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Municipal

El nuevo curso político en Reus empezará con el futuro ROM pendiente de aprobación

El gobierno había previsto someter a votación el documento final en pleno de julio pero el texto, a pesar de que adelantado, todavía no está terminado

Colectivos de todo tipo han hecho visibles sus reivindicaciones en el salón de plenos en los últimos tiempos.

El nuevo curso político en Reus empezará con el futuro ROM pendiente de aprobaciónOlívia Molet

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La vuelta de vacaciones y el inicio de un nuevo curso político tendrá lugar, en septiembre, sin haberse producido la aprobación de un nuevo Reglamento Orgánico Municipal (ROM), en trámites desde finales del 2015 y que el gobierno había anunciado, en último término, someter a votación al pleno de julio. El punto toma relevancia por el traslado al salón de llenos, por parte de colectivos de todo tipo y en los últimos tiempos, de reivindicaciones de que, hasta no hace demasiado, se habrían quedado a las puertas del palacio municipal y que ahora piden voz delante de los políticos. También por la presencia de ciudadanos que quieren acceder de forma directa a la actualidad municipal. El procés por la elaboración del futuro ROM se inició en el 2011 a raíz de una moción impulsada por la CUP. Desde la formación decían ayer estar a la espera de «saber qué propuestas y enmiendas» de las que presentaron los diferentes grupos municipales sobre un texto inicial «se han aceptado o no. Y calificaban el Reglamento como una «eterna promesa» que se «alargará al máximo» con el fin de «tener muy poco tiempo de aplicarlo» con el horizonte de las elecciones municipales.

Empleados de la limpieza de las escuelas, personal de la plantilla del Hospital Sant Joan, representantes de USITAC, miembros de los CDR, afines s Tabàrnia, Àvis y Àvies per la Llibertat o trabajadores de la recogida de basura han hecho visibles sus reclamaciones a través de carteles y pancartas o de la simple presencia en las últimas sesiones. Desde el gobierno se había explicitado la voluntad, el pasado mes de mayo, de hacer en manos de los grupos municipales el documento de retorno de las respectivas propuestas y enmiendas aquel mismo mes, acabar de negociar los últimos flequillos a lo largo de junio y llevar a aprobación así el documento final, una vez cerrado, en pleno de julio. La sesión de septiembre, con todo, se celebrará sin nuevo ROM y la votación del texto tampoco entrará, con toda provabilitat, al orden del día del pleno que tenga lugar el próximo mes.

Las primeras reuniones para modificar el ROM y el Reglamento de Participación, presididas por el alcalde Carles Pellicer, se remontan en octubre del 2015. En aquel momento, se entregó un documento de trabajo a los concejales como guía para el análisis sobre el ROM y los posteriores cambios. El método de trabajo anunciado entonces era, a través del análisis del texto vigente, generar una de transición donde se señalaran apartados susceptibles de ser modificados. Después, los grupos municipales podrían hacer enmiendas al redactado. Entre las propuestas realizadas por la CUP hay mantener los plenos por la tarde, hacer las sesiones las más abiertas posible, permitir hacer aportaciones dentro de un orden y publicar antes y de una forma más clara el orden del día y que las personas que asistan al salón lo reciban en papel y puedan así seguirlo.

El papel del público en las sesiones

El artículo 84 del ROM vigente establece que el público asistente a las sesiones de lleno no podrá intervenir, y que tampoco «se permitirán las manifestaciones de agrado, desagrado o de ningún otro tipo». «La presidencia», concreta el texto, «podrá expulsar de la sala a cualquier persona del público que por cualquier causa impida el desarrollo normal de la sesión». El alcalde, Carles Pellicer, lo invocó en el pleno de mayo, transcurridas cerca de cuatro horas de sesión y después de una serie de advertencias, para hacer fuera del salón una persona que interrumpía. Más allá de la anécdota, la asistencia de público a los plenos, disparada primero por las consecuencias de la crisis económica y ahora por el debate soberanista, vuelve a poner el foco sobre la confección de uno nuevo ROM.

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