íberos que participaron en la construcción de la estructura defensiva de Tarraco.

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