Diari Més

Historia

El asesinato del general Prim, a revisión

En los últimos años han surgido versiones que desmienten que los republicanos fueran los autores del magnicidio

José M. Fontana y Alfredo Redondo, autores de ‘El asesinato del general Prim. Estudio del sumario incoado’.

José M. Fontana y Alfredo Redondo, autores de ‘El asesinato del general Prim. Estudio del sumario incoado’.Tjerk van der Meulen

Miquel Llaberia

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Joan Prim, quien fue general y presidente, es uno de los reusenses más famosos y recordados, además de trascendentales en la historia de Cataluña y España. Es conocido por varios hitos, como su participación durante la guerra de Marruecos o su patrocinio de Amadeo I de Saboya como rey de España. Sin embargo, también hay que mencionar que uno de los hechos también más recordados fue el atentado del 27 de diciembre de 1870, en la calle del Turco de Madrid, que puso fin a su vida. Hasta los últimos años, en qué han empezado a surgir nuevas versiones de lo que sucedió aquella noche, la versión oficialmente más extendida era que los republicanos, liderados por José Paúl Angulo, fueron los autores del asesinato.

No obstante, José María Fontana, junto con el historiador y codirector del proyecto General Prim, Sugranyes i Voluntaris catalans, Alfredo Redondo, fueron capaces después de una larga investigación en torno al sumario del asesinato de detectar qué incongruencias hay dentro de este. Un análisis que se recoge en el libro que conjuntamente publicaron: El asesinato del general Prim. Estudio del sumario incoado, que incluye también un esmerado índice onomástico y toponímico de 300 páginas. «Hemos estado comparando todas las informaciones dadas por todos los personajes que intervienen y, en estas comprobaciones, hemos conseguido descubrir cuáles son los falsos testimonios pagados», explica José M. Fontana. Con respecto a la versión sobre la autoría de Angulo y los republicanos sobre el asesinato, Fontana afirma categóricamente que «es absolutamente falso y está totalmente probado».

«Hay una conjunción de intereses, capitaneados por el general Serrano y su entorno, que es el encargado de contratar a los asesinos. Pero claro, hace un tiempo decir que fue Serrano era una cosa muy fuerte. Hablamos de una conspiración política de gran escala en medio de un contexto incierto», comenta. Un contexto marcado por las aspiraciones reformistas de Prim, que pretendía que la dinastía de Saboya significara un paso hacia el progreso que desde los sectores más conservadores no veían con buenos ojos. «De esta manera Serrano mataba dos pájaros de un tiro, sacaba a Prim del medio y culpaba a los republicanos de todo», añade Fontana.

Ahora bien, el gran reto al que se enfrentaron Fontana y Redondo durante su investigación era averiguar entre todos los testimonios del caso cuáles eran los falsos sobornados por el mismo Francisco Serrano. «Es más fácil descubrirlo ahora gracias al hecho de que podemos acceder al sumario a través de sistemas informáticos que nos facilitan el trabajo», apunta José María Fontana. «Hay muchos casos en qué personas que declararon como testigos que hemos podido averiguar que no estaban ni siquiera en el lugar de los hechos. Está el caso de uno de ellos que no estaba en Madrid, sino de camino a Oviedo», defensa.

Aún así, hoy día todavía muchos mantienen las versiones originales sobre los autores del magnicidio, un hecho que Fontana atribuye a un «orgullo personal». «Se escribe negro sobre blanco y no se quieren desdecir de lo que se ha desdicho, aunque haya investigaciones posteriores, como la nuestra, que lo desmientan. Incluso, hay profesores de universidad que escribieron cosas que no se tendrían que haber escrito y no quieren hacer marcha atrás», lamenta.

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