Patrimonio
Reus recupera «una parte de su alma» con la inauguración de la remodelada Bassa Nova
El espacio se ha reabierto para convertirse en un nuevo punto de encuentro, estancia, sombra y descanso

Más de un centenar de personas asistieron a la fiesta de recuperación del espacio, junto al paseo de la Boca de la Mina.
«¡Cómo se nota que hoy es un día importante!», clamaba María, la vendedora de anises, con el cesto colgando del brazo, ante la atenta mirada de centenares de personas que se habían congregado en la entrada de la Escuela Mowgli. «Acompañadme», añadió. El séquito se dirigió hacia la Bassa Nova, un lugar junto al paseo de la Boca de la Mina que antaño había visto a incontables familias reusenses degustando la Mona de Pascua, pero que, con el paso de los años, había caído en desuso y en el olvido. Eso se acabará. Un lavado de cara ha permitido recuperar el espacio como un elemento de memoria, historia y valor patrimonial y, al mismo tiempo, se ofrece para el disfrute de la ciudadanía. «¡Recuperamos un trozo del alma de Reus!», concluyó María.
La Bassa Nova fue escenario de una fiesta de inauguración tras completarse las obras de recuperación y remodelación del entorno. Un paseo teatralizado dio la bienvenida a los asistentes que, tras los parlamentos institucionales, tuvieron la oportunidad de deambular por el lugar —especialmente sobrecogedora era la experiencia de adentrarse en la balsa a través de una pasarela que permite ver el interior de la mina de agua—, descubrir sus rincones y secretos, y alimentar el estómago y el espíritu con un piscolabis compartido.
La Bassa Nova es una infraestructura construida a mediados del siglo XIX por La Hidrofórica, destinada al almacenamiento y distribución de agua. Fue un destino tradicional y popular para salidas y excursiones; un lugar de estancia para merendar y refrescarse. El Ayuntamiento de Reus, en mandatos anteriores, se había fijado el objetivo de recuperar la parcela. «Era una masía robada», decía el concejal responsable de Aguas de Reus, Daniel Rubio, recordando la primera vez que había visitado el emplazamiento, en el ya lejano 2016. No era viable habilitar de nuevo su funcionalidad inicial de depósito, pero sí devolverlo a la ciudad. «Queremos que sea un espacio de estancia, de sombra, de referencia de nuestro municipio», añadió Rubio.

El acto contó con un paseo teatralizado.
El agua sigue siendo el elemento central del enclave, con una lámina hídrica que recuerda el pasado, refresca en los días de calor y ofrece la posibilidad de navegación con barcos teledirigidos desde su muelle. La cerámica y la vegetación son dos elementos autóctonos presentes en la pérgola vegetal —cuando crezca la hiedra será un refugio climático—, las gradas y el recinto en su conjunto.
Durante la representación del paseo teatralizado, ciudadanos asistentes recordaban cómo, de pequeños, visitaban la Bassa Nova, en especial, en los alrededores de Pascua. «Queremos recuperar la memoria y construir otras nuevas en este espacio de la ciudad», expresó la alcaldesa de Reus, Sandra Guaita. La edil subrayó que, si bien el lugar permite dejar constancia de las tareas titánicas que siempre se han emprendido para abastecer de agua a la capital del Baix Camp, también permite seguir completando el mosaico de la memoria. «La ciudad puede ser muy bonita, pero, si no le ponemos memoria, emoción, alma, no tiene sentido», reflexionó. «Es un espacio para generar nuevas emociones, un alma nueva; un lugar de encuentro para disfrutar», concluyó.