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Economía

La sastrería Queralt cierra y pone fin a 110 años de historia del comercio reusense

El emblemático establecimiento bajará definitivamente la persiana pasadas las fiestas de Navidad, una vez agotado el género, por falta de relevo generacional

Francesc Queralt, responsable de la sastrería Queralt, en el número 35 de la calle Monterols.

La sastrería Queralt cierra y pone fin a 110 años de historia del comercio reusenseOlívia Molet

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Después de las fiestas de Navidad, una vez haya agotado el género, la sastrería Queralt pondrá el punto final a sus 110 años de actividad en Reus. El establecimiento ubicado en el número 35 de la calle Monterols, que bajará la persiana por falta de relevo generacional, ha colgado hoy en el escaparate los carteles que anuncian la liquidación. De los siete trabajadores con qué cuenta actualmente el negocio, un total de tres se jubilarán coincidiendo con la desaparición de la tienda y a los cuatro restantes se los acompañará en la búsqueda de una alternativa.

El responsable de la sastrería, Francesc Queralt, concreta que «la situación de falta de proyecto institucional, no municipal, en materia comercial, está vertiendo muchos negocios a esta situación» y valora que «haría falta normatizar unos horarios que fueran mucho más razonables porque los hijos, cuándo ven esta manera de vivir, no les puede interesar». «Tendríamos que reflejarnos en países mediterráneos donde el comercio cierra a las siete de la tarde y, a partir de las nueve, los restaurantes no te cogen», apunta, y dice que «eso, acompañado del desenfreno urbanístico que hay en las ciudades, está haciendo que el relevo generacional acabe rechazando» dar continuidad a los negocios.

Para explicar la trayectoria del establecimiento, Queralt se remite a «una auca que nos escribió un amigo de la casa, Xavier Amorós, poeta reusense, por el 75 aniversario». La auca arranca diciendo que «a Reus, el segle passat, nasqué un noi espavilat. Sa mare, vídua Queralt, el volgué un sastre cabdal. L’envià a Barcelona per fer-lo sastre i persona. Com aquell qui no fa res, va tenir l’ofici après. A l’hora d’establir, sa mare va decidir: no hi ha dubte que és a Reus allà on paguen millors preus». El actual responsable de la sastrería empezó con 16 años. «Vestíamos a la burguesía en un ámbito muy amplio, nos venía gente de toda Cataluña», explica, y dice que «esta burguesía engendró la clase media, que ha sido el motor durante muchos años, y al relevo de esta clase media, que es la más preparada de las tres generaciones con las que he convivido, le está costando tener el poder adquisitivo de los padres».

Trajes para cada ocasión

Queralt recuerda que, en la sastrería, «durante 110 años ha pasado gente de todo tipo». «Hemos acompañado los clientes en muchos momentos, también los momentos difíciles, como el luto, precisa», y dice que «había una época en que traía desdicha encargar el traje antes de que muriera el difunto y estábamos preparados para hacerlos en una noche si fuera necesario». «Los brigadistas rusos que hubo en el parque Samà, en tiempo de ocio, trajeron una fotografía del presidente Truman que iba con un traje cruzado y vinieronaquí. El abuelo les llegó a hacer hasta 22. El rublo no servía para nada, pagaban en vodka o se lo cambiaban por alimentos», añade. Francesc Queralt relata que «hemos tenido también, de la clase política, el alcalde Anton Borrell, que cuidaba mucho el vestir con mucho gusto» y «de artistas, Joan Miró, con quien tuvimos una gran amistad, que escogía el color de los forros y los botones». También Joan Rebull, que llevaba un estilo más dejado y muy elegante. Y «gente que nos ha venido una vez en la vida cuando se ha casado el hijo porque le hacía ilusión tener un traje de aquí».

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