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Los afectados por el incendio de Vidal i Barraquer en Reus abandonan el Hotel Gaudí

Muchas de las familias se han visto obligadas a volver a su casa a pesar del estado actual de las viviendas

Estat d'un dels replans del número 47 de l'avinguda Vidal i Barraquer, malmès pel foc.

Los afectados por el incendio de Vidal i Barraquer en Reus abandonan el Hotel GaudíSergi Peralta Moreno

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Paredes y puertas ennegrecidas, ladrillos a la vista, cables colgando, restos de yeso en el suelo, una capa de polvo sobrevolando el rellano y un extintor calcinado. Las imágenes del interior del número 47 de la avenida del Cardenal Vidal i Barraquer «asustan», en palabras de la inquilina de uno de los pisos, Souad.

Ayer volvió a casa, acompañada de su marido y de dos criaturas. Una de las pequeñas rompió a llorar nada más ver la puerta. «Ya no es la misma», lamenta su madre. Estaba reviviendo la pesadilla del fuego que les obligó a abandonar el hogar hace un mes y medio. «Tenemos que volver, no tenemos ninguna otra opción. Era eso o dormir en la calle», reconoce.

Igual que ella, una treintena de personas tuvieron que abandonar ayer el Hotel Gaudí. El Ayuntamiento de Reus había proporcionado un alojamiento temporal a las personas afectadas por el incendio que lo requirieron, sin embargo, pasadas las semanas, después de efectuar un análisis individual de cada caso, los equipos técnicos de servicios sociales determinaron que sólo dos familias cumplían los requisitos para optar a la solución residencial.

Se les seguirá acogiendo y se les hará un seguimiento de su situación. El resto, sin embargo, tenían el 15 de marzo como fecha límite para dejar la habitación. «A partir del jueves tenemos el hotel lleno por grupos que tenemos contratados desde el año pasado y no podíamos prolongar la estancia de los afectados. Desgraciadamente, porque nos gustaría seguir ayudando a esta gente», valora el director del hotel, Alberto Fraile. Si hubiera una cancelación de última hora, abre la puerta a realojar a alguien.

Muchas de las familias optaron por volver a casa, a la avenida Vidal i Barraquer. Los operarios todavía trabajan para acondicionar las áreas comunes, para pintarlas y poner una capa de yeso y otra de pladur. Rehabilitar el interior de las viviendas dependerá de los propietarios y de los seguros que tengan contratados.

Souad ha buscado ir a vivir a otro piso, pero no ha encontrado nada por menos de 600 euros al mes. «No puedo pagar esta cantidad», señala. Ha pedido un piso de protección oficial, pero, por ahora, le toca esperar. «Todavía falta mucho trabajo por hacer, ¿pero dónde tenemos que ir? No tenemos ningún sitio al que ir, nos las tenemos que arreglar aquí. Estamos limpiando, tenemos que pintar. Sin embargo, no creo que nada vuelva a ser como antes», subraya.

En paralelo, el Ayuntamiento, tal como confirman fuentes municipales, se ha puesto en contacto con la comunidad de propietarios del bloque afectado para pedirles que agilicen los trámites para acabar las obras cuanto antes mejor. Los operarios calculan que en un mes, las actuaciones en la escalera podrían haber concluido.

Diferente es el caso de Victòria Gigante y su pareja, Luis. Podían pasar una noche más en el Hotel Gaudí, pero ya no saben qué pasará hoy. Gigante explica que, aunque están buscando alojamiento, nadie les ofrece un contrato de alquiler porque no tienen un contrato fijo. A su antiguo piso no pueden volver.

Tampoco han aceptado trasladarse a la Fonda Suïssa ni al albergue municipal porque les obligaban a separarse y porque no se ajustaban a las necesidades de Luis, que resultó herido crítico por el fuego y trasladado al Hospital Vall d'Hebron de Barcelona con quemaduras por todo el cuerpo. Todavía no puede subir escaleras. «Psicológicamente, estamos los dos muy tocados», afirma Gigante. «Nos sentimos como una pelota, ahora hacia aquí, ahora hacia allí», añade.

Están a la espera de que servicios sociales dictamine cuáles serán los siguientes pasos a dar. De momento, agradecen el esfuerzo realizado por parte de la dirección del hotel, que «se ha comportado de maravilla» y ha atendido con diligencia las medidas higiénicas que requería Luis. «Lo que no nos ha dado ninguna administración, nos lo han dado ellos», concluye Gigante.

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