Diari Més

Mejoras en seguridad y pérdidas en la restauración con la retirada de camiones de la N-340 en el Penedès

El principal bar a pie de carretera calcula que el desvío de vehículos pesados ha provocado una bajada de 18.000 euros en la facturación

Plano general de l'N-340 al paso por l'Arboç, cruzando por el centro del municipio. Imagen del 19 de noviembre de 2018 (horizontal)

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La retirada del tráfico de camiones en la N-340 entre Altafulla y Vilafranca ha dejado sensaciones contrapuestas en el Penedès. Dos meses y medio después de la entrada en vigor de la medida, los alcaldes de Castellet i la Gornal (Alt Penedès) y l'Arboç (Baix Penedès) alaban el cambio vivido en sus municipios, los únicos donde la N-340 cruza el núcleo urbano. El aumento de sensación de seguridad es el motivo principal de la satisfacción, si bien siguen reclamando mejoras. La otra cara de la moneda la viven los negocios de pie de carretera, como un gran restaurante y aparcamiento de camiones que hay al límite entre la Gornal y Bellvei. Su propietario ha explicado a la ACN que ve con «rabia» los efectos de la retirada de los vehículos pesados, asegurando que ha dejado de facturar 18.000 euros por la falta de clientes.

El restaurante y aparcamiento de transportistas 101 Bocatas, situado a pie de la N-340 en el término municipal de Castellet i la Gornal, ha visto bajar a la clientela de forma «muy considerable» desde que el pasado 1 de septiembre entró en vigor el decreto del Ministerio de Fomento para desviar hacia la AP-7 los camiones que circulen entre Altafulla y Vilafranca del Penedès. Pedro Flores, propietario del negocio, explica a la ACN que vive la situación con «rabia», ya que asegura que los últimos dos meses ha tenido que despedir a tres trabajadores porque los ingresos se han reducido en 18.000 euros.

Flores explica que cada noche acogían «entre 80 y 90» transportistas, los cuales cenaban, descansaban y desayunaban en su establecimiento, haciendo uso también del servicio de duchas. «Ahora estamos en una cifra que se mueve entre los 10 y los 15 camioneros», lamenta, mientras confía que las correcciones anunciadas por la Generalitat para facilitar las salidas e incorporaciones de los transportistas en la AP-7 le permita reponerse del volumen de negocio perdido. «Como mucho recuperaremos el 40%, porque el resto son camiones que hacen largo recorrido y ya no saldrán de la autopista», añade.

Pedro Flores recuerda que su establecimiento es el aparcamiento de camiones y restaurante para transportistas más grande que hay en la N-340 entre Vilafranca y el Vendrell, y critica que el desvío de vehículos pesados hacia la AP-7 «se ha hecho teniendo sólo en cuenta a los vecinos». Para este empresario, el problema de la carretera nacional «no son los camiones, sino que la vía no está preparada y falta una inversión «que el Estado tendría que hacer». Por todo ello, se siente «impotente» al ver que «la mala gestión de la carretera la pagan los negocios que hay a tocar».

Esta situación la reconoce el alcalde de Castellet i la Gornal, Miguel Delgado, que lamenta que los beneficios ciudadanos de haber desviado los camiones hacia la AP-7 vengan acompañados «consecuencias muy impactantes» para algunos negocios de la zona. Delgado, sin embargo, confía en que los cambios introducidos por la Generalitat para optimizar las rutas de los transportistas permitirán paliar estos primeros efectos económicos.

En contraposición a las pérdidas de los negocios, el alcalde aplaude que se hayan eliminado los ruidos provocados por el tráfico de camiones y, especialmente, celebra el progreso hecho en seguridad. «Cada año tenemos entre 3 y 6 accidentes en el núcleo de la Gornal», recuerda, confiando en que el desvío de los camiones hacia la autopista reducirá automáticamente la siniestralidad. Si bien los polígonos de la zona y la cristalería Sant Gobain provocan que algunos camiones tengan que seguir atravesando el municipio, Delgado remarca que el volumen de vehículos pesados se ha reducido drásticamente.

Que el municipio esté satisfecho, sin embargo, no significa que hayan acabado las reivindicaciones. El alcalde de Castellet i la Gornal recuerda que el movimiento municipalista bautizado como Pacte de Berà sigue vigente para reclamar que se prolongue la autovía A-7 hasta Vilafranca, hecho que reduciría el tráfico de vehículos por el medio de la Gornal y l'Arboç y evitaría el «colapso» de coches en la N-340. Miguel Delgado reconoce que el trazado de esta nueva vía es complejo pero advierte que «no se puede caer en la resignación de pensar que la situación actual será eterna».

También se muestra combativo Joan Sans, alcalde de l'Arboç. «Sacar los camiones ha sido un primer paso, pero no nos quedaremos aquí», asegura, exigiendo a Fomento que avance en el proyecto para desviar la N-340 por fuera de la trama habitada. Sans celebra que la idea principal en que trabaja Fomento sea extender la A-7, pero insta al estado español a buscar alternativas mientras no se pueda sacar adelante la prolongación de la autovía.

Por este motivo, Joan Sans dice que siente «satisfacción a medias» cuando valora la retirada de los camiones, destacando que ha sido un avance en seguridad y descanso de los vecinos: «La primera noche que se aplicó el desvío de los camiones parecía que no estuvieras en l'Arboç», asegura. A pesar de las mejoras, avisa de que de ahora en adelante seguirá luchando por hacer pasar todo el tráfico por fuera de la villa. «Cuando era pequeño ya se hablaba de que la N-340 se tenía que desviar, pero tengo 57 años y es un hito que todavía no he vivido», concluye.

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