Catedrático de la URV
Sociedad
Josep Maria Arauzo: «El congreso Enerhub tendría que servir para convertir muchas teorías de descarbonización en políticas reales»
El catedrático de la URV es miembro del comité técnico del congreso y cree que hay que involucrar mucho más a la sociedad civil en el cambio, porque «tendremos que consumir mucho menos» y «habrá impactos»

Josep Maria Arauzo-Carod, en su despacho del Campus Bellissens de la URV.
Josep Maria Arauzo Carod es catedrático del departamento de Economía de la URV, además de subdirector del Institut Universitari de recerca en Sostenibilitat, Canvi climàtic i Transició energètica (IU-RESCAT) de la misma universidad. Todo eso lo ha llevado a formar parte el comité científico del nuevo congreso de transición energética Enerhub que se realizará en Reus el próximo 5 de diciembre. ¿Qué se encontrarán aquellos que participen en el Enerhub?
«La idea es tener un acontecimiento de territorio, lo bastante heterogéneo para que llegue a varios públicos, profesionales, administraciones, empresas y agentes sociales, y que ponga sobre la mesa la situación real de la transición energética y la descarbonización en nuestra casa».
De entrada, la situación parece indicar que llegamos tarde a todo...
El congreso tendría que servir un poco para eso, para transformar y convertir todas las teorías de transición y descarbonización en políticas reales, porque tenemos que reconocer que prácticamente está todo por hacer. Hay muchas más cosas que afrontar más allá de lo que puedan hacer las grandes empresas y no es un proceso que tenga que liderar el ciudadano, sino las administraciones».
¿Qué es lo primero que tendríamos que asumir la gente de la calle?
«Tenemos que ser conscientes de que el nivel de consumo de energía actual es inasumible. Tenemos que saber lo qué comporta crear esta energía, porque en un horizonte a medio plazo tendremos que decidir y seguramente tendremos que consumir la mitad de lo que hacemos ahora».
¿A la mitad? No parece fácil.
«Tenemos que ser realistas. Sólo la IA ya consume una cantidad de energía brutal y toda nueva tecnología implica un consumo añadido. Este es un debate que habrá que afrontar, porque, por ejemplo, sabemos que tenemos que cerrar las nucleares, pero ahora mismo no las podemos cerrar. Ahora tenemos pocas infraestructuras de producción muy grandes y tenemos que ir a muchas infraestructuras y diversas, y repartidas por todo el territorio. El cambio provocará impactos y se perturbarán algunas actividades y los precios, pero es evidente que hacen falta más parques fotovoltaicos y más aerogeneradores».
Pero no en todas partes hay espacio ni condiciones para poner de todo.
«Exactamente. En otros países hay medidas compensatorias para las zonas productoras y aquí se tendría que plantear. No podemos poner aerogeneradores en todas partes y zonas como Barcelona, que son grandes consumidoras, no tienen bastantes espacios para ser autosuficientes, de manera que seguiremos teniendo zonas productoras y zonas consumidoras, y se tendrían que establecer sistemas de más equilibrio para los que generen energía. Hará falta un debate, porque ahora mismo estamos en aquel punto de ‘lo quiero, pero no lo quiero ver’, aunque las renovables son una necesidad para todo el mundo, no un posicionamiento ideológico».
Parece que la primera apuesta clara tendría que venir de las administraciones.
«Por descontado. Nos hacen falta políticas valientes y trabajar en una dirección clara de iniciativas de transición. En nuestro caso tenemos que Reus trabaja a fondo, pero hace falta que sea de forma más global. Al ritmo actual no llegaremos a tiempo a cumplir ninguno de los objetivos, porque no tenemos capacidad para hacerlo. De hecho, estamos fomentando el uso de la energía eléctrica, pero no se crece en la generación de energía eléctrica limpia. La descarbonización implica unos costes que tenemos que asumir todos y no tengo claro que todo el mundo esté dispuesto a asumirlos».
¿Nos hemos tomado demasiado a la ligera todo este proceso?
«El problema es la comunicación, porque no se ha entendido que eso no es sólo una cuestión de cambiar una fuente energética por otra. Es un cambio de dimensión socieconómica global, que implicará grandes consensos y se tiene que implicar la sociedad civil, porque nada podrá seguir siendo como era hasta ahora».
¿Qué espera del Enerhub?
«Me gustaría que no fuera un congreso puntual, que tenga continuidad y que sea lo bastante dinámico para ir adaptándose con los años, porque las problemáticas irán cambiando con el tiempo».