Sant Pere
Reus despide la Fiesta Mayor de Sant Pere con la última Tronada y una abrasadora ola de calor
Dos jóvenes despliegan una estelada en el balcón del Ayuntamiento mientras se entona ‘Els Segadors’

El busto de Sant Pere, contemplando cómo revienta la última Tronada en su honor.
El día más esperado había llegado. Sant Pere se caía en domingo. Junto con un calor emanado directamente del averno, ofrecía una combinación que alejaba las ganas de disfrutar de la Fiesta Mayor. Pero sino al contrario, nada ni nadie lo podía evitar: con abanicos, parasoles y gafas protectoras, agua y sombra, centenares de reusenses ya habían presenciado la sesión matinal. El astro rey, que brillaba a máxima potencia, obligó a acortar las actuaciones de lucimiento. No obstante, Marcos Massó, presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Reus, encendió la primera Tronada de la jornada; los elementos festivos mostraron sus mejores bailes; y los Xiquets subieron al balcón del Ayuntamiento.
Tocadas las seis de la tarde, bestias y danzas abandonaron el Palau Municipal, donde se habían refugiado, para ir a postrarse delante de la efigie del Sant Patró. Y una hora más tarde, los Diables encabezaron el Séquito. La calle de Sant Pere Apòstol se había habilitado como tramo tranquilo; un espacio en que la música sería suave y no habría ni fuego ni petardos. Era un área destinada a las personas con altas sensibilidades, para que también puedan vivir y amar la Fiesta Mayor y, al mismo tiempo, una ocasión para romper mitos. Los emisarios del averno daban miedo, los niños los contemplaban asustados, pero cuando una encajó manos, las caras se transformaron en pura joya. Escenas similares se repitieron con la llegada de la Víbria y el Drac, gentiles y mansos. Hasta que no giraron hacia el Pallol, bastante calor hacía para encender más mechas.
Mientras tanto, la Àliga esperaba, pacientemente, su turno delante de la Prioral. Diez minutos antes de las ocho, sus plumas de oro se alzaron y quedaron mirando, fijamente, la puerta. De allí salió el busto de Sant Pere, resguardado bajo el tálamo. Y el ave le ofreció, solemnemente, su baile, golpeando las alas. La genuflexión final hizo estallar una ovación. Y como de estallidos va la Fiesta Mayor, la Àliga, Sant Pere y las autoridades se sumaron a la Procesión.

La Àliga ofreciendo al Patrón su baile solemne.
Tronada y sorpresa final
Los elementos del Séquito Festivo fueron ocupando sus lugares en la plaza del Mercadal. La emoción era tal que, al llegar los Xiquets, el pilar caminante fue demasiado deprisa y cayó. A pesar del susto, la plaza entera irrumpió en aplausos. Cuando finalmente aparecieron la Àliga y Sant Pere, ya estaba todo listo para despedir la Fiesta Mayor.

La alcaldesa, Sandra Guaita, tomó las riendas para encender la Tronada. Con una explosión tras la otra y con los gritos de gozo y euforia, Sant Pere 2025 llegó a su final con una fuerte traca y los vítores de una plaza donde casi no cabía nadie más. Entonces, cuando parecía que todo había acabado, hubo una última sorpresa. En una fachada próxima a la Casa Navàs se extendió una larga estelada con «Reus» escrito, mientras al nordeste del Mercadal se soltaba una gran bandera independentista sobre el público. Paralelamente, un par de jóvenes accedieron al balcón del Palau Municipal y desplegaron el mismo símbolo, a la vez que se empezaba a entonar Els Segadors.

Joves amb l’estelada al balcó de l’Ajuntament abans que el membre de seguretat els fes retirar-la.
Mientras sonaban gritos de independencia, personal de seguridad expulsó a los dos menores y retiró la bandera, a la vez que los gritos de alegría se convertían en protestas. Al acabar el canto de los Segadors la situación se normalizó y agentes de paisano de la Guardia Urbana identificaron a quien había extendido las esteladas tanto en la plaza como en el balcón consistorial.