La ayuda municipal sufragará un 40% de los gastos de la Fundació Bara

La Fundació Mossèn Frederic Bara i Cortiella, después de meses de desazón, puede respirar una cierta tranquilidad. El presidente de su Patronato, Joan Anton Cedó, firmó el martes un convenio de colaboración con el Ayuntamiento para el desarrollo del programa Obrim somriures, basado en acoger, educar e integrar en la sociedad a los niños en riesgo social y sus familias.

El acuerdo, vigente hasta el 31 de diciembre del 2024, determina la concesión de una ayuda de 60.000 euros a la Fundación para el ejercicio del 2023, una cantidad que ayudará a sufragar entre un 35 y un 40% de los gastos, según calcula Felip Vidiella, miembro del Patronato de la Fundación. «Tendremos que seguir buscando fuentes alternativas de financiación», añade.

Vidiella comenta que el convenio permite volver a la situación que se vivía hace dos años, cuando la entidad contaba con una subvención anual por parte de la administración pública, de la misma cantidad monetaria. La diferencia principal es que una parte del dinero se adelantará este mes de abril y ayudará a desarrollar la actividad prevista, mientras que, antes, las ayudas llegaban con posterioridad, una vez concluido el ejercicio.

«Es un paso adelante y lo vemos positivamente», valora. Además, detalla que el convenio les parece «suficiente» porque sigue las mismas directrices que se pueden pedir a unos patrocinadores, es decir, un compromiso a corto plazo. Dos veces al año, ambas partes se reunirán para revisar si se están cumpliendo los objetivos fijados, para determinar si se activa la posibilidad de prórroga, que contempla cuatro anualidades más.

Entre otras cuestiones, Vidiella menciona que se valorará el número de niños que se atienden o las meriendas que se proporcionan. «El Ayuntamiento reconoce el trabajo que hemos estado haciendo y se ha dado cuenta de la contribución de la Fundació a la sociedad», comenta. Al mismo tiempo, celebra que se ha mejorado la relación con el ente municipal.

El miembro del Patronato alerta, sin embargo, de que el porcentaje que cubrirá esta partida probablemente disminuirá con el paso de los meses, sea porque tendrán que acompañar a más niños o por el incremento de precio de la cesta de la compra.

«Hace unos años teníamos 60 niños y ahora son 130. El número siempre ha ido aumentando. Espero que algún día se estabilice o baje», apunta Vidiella, quien señala a factores como la guerra de Ucrania o la pobreza alimentaria como agravantes del escenario. El ejercicio del 2022 cerró con unos gastos registrados de 130.000 euros y el Patronato espera que la cifra se mantenga o aumente, ya que los costes de la vida no bajan.

Contribuciones anónimas

Vidiella subraya que, desde que se supo que la Fundació Bara no era la adjudicataria del concurso para la atención de niños y jóvenes vulnerables, resolución que se dio a conocer en junio del año pasado, se ha vivido un aumento de aportaciones de particulares que querían contribuir a la subsistencia y al correcto desarrollo de la entidad con sus ahorros.

También agradece las iniciativas solidarias promovidas por otras organizaciones, como los conciertos solidarios de Mémora y de la Confraria dels Sants Just i Pastor. «No son grandes cantidades, pero hacemos un balance positivo desde el punto de vista emocional», expresa.

Para hacer partícipes a los ciudadanos de las tareas de la Fundació e intentar atraer a más patrocinadores, Vidiella señala que se esforzarán para transmitir la información y el mensaje de una manera «más didáctica, más abierta, más dinámica».

La Fundació Bara i Cortiella tiene entre manos varios proyectos para recaudar fondos. Se está planteando crear un programa de apadrinamiento, pero todavía no está «consolidado», después de que la prueba piloto no alcanzara los resultados deseados. Para Navidad, volverá a repartir tarjetas electrónicas de felicitación de las fiestas.