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Reus

La primera evaluación: luz, fuego, reacción

Fotografía de grupo de casi la totalidad del gobierno municipal de Reus, el verano pasado.

Fotografía de grupo de casi la totalidad del gobierno municipal de Reus, el verano pasado.Gerard Martí

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El 28 de mayo del 2023, la euforia soltaba el feudo del PSC en la plaza del Castell. ¡«Visca, Visca, Visca, Reus socialista»!, se bramaba. La lista encabezada por Sandra Guaita había sido la más votada, seduciendo a 8.583 electores, y empezaba el camino para recuperar la alcaldía. Los números sumaron y, con la adhesión de ERC y Ara, la vara de la alcaldía quedó en manos de una mujer por primera vez en la historia de Reus.

La noche había tenido, sin embargo, otros protagonistas indirectos: los alumnos de Guaita en la URV tenían examen de su asignatura justo el lunes de resaca por los comicios, y esperaban que los resultados se tradujeran en buenas notas. Si la memoria no yerra, la satisfacción acabó siendo generalizada. Dos años más tarde, ahora son la ya alcaldesa y el equipo que la flanquea quien se tienen que someter a la evaluación.

Al ecuador del mandato se ha llegado y, por ahora, el gobierno está siguiendo un ritmo de trabajo constante y pautado. Bien acelerado, bien parsimonioso, el ejecutivo local está viviendo, todavía, de las últimas remesas de la herencia de Carles Pellicer y será, a partir del pitido de la segunda mitad, que realmente se verá la huella que Sandra Guaita y compañía serán capaz de dejar en la capital del Baix Camp.

No obstante, no es una observación corrosiva, sino cuestión de reconocimiento. Lo que se empieza, se tiene que acabar, y los trámites de la administración pública requieren paciencia —a veces, en medidas desmesuradas— y tiempo. Ideas propias hay —el Eje Astorga es un ejemplo—, pero de hoy para mañana no serán.

Como marca propia, el tripartito PSC-ERC-Ahora se ha caracterizado por su capacidad reactiva, en especial, por la estela roja que deja detrás. No tardó a implantar un plan de choque de limpieza, ya el primer verano, para paliar aquello que se consideraba insuficiente. Una ciudad «gris», que decían. Lo sucedieron más, como para mantener los parques infantiles.

A estas alturas, todavía reina la sensación de que el ejecutivo funciona a base de veces|golpes, como un punching baile. Hay una recriminación y, entonces, se actúa. La planificación es clave para prevenir. El Plan de Acción Municipal (PALMO) es la hoja de ruta a seguir. Y, de nuevo, será a partir de este preciso momento que tocará demostrar de verdad si se es capaz de trabajar con los largos encendidos o si sólo se ponen parches y tiritas sin desinfectar la herida ni abordar el elefante en la sala.

Símil animal hecho, Observa y los escuderos han tenido que tragarse una cantidad desorbitada de sapos, y de los más tóxicos y mayores que había en los cinco continentes. La subida de impuestos del primer ejercicio o el cierre de una línea de la Escuela La Vitxeta o de la Residencia de Personas Mayores ICASS fueron batallas que se cogieron en cuestión de meses.

La funeraria fue el epicentro de dilema tras dilema, llegando a convertirse en un desagradable debate de acusaciones cruzadas. La nueva zonificación escolar y la ubicación de la estación de autobuses son temas hostiles que todavía hay sobre la mesa. Algunas de las cuestiones ni siquiera son competencia municipal, sin embargo, incluso en casos así, o quizás precisamente en casos así, es vital comunicarse, explicar las cosas.

Una sólida argumentación puede ser capaz de amansar las fieras y, a menudo, ha reinado por su tensa ausencia. Nunca lloverá al gusto de todo el mundo y la acción de gobierno siempre recibirá críticas, siempre. Se tiene que ser capaz de tomar decisiones impopulares en pro de un bien común, pero sin una justificación detrás, se convierte un blanco fácil, y el concepto de la escucha activa se convierte en arma de doble hilo. Y alerta: rectificar siempre que hay una queja tampoco es sinónimo de trabajo bien hecho, ni de escuchar, sino de inseguridad.

Con todo, el gobierno municipal no ha sido sinónimo de un drama total —de isla. A pesar de desavenencias internas, Observa siempre ha defendido que «ha venido a trabajar» y, poco a poco, va marcando huella. Ya había advertido que el primer año se tenían que atender «necesidades urgentes» y que, en paralelo, se pensaría «a lo grande».

No perdió el tiempo a cumplir una de las promesas electorales: el Mercado del Carrilet permanecerá en el emplazamiento actual. El conocimiento ha adoptado un rol prioritario y Reus ya es Ciudad de la Ciencia y la Innovación. No son palabras vacías, o no tendrían que serlo: la ciudad tiene que interiorizarlo como una forma de hacer y ser.

InnoReus, la Brigada de Intervención Rápida o el SOABEM son buenas cartas de presentación. Conservando concejalías anteriores, Ahora Reus saca adelante la ampliación del cuerpo de la Guardia Urbana y el RENATUReus. Esquerra lidera iniciativas como la Escuela de Oficios, participación o las transformaciones de la calle Ample, el Gaudí Centre y el Museo de Arte e Historia. Trabajo de hormiga. La evaluación es continuada.

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