Diari Més

«El alcalde de Reus no tiene que estar en el despacho, en la plaza es donde se vive»

Pellicer considera que un alcalde tiene que dedicar «las 48 horas» al cargo y tiene que estar siempre al alcance de la población

Pellicer, a la plaça del Mercadal, davant de l'Ajuntament.

«El alcalde de Reus no tiene que estar en el despacho, en la plaza es donde se vive»Gerard Martí

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El despacho del Ayuntamiento podía haber sido la segunda residencia de Carles Pellicer, pero, en realidad, hay otro rincón donde ha pasado más tiempo: las calles de Reus. Sea visitando los barrios con el programa de proximidad de la alcaldía, disfrutando en el Estadi Municipal del fútbol, conmemorando el aniversario del Centre Aragonès El Cachirulo cantando jotas o bailando a la Fería de Abril, la «vocación» de Pellicer lo ha llevado a romper «la urna de cristal». «El alcalde no tiene que estar en el despacho», asevera.

Allí ha mantenido reuniones, ha tomado decisiones, pero uno de los rasgos identitarios de su mandato es que, después, sin ni siquiera cambiar su característico outfit de americana y camisa blanca, ha bajado a la plaza, «donde se vive, donde se ve, dónde se cuece, dónde se llora y dónde se ríe». «Tienes que ser capaz de escuchar lo que te dice la señora que se sienta en un banco y lo que te dice la que acaba de pasar, que te dan una visión que no es la del despacho. Los fríos números están muy bien, son necesarios, pero tienes que ver cómo está la ciudad», considera.

«Estoy orgulloso de que haya mucha gente que me diga 'no entiendo cómo se puede gobernar así, estando en todas partes tratando de solucionarlo todo'», declara. Desde una bombilla fundida hasta ejecutar una gran inversión, pasando por recoger un papel del suelo o avisar si hay un hoyo. «Una pintada la sacaría yo», añade. La «vocación» ha llevado a Pellicer a que lo acusen de ser «un alcalde de pueblo», pero asegura que no puede «pasar» de ver que la «mejor ciudad del mundo» no está impoluta. «No lo sabría hacer de ninguna otra manera», expresa. Pellicer explica que ha sido el alcalde «las 48 horas del día, todos los días del año, Navidad incluido». No ha tenido ni el viernes, ni sábados, ni domingos libres; ni vacaciones. Cuando se lo reclamaba, tenía que ponerse la indumentaria y saltar al terreno de juego con inmediatez. Ocurrió con la pandemia. «Para ser alcalde, tienes que tener muy claro que tu disponibilidad tiene que estar al 200% al servicio de la ciudadanía», la soberana responsable de elegir alcalde y sacarlo del poder y, al mismo tiempo, figura clave a la hora de entender la confección de Reus.

«La ciudad no la hace el Ayuntamiento, no la hacen las administraciones; la hacemos entre todos», remacha el alcalde saliente, que aprovecha la ocasión para aplaudir la constante actividad que se respira cada día, cada semana, en cada lugar: las salidas de motos, los encuentros de ciclistas, las competiciones deportivas, el Trapezi... «El Ayuntamiento ayuda, acaba de completar, procura no ser un impedimento, que veces es cierto que lo somos porque se tiene que aplicar la ley, pero la ciudad avanza gracias a su gente», celebra. Por este motivo, no se quiere despedir del cargo sin dedicarle un último «gracias» a la población que ha hecho de Reus «la mejor ciudad del mundo».

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