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Abre a los visitantes la ópera prima de Gaudí, la única en Tarragona

El santuario de Nuestra Señora del Sagrado Corazón se podrá ver a partir de julio.

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Detrás de la Rambla Nueva de Tarragona se esconde un pequeño tesoro hasta ahora prácticamente desconocido. Es el santuario de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, considerada la 'opera prima' de Antoni Gaudí y la única del arquitecto en las comarcas tarraconenses. A partir de este julio, estará abierto a los visitantes de martes a domingo. El cura rector del santuario, Antonio Pedro Martínez Subías, explica que el espacio es la primera obra en que intervino Gaudí, aunque no hay un documento contractual que lo acredite porque, entonces, no podía firmar ningún proyecto ejecutivo porque todavía no era arquitecto. En la iglesia, de estilo neogótico, destacan las esbeltas columnas, la decoración vegetal geométrica y los arcos de catenaria del camarín de la Virgen, que «después veremos en muchas obras de Gaudí», detalla al mosén.

Además de la huella de Gaudí, el santuario, situado en la calle Méndez Núñez, también es especial porque es el primer lugar de España donde la Virgen Maria recibió culto bajo la nueva advocación de Nuestra Señora de Sagrado Corazón, de Issodein, Francia, en 1857. «Al cabo de tres años venden a las primeras monjas en Tarragona, disponen de algunos terrenos y se hace el primer colegio de Jesús Maria; de aquí sale a la península y en las colonias de ultramar», explica al mosén.

Pero la implicación de Gaudí con el santuario se inició después de que muriera su hermana Rosa y su sobrina quedara bajo su custodia, ya que el padre la había abandonado. El rector apunta que el autor mantenía una muy buena relación con el vicario general de Tarragona, Joan Baptista Grau Vallespinós, y le pidió que la niña fuera acogida por las monjas. «A partir de aquí hay una gran relación entre la comunidad, Vallespinós y Gaudí, unidos por Reus», señala Martínez Subías.

«Cuando viene aquí tenemos que imaginar un edificio hecho por otro arquitecto, que él aprovechará para hacer la nueva capilla», cuando todavía no había acabado los estudios. La iglesia es un espacio de tres naves subdividido por 12 esbeltas columnas de hierro colado y ornamentada con decoración floral geometritzada. Además de la capilla, un testimonio manuscrito de la época apunta que Gaudí también habría intervenido en la creación de los jardines del Colegio Jesús Maria, actualmente desaparecidos.

Entre las obras documentadas de Gaudí está el manifestador, de 1879, de grandes dimensiones, de madera dorada, situado sobre la columna marmórea. Por otra parte, también está documentado el altar, de 1880, con la mesa y un antependi formado por tres espacios cuadrados donde se alojan tres ángeles enmarcados por columnas; y la sillería. Martínez Subías recuerda que el 21 de julio de 1936, la Iglesia fue profanada: se quemó la sillería, el manifestador –la actual es una réplica exacta de Ferran de Castellarnau-, la primera imagen de la Virgen y el sagrario.

En Astorga (Castellano y León) hay, según el cura, lo que es otra «joya de Gaudí», el Palau Episcopal. «Cuando Vallespinós sale de Tarragona para ser nombrado obispo d'Astorga ve que la residencia había sido quemada y llama a Gaudí para que le haga un proyecto que evoca el santuario si se miran las bóvedas, las aristas y la ornamentación».

Martínez Subías, rector del santuario, reconoce que oficiar las misas desde este espacio representa «una gran responsabilidad» porque «es la única obra del maestro arquitecto en las comarcas de Tarragona». Por todo ello, reclama que «se tendría que hacer el imposible para que no se degradara y la mantuviéramos y recuperáramos con todo su esplendor». Las visitas guiadas ayudarán en este sentido, y es que la empresa organizadora, Expertus Turismo y Ocio, destinará el dinero de las entradas para restaurar algunas de las partes del santuario.

La directora d'Expertus, Marketa Stverakova, ha apuntado que, el primero que se hará, es elaborar un proyecto de restauración para evaluar cuáles son las actuaciones más urgentes de partes que están visiblemente deterioradas, «las bases de las columnas, la parte que rodea el altar o la pintura». La empresa, que ya se encarga de las visitas a la Catedral de Tarragona, entre otros espacios, confía atraer entre 3.000 y 4.000 visitantes, que pagarán entre 3 y 5 euros por la entrada.

Las visitas se alargarán durante todo el verano en un periodo que se considera de prueba y que medirá la atracción de los visitantes hacia la única obra de Gaudí en Tarragona. A partir de aquí, la empresa estudiará si amplía los 'tours' y prepara, además de las visitas guiadas y los folletones informativos, una vídeo guía que permita hacerse una idea de los elementos originales que ya no están presentes en la iglesia.

La concejala de Turismo de Tarragona, Inma Rodríguez, ha explicado que la iniciativa «era una tarea pendiente» del consistorio y que con la apertura al público, el santuario se convertirá en «el kilómetro cero» y punto de partida de la ruta modernista, con el Teatro Metropol y el Mercado Central entre los elementos principales. A partir de ahora, los visitantes «tienen una oportunidad para descubrir una joya escondida, que desde la calle no se puede saber cómo es de bonita por dentro», afirma Stverakova.

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