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Patrimonio

Harán ocho sondeos en el Anfiteatro para averiguar el origen de las grietas

El Ayuntamiento licita el contrato para el control arqueológico del monumento para evitar nuevos sustos

Imatge d'arxiu d'una de les visites guiades a l'Amfiteatre de Tarragona amb un grup de turistes.

Harán ocho sondeos en el Anfiteatro para averiguar el origen de las grietasACN

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El Ayuntamiento ha licitado los trabajos de control arqueológico del Anfiteatro con el objetivo de encontrar el origen de las grietas que aparecieron en febrero y que obligaron a cerrar de urgencia y temporalmente la arena del monumento.

La empresa que contratará el consistorio tendrá que realizar hasta ocho sondeos arqueológicos en el Anfiteatro romano y, una vez hechos, tendrá que entregar una memoria final de resultados. El objetivo es, según la concejala de Patrimonio de Tarragona Begoña Floria, anticiparse a otros problemas que puedan surgir en el futuro. «Queremos saber qué ha sucedido en el subsuelo para que se generen las grietas en una parte que había sido restaurada a la década de los setenta. El objetivo es realizar una intervención para determinar las causas de este movimiento que ha provocado las grietas y la situación del monumento para prever las actuaciones a hacer y evitar que haya nuevos sustos», explica Begoña Floria.

El Ayuntamiento cerró provisionalmente el acceso a la arena del anfiteatro el 16 de febrero después de detectar grietas en el muro posterior de la grada añadida en 1979. El cierre fue parcial, a sólo una parte, y se abrió la entrada gratuita. El pasado mes de mayo se volvía a abrir la totalidad de la visita y también la entrada de pago.

La Comisión Territorial del Patrimonio Cultural de Tarragona aprobó las actuaciones de emergencia el pasado abril con la condición que había que presentar, lo antes posible, un proyecto de intervención en la zona de la suma cavea que resuelva el tema de las patologías definitivamente y que permita el acceso a la arena de manera segura y definitiva. El Gobierno reconocía que tanto el Departamento de Cultura como el Ayuntamiento eran conscientes, desde hacía tiempo, de la existencia de grietas en la gradería reconstruida los años 60-70, hecho que había sido detectado en varias inspecciones del estado del monumento y en las diagnosis de conservación realizadas por ambas administraciones.

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