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Urbanismo

El derribo de edificios en el barrio del Carme ampliará la zona azul de Closa de Freixa

El Incasòl tramita la licencia para ejecutar las obras, que conectarán el espacio con la calle de Sant Jaume y donde el Ayuntamiento estudia viviendas protegidas

Una imagen de archivo del área que abarcará el derribo y que permitirá ganar plazas de parking.

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El Incasòl ha solicitado al Ayuntamiento de Reus la licencia de derribo necesaria para poder tirar al suelo parte de los inmuebles comprendidos entre las calles de Sant Francesc, de Sant Benet y Closa de Freixa, ubicadas en el barrio del Carme y pendientes de demolición desde años atrás. A partir de aquí, la previsión, según ha podido saber el Diari Més, es que los trabajos en este sentido empiecen entre enero y febrero del próximo 2018, y que hayan concluido aproximadamente en tres meses y con la llegada del verano, un poco antes de los plazos que se habían anunciado en primer término.

La obra servirá, más allá para poner fin a cuestiones relacionadas con la ocupación ilegal, la proliferación de palomas y otras plagas o la acumulación de suciedad en los inmuebles y su entorno, también para abrir el paso entre las calles Sant Jaume y Closa de Freixa, y reservará espacio en la ampliación de la zona azul que se localiza en este punto o para otros tipos de equipamientos todavía pendientes de estudio.

Una vez con el derribo consumado y el solar limpio y cerrado, y tal como concreta el concejal de Urbanismo, Marc Arza, el consistorio se plantea «además a corto plazo, ampliar el espacio de aparcamiento». Y, «a medio plazo, es también nuestra voluntad, sea con inversión pública –de la Generalitat o del mismo Ayuntamiento de Reus– o bien privada, que aquí empiece a haber promoción de vivienda pública». «Si no hay ningún proyecto inmobiliario inminente encima de la mesa», con todo, «de momento ampliaríamos simplemente la zona azul», precisa el concejal. La intención, a grandes rasgos, pasa para dar en esta área un aire similar a lo que ha tomado la plaza de la Patacada, reconvertido en «un espacio soleado, moderno, bien integrado en el barrio».

«Es importante que se mueva»

Arza destaca que «esta es una intervención que airea la zona, que ahora se empieza a hacer y que traerá también movimiento inmobiliario,» y que «es importante que un proyecto como es el del barrio del Carme, que es de gran alcance, largo y que hace años que estaba parado, vuelva a moverse de nuevo». El inicio de las obras tendrá que estar precedido de un procedimiento de licitación impulsado por el Incasòl y que todavía no está en marcha pero sería inminente, para adjudicar los trabajos a la empresa que se encargue. La inversión, que no ha trascendido, abarcaría unos centenares de miles de euros.

La demolición de los edificios tendrá igualmente otros efectos beneficiosos para el barrio. Uno de ellos, la desaparición de la jaula trampa que Medio Ambiente tiene instalada en la parte superior de uno de los bloques afectados y que había dado lugar a un puñado de quejas entre los vecinos por la acumulación de palomas. Otro, el fin a algunos problemas de ocupación que también habían generado inquietud en la zona. I a la degradación de las mismas construcciones, que se encontraban en un estado de abandono y próximo a la ruina como consecuencia del paso del tiempo y de la falta de mantenimiento. La solicitud de la licencia de derribo –que se formalizó hace pocas semanas– es el primer paso en firme para sacar adelante las obras, después de que el Incasòl confirmara a mediados del pasado mes de julio, en una información que avanzó este rotativo, la previsión de la Generalitat de poner en marcha los trámites pertinentes para llevar a cabo la demolición de los edificios de estas islas.

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