Diari Més

«Me dijeron que, posiblemente, me tendrían que sacar los dos pechos»

Que sea una enfermedad muy asociada a las mujeres no quiere decir que los varones puedan bajar la guardia

Herrera participó hace unos días en la caminata organizada por el AECC.

«Me dijeron que, posiblemente, me tendrían que sacar los dos pechos»Joan Antoni Torreblanca

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El 99% de los cánceres de mama se desarrollan en mujeres y el 1% restante, en hombres. Es una cifra tan insignificante que la mayoría de varones no se paran a pensar si aquel pequeño grano o molestia que han notado a cualquiera de los dos pechos puede ser un tumor maligno. Herrera, tardó 10 meses en decidirse a ir al médico, pero lo cogieron a tiempo. La próxima semana hará tres años que le extirparon el pecho derecho. Esta es su historia.

—Cómo empezó todo?

—Me salió un granito justo al pezón. Yo pensaba que era de grasa, pero cada vez se iba haciendo un poco mayor. Pasado un tiempo era ya como un garbanzo. Fui al médico de toda la vida, y sólo verlo me dijo que era un tumor y de los malos. Al principio me lo pintaron muy mal, yo pensaba que no salía ni de aquella consulta aquella tarde.

—Qué se le pasa a uno por la cabeza cuando le dicen que tiene un tumor maligno?

—De todo. También tengo que decir que me lo pintaron todo muy feo en un primer momento, después fue saliendo todo mejor. Me dijeron que, posiblemente, tendría un tumor en los dos lados y que me tendrían que quitar las dos mamas. También me indicaron que tendríamos que hacer sesiones de quimioterapia y radioterapia. La verdad es que te cae el mundo encima. La que peor lo llevó fue mi mujer.

—Pensó en la muerte?

—Sí, tengo muchos antecedentes familiares. De parte de padre, eran cinco hermanos y todos murieron por algún tipo de cáncer. Lo he vivido de muy cerca y, cuando te lo dicen, te pones en la peor de las situaciones.

—Al que se aferra una persona para no hundirse en aquellos momentos?

—Lo mejor es pensar el menos posible y seguir haciendo una vida normal, como he hecho yo. Procuré seguir haciendo lo mismo. Aunque tuve que dejar el trabajo, seguía con todas las actividades habituales, para no pensar. Estaba con mi grupo de teatro, con la colla de gigantes de la escuela de las Carmelitas... Siempre hacía cosas para estar entretenido. Lo malo es cuando llega la noche y te metes en cama y piensas. En aquel momento le das vueltas a todo. Me tuvieron que dar pastillas porque no dormía, no descansaba. Me venían todos los miedos.

—Uno puede pensar en cosas bonitas mientras le hacen la quimioterapia?

—Yo a la quimioterapia iba solo. Cogía el coche, llegaba, me enchufaban los tubos, acababa, cogía el coche, y hacia casa. Las enfermeras eran encantadoras, no fue un mal trago. Aprovechaba para pensar en organizar alguna excursión con los niños o en los proyectos donde estaba. Quizás era también por mi carácter.

—Cómo llevó el proceso a su familia?

—Ellos lo llevaron peor, mi mujer se hizo un hartón de llorar. Mis hijos también lo llevaron muy mal. Pero el hecho de verme a mí, que me importaba poco, a ellos los ayudaba a llevarlo mejor.

—Cómo se encuentra Usted ahora?

—Ahora es cuando lo estoy pasando peor. Estoy con ayuda psicológica delAssociación Española Contra el Cáncer (AECC), con la psicooncóloga Elena Nolla.

—Qué hace que lo pase peor ahora que no durante el transcurso de la enfermedad?

—Cuando tienes la enfermedad es como si fueras encima de una nube, y cuando ya acabas, caes. Cuando estás enfermo, estás controlado, cada dos por tres te hacen pruebas: ahora una mamografía, después una radiografía, análisis... En aquel momento no sientes que pueda ir a peor. Lo peor viene cuando pasa un año y medio y te dicen: «Ya está, ahora hasta el próximo año». Aquí es cuando te entran los miedos, y empiezas a pensar si se te reproducirá o si recaerás. Ahora es cuando he necesitado la ayuda.

—Hablar de cáncer de mama es hablar de una enfermedad muy asociada a las mujeres.

—El problema es que la sociedad no está concienciada. ¡Por ejemplo, me apunté en una carrera popular solidaria por esta enfermedad y para las mujeres, pues me tuvieron que llamar desde la organización de Barcelona porque decían que los hombres sólo podían correr como «marido de...», y yo no lo entendía, si yo soy uno operado!

—Su condición de hombre le supuso algún quebradero de cabeza más?

—También tuve problemas en mi trabajo para la baja. Cuando la fueron a tramitar en Madrid, el programa informático, al poner mi comnapñía que yo tenía un cáncer de mama, el ordenador decía que no podía ser, daba error. Tuvimos que poner que era una intervención de un tumor.

—Antes de empezar la entrevista nos explicaba que los hombres no son conscientes de esta enfermedad, hecho que implica en muchos casos una detección tardía, cuándo el tumor ya está muy adelantado.

—Siempre lo digo, al mínimo nódulo o molestia en los pechos, hay que ir al médico de familia. Vale más que te digan que no tienes nada, que no que te digan que ya no tiene remedio... Si yo hubiera ido al principio (se lo notó en Navidad y no se lo miró hasta octubre), quizás sólo con la quimioterapia habría salvado el pecho.

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