«Muchas personas me decían que no estaban a favor ni de Trump ni de Clinton»

Una vez acabados los estudios de Educación Infantil y Primaria, Carla Amorós tenía ganas de vivir una experiencia en el extranjero para aprender inglés y a la vez trabajar en una escuela del país para conocer y aprender otras realidades educativas. Con estos objetivos la vinyolenca puso rumbo hacia Layton en agosto, una ciudad del centro de Utah, en el oeste de los Estados Unidos, donde vive con una familia y trabaja en un centro escolar de la zona.

—¿Cuál fue la primera impresión al llegar?

—Fue muy emocionante, parecía que estuviera dentro de una típica película americana.

—¿Fueron unos días complicados?

—Nada, al contrario. Fueron muy emocionantes. Tenía muchas cosas nuevas por hacer y para aprender. La familia con la cual vivo me facilitó mucho las cosas: me ayudó a instalarme y a habituarme con todas las novedades.

—¿Cuáles son las principales diferencias del país con Cataluña?

—La verdad es que hay muchas diferencias. Los horarios de las comidas, que son mucho antes que en Cataluña, y la distribución de la ciudad, donde todo son barrios residenciales de chalets y sin ningún edificio alto, son algunas. También dependen mucho del coche, lo cogen siempre, y los supermercados son inmensos. Además, se compra la comida al por mayor y algunos de estos abren 24 horas los 7 días de la semana. En la escuela también he visto que las asignaturas que imparten son diferentes de las que tenemos en Cataluña.

—¿Qué lugares recomiendas?

—El estado de Utah es famoso por la gran cantidad de parques nacionales y estatales que hay y también por la buena nieve que hay para esquiar. Recomiendo visitar la capital Salt Lake City, los parques de Bryce Canyon y Arches Canyon y el pueblo de Moab.

—Ahora que las elecciones son recientes, ¿cómo se ha vivido allí la victoria de Trump?

—Tradicionalmente Utah es un estado republicano, y en estas elecciones ha seguido la misma línea. Pero en general, los americanos que conozco estaban en contra de Trump y se han sorprendido por los resultados electorales. Y es que a la hora de votar, la mayoría de personas con quienes hablaba me decían que no daban apoyo ni a Trump ni a Clinton, y algunos han votado a partidos minoritarios, aunque decían que no serviría de nada. Con respecto a la escuela donde trabajo, me ha sorprendido bastante la reacción de algunos niños de la clase de 5º de primaria: después de la victoria de Trump escribieron frases en contra suya en la pizarra e incluso hicieron una lista de gente que no lo apoyaba.

—¿Cómo se está viviendo allí la crisis?

—No hay, o al menos por la zona donde yo estoy no se habla ni se ven consecuencias.

—¿Es fácil encontrar trabajo para un joven?

—Creo que sí. Por lo que tengo entendido cualquier persona puede encontrar trabajo y los salarios son más altos que en Cataluña.

—¿Cómo trabajan los estadounidenses?

—Trabajan de manera muy individual y con horarios comprimidos. En la escuela sólo se descansa media hora para comer y muchos maestros americanos comen en la misma clase mientras hacen trabajo.

—¿Qué costumbres te llevarías a Cataluña?

—Sobre todo la honradez de la gente: dejan los monederos en el carro del supermercado mientras compran sin ninguna preocupación, aparcan el coche y no lo cierran con llave, dejan las puertas abiertas de los garajes, etc. No tienen miedo de que les roben. La amabilidad de los trabajadores de los lugares públicos también me la llevaría: siempre te preguntan cómo va todo y te dan conversación.

—¿Qué echas de menos?

—La familia, los amigos, el mar, la verdura hervida y un buen café. ¡Ah, y poder ir andando a los sitios sin tener que coger el coche!