Entrevista
Antoni Tolmos: «Tan poco real es la sensación que eres un desastre como cuando piensas que eres Superman»
El pianista y comunicador presentó a Galatea Llibres su nuevo libro, ‘Quan dubtes de tu. Autoestima per a artistes’, que aborda la importancia de la gestión emocional en la vida y la trayectoria

Tolmos ha sido mentor de Mariona Escoda y remarca la importancia de saber gestionar los momentos.
Hay que tener la autoestima alta.
«No acostumbro a hablar de autoestima alta. Una autoestima muy alta tampoco es buena. Diría, más bien, una autoestima sana. Todos nos movemos, a lo largo de la vida, por momentos que hacen que nos estimamos en un grado diferente. Tenemos momentos en que estamos muy seguros de nosotros mismos y otros que nos valoramos muy poco. Fluctuamos durante la vida, el mes, la semana y el día. Según cómo te ha ido un concierto o una presentación, sales de la sala con una autoestima muy buena o pensante que eres un desastre. Es importante saber dónde estás, como eres, como sientes. A partir de eso, se intenta gestionar cada momento. Si tengo un muy mal momento, sabré que es temporal, que no es real. Cuando pienso que soy Superman, también lo tengo que gestionar».
Se tienen que regular los grados bajos, pero también los altos.
«Los extremos siempre son malos. Tan poco real es la sensación que eres un desastre como el éxito. Hay artistas de élite que pueden llenar un estadio con 10.000, 15.000 o 20.000 personas. Viven una inyección de su ego y eso les puede hacer caer en una falsa realidad. El público estaba aplaudiendo a un personaje. Cuando bajas del escenario y llegas a casa, allí no tendrás 15.000 o 20.000 personas aclamándote. Hay que diferenciar al personaje y la persona y que los dos se entiendan para mantener un equilibrio sano».
¿Es complicado mantener el equilibrio?
«Sí, es difícil. A los artistas jóvenes, les intento inculcar la idea de la trayectoria artística. No se trata de que hagan una publicación puntual y que sea viral en 24 horas, sino que tienen que construir una trayectoria. Yo hice mentoría a Mariona Escoda. La ayudé a grabar las primeras canciones, le produje el primer disco e intenté que tuviera la visión de tener una trayectoria; que será toda la vida que te dedicarás a la música. En su caso, creo que está sabiendo gestionar muy bien la parte emocional de todo».
¿Afectan a las redes sociales?
«La viralidad y la inmediatez han sido, seguramente, grandes problemas. Ahora mismo todos estamos inmersos en un consumo muy rápido. Si te fijas, ya no se publican trabajos de diez canciones. Salen singles y se intenta que en una semana o diez días adquieran reproducciones. Una vez te lanzas a las redes sociales, ya eres de dominio público y cualquier persona te puede animar un día o hundirtelo porque te escribe un texto muy desagradable y, entonces, aparece el síndrome del impostor. Someterse a esta crítica tan feroz es muy complicado y hay que gestionarlo».
¿Los talent show dificultan mantener este equilibrio?
«El cerebro se va educando continuamente y se acostumbra a una serie de input. Por ejemplo, a un aplauso. Sientes placer por aquel aplauso, genera dopamina. En estos programas, el reconocimiento dura unos días, el cerebro se va acostumbrando, pero cuando el foco se va, no lo acaba de entender, pide su dosis de dopamina y, si no la recibe, te hace sentir mal. Ni la euforia de antes era tan real ni la sensación de ahora lo es. Hace muchos años, era reticente a aconsejar a los artistas que entraran en un talent show, pero hay casos en que los ha ayudado a dar un salto y eso es muy importante también. Yo ahora no digo ni sí ni no: gestionémoslo y prepárate para cuando las cosas vayan muy bien o muy mal».