Diari Més

Memoria

Se analizará si hay restos en Pich Aguilera, pero «eso no quiere decir que se pare el proyecto constructivo»

Generalidad y Ayuntamiento trabajan para decidir cómo proceder con la posible fosa de la finca

La antigua fábrica textil de Pich Aguilera se encuentra en la avenida del Presidente Companys, cerca del Mercado Central.

La antigua fábrica textil de Pich Aguilera se encuentra en la avenida del Presidente Companys, cerca del Mercado Central.Gerard Martí

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El Ayuntamiento de Reus proyecta construir viviendas en el espacio ocupado por la antigua fábrica textil de Pich Aguilera. Ya intentó vender la finca a finales del 2024 con una subasta pública, por 4,9 millones de euros, pero el concurso quedó desierto. Días atrás, el consistorio puso a disposición de la Generalitat de Catalunya los terrenos en el marco de la reserva pública de suelos para pisos sociales. No obstante, cualquier operación está condicionada por la presencia de una posible fosa de la represión franquista. La alcaldesa de Reus, Sandra Guaita, detalla que «se tiene que analizar si hay restos o no». En caso de que se encontraran, se exhumarían, identificarían y dignificarían. Con todo, eso no impediría sacar adelante el proyecto urbanístico.

La fosa de Pich Aguilera está identificada como «probable» en el Banco de la Memoria Democrática, si bien se desconoce el estado de conservación. La Dirección General de Memoria Democrática ya llevó a cabo unos primeros pasos iniciales para establecer con el Ayuntamiento «una colaboración con relación al emplazamiento y explorar de manera conjunta vías para encontrar una solución consensuada y coordinada», tal como adelantó Diari Més. Guaita confirma que «la Generalitat está trabajando con nosotros» y señala que «si se encontrara alguna cosa, el Gobierno decidirá, de acuerdo con los protocolos que tiene, como continuar».

La alcaldesa subraya que, en caso de que se encuentren restos humanos, «se tienen que sacar y catalogar para buscar a los familiares, que probablemente no saben que están allí». «La voluntad es, si hay, dignificar a estas personas», expresa.

A estas alturas, la autoridad catalana no habría accedido al inmueble de la avenida del Presidente Companys, junto al Mercat Central. La alcaldesa explica que sí que se ha entrado «a escala municipal» y que «no hemos detectado nada todavía», pero «tampoco tenemos nosotros los mecanismos que utiliza la Generalitat».

Según se comunicó desde el Gobierno catalán al consistorio, «en caso de que se encontraran restos de esta fosa, lo que se haría sería sacarlas, identificarlas y dignificarlas». «Eso no es un proceso muy largo, según nos comentaron», menciona a la alcaldesa.

Con todo, «eso no quiere decir que se pare el proyecto» y «no lo paraliza de manera indefinida». «Muchas veces, se trata de recuperar los restos, identificarlas y guardarlas», informa, concretando que «supone unos meses, pero no de manera indefinida». «Continuará el proyecto, pero dignificando a las personas que fueron enterradas allí», menciona Guaita.

La alcaldesa explica que «nosotros lo que queríamos hacer es dar respuesta a una necesidad que hay de vivienda: tenemos una finca en el centro». «Lo que no entiendo es lo que no ha pasado en esta finca durante tantos años», asevera. «Ahora todo el mundo da soluciones, pero durante muchos años nadie ha hecho nada para que pasen cosas», remata.

La voluntad del gobierno municipal era vender la finca para destinar el espacio a la construcción de pisos, habilitar bajos comerciales y urbanizar un pasaje. La densidad máxima es de 192 viviendas. La alienación también está acondicionada por la posibilidad de haber restos contaminantes en los terrenos por su actividad industrial pasada.

El pozo se construyó al principio del siglo XX y estaba destinado a proveer de agua Pich Aguilera. En 1951, en un momento de sequía, la propiedad encargó a Antoni Batlle i Mas la elaboración de un informe y de los planos para estudiar la viabilidad de aprovechar la infraestructura. Un familiar suyo habría bajado a comprobar el estado inferior y habría vuelto sin color en el rostro. Explicó que, a unos treinta metros de profundidad, se apilaban decenas de cadáveres. La dirección de la fábrica habría ordenado poner fin a la inspección y cegar el pozo.

La imagen de la represión franquista en la posguerra

Investigando por su cuenta, Batlle descubrió que los cuerpos podrían pertenecer a prisioneros encarcelados en las naves contiguas a la Escuela del Trabajo durante la posguerra. El actual Instituto Baix Camp, que había sido utilizado como fábrica de materiales de guerra y taller de aviación, tuvo la función, a partir de septiembre de 1939, de centro de reclusión. Aunque poco más tarde se habilitaría el cuartel de la caballería para el cometido, no se puede descartar que las instalaciones siguieran siendo un campo de concentración, dado que Batlle describió que panaderos fueron cerrados después de una manifestación que habría tenido lugar en 1941.
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