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Pellicer y Llauradó cierran la puerta a que se aplique 'censura' al Bravium

El alcalde asegura que sólo se reanudarán las negociaciones para la cesión del Centro Católico si se vuelve al acuerdo inicial

Comparecencia de Carles Pellicer junto a Noemí Llauradó.

El Ayuntamiento de Reus y Diputació consideran «inasumibles» las condiciones sobre el futuro del Centro CatólicoAjuntament Reus

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El Ayuntamiento de Reus y la Diputació de Tarragona consideran que las nuevas condiciones planteadas por el Arzobispado de Tarragona para la cesión del edificio del Centro Católico son «inasumibles», en palabras del alcalde de la ciudad, Carles Pellicer. Tal como adelantó Diari Més, la autoridad eclesiástica pide, entre otros aspectos, introducir una cláusula de estilo mediante la cual quiere velar para que cualquier acto que se promocione en la antigua sede del Teatro Bravium sea respetuoso con el lugar y no sea ofensivo con la doctrina de la Iglesia católica», cosa que implicaría revisar con anterioridad todas las obras de teatro, conciertos y reuniones que se lleven a cabo.

«La cláusula de estilo es una frontera ética que un Ayuntamiento no puede ni tiene que traspasar», declaró ayer Pellicer, añadiendo que no se puede coartar la libertad de expresión de las compañías. El alcalde recordó que el Estado y el Ayuntamiento son «laicos» y que no pueden dictaminar «qué está bien hecho o está mal hecho, ni a favor ni en contra de alguien».

El Arzobispado también solicita reducir la duración del contrato, que originalmente tenía que ser para 99 años. Según la nueva propuesta, la cesión del espacio sería gratuita para 25 años, prorrogables 25 años más a cambio del pago de un alquiler. Según Pellicer, esta condición «afianza el carácter lucrativo de la propiedad» y supondría que las administraciones públicas tendrían que pagar «dos veces» para hacer uso de las instalaciones, ya que el Ayuntamiento y la Diputació tenían una partida presupuestaria de 2.479.324 euros para la rehabilitación del edificio y su entrada en funcionamiento. Además, las dos entidades se tendrían que ocupar del mantenimiento del espacio.

El alcalde de Reus añadió que el nuevo texto pide que el Arzobispado disponga «de una planta entera» a su disposición, ya que considera que no es viable «compatibilizar la convivencia de entidades con actividades tan diferentes en un mismo espacio», así como propone mantener el nombre de Centro Católico para el equipamiento, que se preveía que se integrara en la red de teatros públicos junto con el Fortuny y el Bartrina.

Pellicer lamentó que, después de casi un año de trabajo, se haya llegado a un punto en qué el gobierno no puede «continuar adelante», a pesar de haber agotado «todas las vías». «Únicamente sería posible reanudar las conversaciones en caso de que la negociación vuelva a los términos que planteaba el acuerdo inicial», concluyó el alcalde reusense. Pellicer tiene previsto reunirse jueves con representantes de la autoridad eclesiástica.

Por su parte, el Arzobispado de Tarragona no quiere hacer declaraciones sobre el tema «para respetar las negociaciones y mantener la confianza en llegar a buen puerto», según ha podido saber Diari Més.

La presidenta de la Diputació y vicealcaldesa de Reus, Noemí Llauradó, aseguró que había visto con buenos ojos la propuesta inicial, que tenía como objetivos «colaborar en la rehabilitación del edificio, poner al día el espacio escénico y que este pudiera cumplir con la función de dinamizador cultural». Con todo, suscribió las declaraciones del alcalde de la ciudad y señaló que, en caso de no firmarse el acuerdo, se destinará la partida presupuestaria a «otras necesidades que también tiene la Diputació».

A mediados de noviembre, la Prioral de Sant Pere, el Ayuntamiento y la Diputació de Tarragona anunciaron que habían llegado a un acuerdo para rehabilitar el Centro Católico. A partir del convenio, la Prioral cedía el espacio al Ayuntamiento gratuitamente durante 99 años. La idea era que, una vez renovado, el Bravium entrara a formar parte de la red de teatros municipal, junto con el Fortuny y el Bartrina, y que se pusiera en funcionamiento a partir del 2025.

Beneficioso para todos

El convenio se tenía que firmar el lunes 21 de noviembre, pero este nunca se llegó a materializar porque faltaba cerrar unos flecos para dotar el convenio de seguridad institucional y jurídica y, de esta manera, poder enviarlo al Vaticano para que lo ratificara. En este inpas, el Arzobispado volvió al punto de partida, enviando una contrapropuesta al consistorio reusense, presentada formalmente el 12 de enero, según detalló Pellicer.

El arzobispo de Tarragona, Joan Planellas, adelantó la semana pasada que se había presentado una nueva oferta al consistorio, ya que, según dijo, se trata de llegar a un acuerdo beneficioso para ambas partes y «no sólo de dar un edificio». Aunque no quiso entrar en detalles, señaló que había buena voluntad para llegar a un acuerdo.

Otra de las incógnitas gira en torno a la Asociación Bravium Artístico y Cultural, que hace casi dos años que desarrolla sus actividades «en el exilio» por los daños estructurales que sufre el edificio.

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