Diari Més

Sergio Quesada Vázquez. De Tarragona a Horta-Faial (Azores)

«El tiempo está loco, ya que hace sol y, de repente, se pone a llover»

En las Azores «tienen menos preocupaciones y van más poco a poco», dice

Sergio Quesada hace becario del programa europeo Eurodyssee.

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—¿Cómo ha sido su trayectoria profesional hasta ahora?

—He realizado una serie de trabajos como becario en muchos lugares.

—¿Qué motivos le llevaron a marcharse de casa para ir a vivir al extranjero?

—Antes de marcharse hacia las Azores hice de monitor en una casa de colonias en inglés, donde hacíamos actividades de ocio pero también muchas ligadas a la Biología. Mientras tanto, buscaba un trabajo que estuviera ligado a mi ámbito profesional, durante meses. No tuve suerte, hasta que un amigo me habló de un programa para poder hacer prácticas en el extranjero que es el Eurodyssee, un programa europeo. Me tiré a la piscina.

—¿Cuál fue su primera impresión del país al llegar?

—Realmente, al principio fue bastante chocante. Son poblaciones muy pequeñas, la mayoría con todas las casas blancas con los lados negros de las piedras volcánicas, y muchas de ellas se encuentran en mal estado. La gente, muy acogedora desde el primer día, te invita a comer y cenar en todas sus fiestas, que se denominan Imperios. Como si se tratara de un pueblo de hace 60 años, hay casas con ventanas y puertas abiertas, estilos de vida muy ecológicos y del campo. La gente se mueve mucho haciendo autostop, ya que hay falta de transportes públicos. ¡Lo más importante es el ritmo azoriano! Te lo tienes que tomar todo mucho con calma porque es como ellos se lo toman todo.

—¿Fue muy sorprendente el cambio o fue, más o menos, tal como se lo había imaginado?

—Fue sorprendente, porque son unas islas que pertenecen a Portugal, pero no se me lo había imaginado lo que me encontré. Parece que sean un país totalmente diferente y con unos años de atraso. Tienen menos preocupaciones.

—¿Cuáles son las principales diferencias entre las Azores y su casa?

—La gente en las Azores siguen unos horarios de trabajo bastante parecido a los nuestros, aunque comen a las doce y media del mediodía y cenan a las siete. Son de comer muy casero, con muchas legumbres y también muy de pescado, ya que están muy ligados al mar que les rodea. ¡Y también encuentras carne de vaca muy reconocida por todo el mundo! También tienen queso y leche muy buena. Encuentras playas de arena negra y, como ellos le dicen, balnearios, que son zonas rocosas con escaleras de piscina para que entres a bañarte. ¡Además, el tiempo no para de cambiar! ¡Un día puede hacer calor y sol y, en horas cambia y hace frío y llueve! ¡Esta loco el tiempo aquí!

—¿Cuáles son los lugares más característicos de su nueva ciudad de acogida?

—Por ejemplo, la isla de Faial es famoso el museo de interpretación de volcanes que fue nominado en el 2008 como mejor museo de Europa.

—¿Qué destacaría de la manera de trabajar del país?

—Si de nosotros dicen que tenemos la costumbre de hacer las cosas de hoy para mañana, allí es incluso más exagerado y las cosas se hacen lentas y con poco estrés.

—¿Cómo se está viviendo la crisis en su país de residencia?

—Como región que pertenece a Portugal, la crisis les ha afectado, haciendo que más gente originaria de la isla tenga que ir fuera en el continente o por toda Europa a buscar oportunidades.

—Desde que llegó ¿ha vivido o le ha pasado algo curioso de que no se hubiera imaginado nunca?

—Queríamos hacer un fin de semana de ruta para visitar la isla y no sabíamos como hacerla porque no teníamos transporte. Sólo llevábamos una semana en la isla y un compañero de mi trabajo ya me quiso dejar su coche.

—¿Qué es lo que más echa de menos de su casa?

—La familia, los amigos, los castells, la colla Jove, mi ciudad y su clima. Tarragona siempre será el lugar que me tendrá enamorado, aunque sus políticos la quieran empeorar.

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