Diari Més

«En la isla de Koh Tao hay tiempo para hacer y para ser sin presión»

Laura Recasens, de Torredembarra, acabó en la isla de Koh Tao sin planearlo y se ha enamorado del paisaje y de su gente

Laura Recasens tiene 23 años y es Graduada en Psicología.

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La torrenca Laura Recasens, de 23 años, acabó en la isla tailandesa de Koh Tao casi por casualidad. Se marchó de viaje para descubrir nuevos países. Unos amigos que conoció en Vietnam le explicaron que pasarían la Navidad en Koh Tao. Se apuntó con el convencimiento de pasar las fiestas en la playa. Llegó el 18 de diciembre y todavía está allí. Calcula que se quedará un par de meses más.

—¿Cuál fue su primera impresión del país al llegar allí?

­-En llegar a Tailandia, ya hacía unos meses que viajaba por países asiáticos, por lo tanto, el cambio cultural que noté no fue tan abrupto como si hubiera llegado al país directamente desde Barcelona. El primer lugar que conocí fue Bangkok, una ciudad que no me gustó nada; es grande, gris y ruidosa.

—¿Fue muy sorprendente el cambio o fue, más o menos, tal como se lo había imaginado?

—Me había informado previamente sobre el país, sobre todo por otros viajeros que he ido conociendo por el camino.

—¿Cuáles son las principales diferencias entre Koh Tao y su casa?

—Casi todo es diferente, y eso es lo que más me gusta. Ya no hablo de Tailandia, sino de la isla de Koh Tao. La vida empieza más pronto y es más tranquila. El ritmo de vida no es frenético porque no hay prisa. La población tai se lo toma todo con calma, sin subir demasiado la voz, con cuidado. No hay semáforos ni carreteras bien asfaltadas, sino plantas que se comen los márgenes, mar y montaña al alcance. Hay tiempo para hacer y para ser sin presión.

—¿Cuáles son los lugares más característicos de su nueva ciudad de acogida?

—Podría denominar muchas playas, locales, miradores, calas, restaurantes... Sin embargo, creo que es mejor que la persona que decida venir, simplemente, viva la isla. Que hable con la gente, que descubra, que se aleje de las tres calles principales y busque caminos que lo lleven a lugares que le sorprendan.

—¿Qué destacaría de la manera de trabajar del país?

—No he trabajado formalmente en los dos meses de estancia (pequeños trabajos a cambio de descuentos, eso sí), pero la mayoría de gente con la cual me relaciono trabaja en la isla como instructores de buceo. No es el mejor lugar económicamente hablando para la profesión, pero permite vivir y el estilo de vida de la isla acostumbra a hacer que valga la pena.

—¿Cómo se está viviendo la crisis en su país de residencia?

—No tengo conocimientos sobre el tema.

—¿Es un buen lugar para que los más jóvenes puedan buscar y encontrar trabajo?

—En el ámbito del buceo, sí, sin duda.

—¿Desde que llegó ha vivido o le ha pasado algo curioso que no se hubiera imaginado nunca?

—El simple hecho de estar aquí, con la gente con qué estoy, con el día a día que vivo, ya es una experiencia increíble que difícilmente me hubiera podido imaginar. Es el lugar adecuado en el momento indicado. Es complicado expresarlo en palabras.

—¿Qué es lo que más echa de menos de casa?

—La familia, los amigos, mi perro, la comida. Andar unos días por lugares conocidos.

—¿Qué costumbre del país actual se llevaría hacia Cataluña?

—Me llevaría el estilo de vida tranquilo, algunos ingredientes y comidas, quitarse los zapatos antes de entrar a casa, la hospitalidad, el buen humor.

—¿Tiene intención de volver pronto o de momento no?

—Tengo intención de quedarme aquí tres meses más (cinco en total), hasta que acabe mi formación en dive master. Después volveré a casa unos meses por motivos familiares (¡muy positivos!).

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