El Pi de Bofarull, de más de 300 años y declarado Arbre Monumental de Catalunya, llega al final de su vida

Técnicos de Jardinería del Ayuntamiento de Reus, la Generalitat de Catalunya, y la empresa pública Forestal Catalana, han constatado que el Pide Bofarull está llegando al final de su vida. El pino, declarado Arbre Monumental de Catalunya por la Generalitat el año 1991, se cree que tiene entre 300 y 350 años. El alcalde de Reus, Carles Pellicer, ha explicado este lunes, 22 de noviembre en rueda de prensa, que el estado del Pide Bofarull tiene que ser una oportunidad para poner en valor el patrimonio natural de la ciudad, y ha anunciado la actualización del 'Catàleg d'arbres monumentals, notables i singulars del terme municipal de Reus'.

El Ayuntamiento tiene previsto preservar el Pide Bofarull para que continúe en su sitio como muestra del patrimonio natural reusense. También se mantendrá su legado plantando en el mismo lugar un pino pequeño, hijo del Pide Bofarull. Este pinet se está cuidando en las instalaciones de los servicios de Jardinería para trasplantarlo cuando se considere y se hará un acto de ciudad para rendirle homenaje, dar a conocer los árboles monumentales de Reus y para poner en valor el patrimonio natural.

El Pide Bofarull

El Pide Bofarull es de la especie pinus pinea, con una edad fijada entre 300 y 350 años. Tiene una altura de 20,5m, un perímetro del tronco de 4,28m y una anchura de la copa de 21,4m.

Forma parte del patrimonio histórico y cultural de Reus. Se tienen referencias documentales desde hace 200 años en ilustraciones, en cuentos y en poemas. Y forma parte del paisaje colectivo, de camino al aeropuerto, en la antigua carretera de Tarragona.

El año 1991, el Pide Bofarull fue declarado por la Generalitat de Catalunya como Arbre Monumental. Declaración que lo protege en la legislación urbanística y cultural como árbol de interés. Desde entonces, la Generalitat es la responsable de su mantenimiento, aunque desde el Ayuntamiento de Reus no ha dejado nunca de intervenir.

Pasado el verano de este año, los servicios municipales de Jardinería observaron cómo el pino empieza a decaer su vitalidad. Se cree que el calor del verano lo ha afectado de manera definitiva. En octubre, técnicos de la Generalitat certificaron la bajada de vitalidad y se decidió hacer un tratamiento rápido con una aportación de bioestimuladores antes el árbol no entre en parada vegetativa. Si el árbol responde bien se cree conveniente repetir el tratamiento una vez o dos en primavera siguiente.

Ya hace años que se hace un mantenimiento específico a las características del pino. Desde 2008 se han hecho tratamientos de descompactación y airejament del suelo, aportación de nutrientes, tratamientos biológicos contra la procesionaria. En el 2015 ya se empieza a detectar una bajada de la vitalidad, y desde entonces cada año se hace una aportación de triturados de poda aportación de agua por inundación al verano, dos desbrozados anuales y tratamientos contra la procesionaria.