Historiadora de la literatura, crítica, escritora, profesora e investigadora
Entrevista
Montserrat Corretger: «Leer te permite ser libre de espíritu y de pensamiento; quien no lee está dominado por los otros»
La historiadora de la literatura, crítica, escritora, profesora e investigadora recibió el Galardón al Conocimiento que otorga la concejalía de Promoción Económica, Innovación y Conocimiento

Considera que, en la escuela, lo importante no es conseguir un lector para el momento, sino para el futuro.
¿Qué requiere ser un buen profesor?
«No pensar que sólo con una gran carga intelectual hay suficiente, sino que se necesita una buena relación mental y personal, humana, con el alumnado. Eso es muy importante. Se tiene que latir al unísono, que el alumno y el profesor dialoguen, aunque no hablen».
¿Cómo se consigue esta conexión?
«Yo creo que se consigue a base de muchas horas de preparación por parte del profesor. El alumno respeta, quiere y escucha al profesor que realmente ve que se preocupa de él, que va bien preparado, que ha trabajado mucho.
No está tanto en el hecho de que sepas muchas cosas, pero si el alumno ve que eres una persona que se preocupa por él, que busca unos textos oportunos y que le puedan gustar, que si le preocupa una cosa, tú la próxima clase lleves la solución a aquella desazón o aquella sugerencia, eso lo agradece mucho, tanto que entonces se interesa por la materia.
Yo he tenido que cambiar muchas veces el plan de clase porque el alumno se ha interesado mucho por una cuestión. Es un milagro. No en todas las clases se produce, pero cuando pasa, es tan bonito...».
¿Cómo se consigue que los jóvenes se interesen por la lectura?
«Buscando obras y fragmentos que enganchen. No por nada banal ni frívolo, sino porque tengan una calidad tan grande que todo el mundo esté abierto. Hay cosas que tienen tanta calidad, que están escritas con tanta gracia, con una sutileza tan grande, que todo el mundo cae postrado delante de aquello, incluso el más desinteresado de los alumnos.
Por eso se tiene que preparar mucho una clase. Quiere decir eso: seleccionar muy bien los textos, pensar qué dirás a aquel alumnado concreto. Si sólo te preparas cuántas metáforas hay, terminamos y ya podemos salir corriendo. Es cuestión que haya este intercambio rico porque, entonces, el alumnado, motivado, te cuestiona, te sugiere, te pregunta y te dice cosas que tú no habías pensado. Hay un intercambio precioso».
¿Es importante leer?
«Leer es muy importante. Te permite ser libre de espíritu y de pensamiento. El que no lee está dominado por el pensamiento de otros y el que lee se constituye, se configura, un pensamiento propio a partir de la riqueza de todos los matices de los autores y los pensadores que lee. Abre muchos caminos. Yo comparo leer con viajar. Muchas personas piensan que viajando aprenden mucho, y es cierto, pero si se hace de manera consciente.
El viaje mental es tanto o más rico como el físico. Incluso, te obliga a cambiar, a transformarte, a hacer una catarsis, a replantearte cosas que tenías asumidas. Está constantemente modelándote. No se trata de leer mucho, sino seleccionando. No se había publicado nunca tanta literatura.
Entonces, tenemos que saber seleccionar. Y también no leer sólo autores nuestros, sino contrastar con otras figuras mundiales. Nos tenemos que enriquecer de todos modos. No es leer mucho, sino saber leer aquello que nos conviene».
Cada vez se lee menos. ¿Cómo se puede revertir la situación?
«Eso me preocupa mucho. Sigue habiendo juventud que lee bastante, pero es cierto que veo que las nuevas generaciones tienen más tirada hacia la cuestión digital. No tengo la varita mágica. Creo que desde que la literatura ha entrado de una manera reglada en la enseñanza ha perdido más de lo que ha ganado. Al chico se le ha puesto la lectura como una disciplina más del currículum escolar.
Si se lo ha obligado y, sobre todo, se hace con un libro que no le iba bien, esta persona casi que se ha vacunado contra la lectura. Como solución, yo creo que es dar a entender que la lectura es un placer y que quién no lee, se lo pierde.
Tendría que haber mucha habilidad, mucha sensibilidad, por parte de los que dirigen los programas para encontrar la lectura apta para conseguir no sólo un lector para aquel momento, sino un lector para el futuro. Ahora se le demuestra que leer es un castigo o un aburrimiento. Aquí está el error».