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Energía

La comunidad energética del Agro-Reus, pendiente de los últimos detalles

El Ayuntamiento de Reus y Endesa trabajan para acabar la fase de obra civil, como mucho, a principios del 2025

Imatge aèria de la planta fotovoltaica del dipòsit municipal de vehicles.

Imagen aérea de la planta fotovoltaica del depósito municipal de vehículos.Ayuntamiento de Reus

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El Ayuntamiento de Reus y Endesa están ultimando los detalles para la puesta en marcha de la comunidad energética del polígono Agro-Reus. Aunque el calendario marcaba «finales de año» como objetivo, a estas alturas todavía queda pulir los últimos flequillos. Fuentes de la compañía eléctrica calculan que todo estará terminado a principios del 2025 si no surge ningún impedimento durante los trabajos que quedan.

El concejal jefe del área de Medio Ambiente y Sostenibilidad, Daniel Rubio, explica a Diari Més que, por la parte municipal, las placas solares y el cableado están instalados y «estamos ultimando cuatro temas de conexiones, módems, alguna obra civil». «Nosotros, internamente, poca cosa ya nos queda a hacer: lo que nos queda es conectarnos a la red», apunta. Por su parte, fuentes de Endesa confirman a Diari Més que en septiembre se validó que en la planta fotovoltaica del depósito de vehículos «estaba todo correcto» y, entonces, empezaron los trámites para poder ejecutar una pequeña intervención, consistente en la remodelación de la red eléctrica del polígono «para que pueda dar suministro a las placas y adecuar la energía que se genere». Si bien no pueden precisar cuándo podría entrar en funcionamiento la comunidad energética, «se está trabajando para que sea lo antes posible».

Mientras tanto, «lo que sí que estamos trabajando internamente es la parte más estatutaria y protocolaria, como haremos la distribución de la energía y de los excedentes entre los miembros de la comunidad,» afirma a Daniel Rubio. El concejal expresa que esperan indicaciones de la compañía eléctrica para saber «hacia dónde tenemos que instalar cables» y, a medida que se concreten los detalles, «instalaremos las estaciones transformadoras». «Ahora mismo se trata, más bien, de esperar que la parte externa se pronuncie para poder acabar la parte de obra civil, con las zanjas y las conexiones que se tienen que hacer, y ya estaríamos preparados», cierra al edil de Medio Ambiente y Sostenibilidad, expresando que le gustaría que los plazos «fueran más ágiles».

Hay que recordar que la energía producida por la comunidad, un proyecto publicoprivado, servirá para el autoconsumo de las empresas que forman parte y el excedente, gestionado por Reus Energia, se destinará al consumo de edificios municipales.

Proyectos comunitarios

Las comunidades energéticas no sólo están al orden del día del Ayuntamiento de Reus. La asociación de vecinos (AVDA) de la Mineta impulsó, hace tres años, la compra colectiva de placas fotovoltaicas con la voluntad de reducir la dependencia, el coste y la huella ambiental. La fase final consistiría en crear una comunidad energética. Con una cincuentena de familias habiendo colocado los paneles, la idea de la comunidad había quedado descartada por «dos motivos», comenta al presidente de la entidad, Xavier Panisello.

«Por una parte, el modelo de comunidad energética que planteamos no está regulado: hay que tener un solo centro de producción de titularidad compartida, mientras que nosotros tenemos muchos centros privados, y las operadoras no están dispuestas a entrar en modelos de compartición de excedentes entre diferentes particulares», comenta. El modelo planteado por el vecindario es la de decenas de pequeños puntos de producción que acumulan los excedentes en una bolsa común que se puede compartir entre los socios y terceros próximos. Incluso, llegaron a plantear la idea de canalizar parte de los excedentes a través de los servicios sociales del Ayuntamiento de Reus para que familias en situación de vulnerabilidad tengan acceso a la energía a un precio asequible.

La segunda casuística, las tipologías de baterías del mercado. «En los círculos especializados se está hablando ya que, en poco tiempo, las baterías virtuales, o huchas, desaparecerán como servicio», explica Panisello. La otra opción sería disponer de baterías físicas, método con el cual «se reduce la cantidad de excedentes que envías a la red». Este escenario «tiene un beneficio para el productor, ya que tienes la capacidad de almacenarla y consumirla cuando te haga falta sin tener que estar pendiente de los precios de compensación y de compra». No obstante, al mismo tiempo, «como no se envían tantos excedentes, va perdiendo sentido al modelo de comunidad que planteamos», reflexiona el portavoz vecinal.

Con todo, Panisello no cierra la puerta. «Los últimos meses hemos visto alguna posibilidad de algún tipo de comunidad similar a lo que queremos y estamos investigando un poco el tema por si se abre una ventana de oportunidad», expresa. «Sin embargo, hoy por hoy, no tenemos nada», cierra.

En paralelo, la Comunalitat Reus Sud, a través de la línea de la soberanía energética, sigue «trabajando» para activar una comunidad energética en los barrios del sur. La intención es que sea de carácter vecinal, es decir, que sean las entidades y los residentes los que decidan qué hacer con la energía producida. El objetivo es que los beneficios reviertan a la zona a través de iniciativas sociales.

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