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Vox-PP: Nada nuevo bajo el sol

Diputació del PSC per Tarragona

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No se han inventado nada. Esto es más antiguo que la historia. En 1970 Salvador Allende ganó las elecciones presidenciales en Chile con el 36% de los votos liderando una coalición de izquierdas. Después de casi 3 años de boicot económico permanente la derecha estaba convencida de tumbarlo en las elecciones generales de 1973. ¡Sorpresa absoluta! Allende y la Unidad Popular crecieron en votos, porcentaje (obtuvo el 44% de los sufragios), diputados y senadores. Respuesta, previsible, también. Al día siguiente de las elecciones las radios, periódicos, revistas y televisiones al servicio de la derecha y del poder económico empezaron a alertar que «el ejecutivo social-comunista» era un gobierno ilegítimo que quería implantar «una dictadura para destruir al país.» ¿Os suena la música?

Campañas mediáticas masivas se ilustraban con tanques soviéticos en el centro de Santiago de Chile con la leyenda «en Checoslovaquia también creían que esto no pasaría nunca.» Al final los tanques, efectivamente, llegaron y dispararon… Pero eran tanques mandados por generales fascistas –tipo Pinochet– que acabaron con la libertad, las elecciones, los partidos políticos, el Parlamento, la imparcialidad de la justifica y con los derechos humanos. Arramblaron con todo con el apoyo entusiasta de los que habían alertado de la «tentación totalitaria de la izquierda» pero que ahora aplaudían el golpe de Estado con las orejas.

No estamos en 1973, es evidente, pero la fórmula de la extrema derecha-derecha clásica es la misma: tenemos un «gobierno social-comunista» que es «ilegítimo» y que quiere «destruir España» de la mano de una sorprende e inédita coalición de bolcheviques-filoterroristas-golpistas-malversadores. Es decir, una versión 2-0 de lo que el franquismo denominaba «la conspiración universal judeo-masónica-separatista.» Y si alguien tiene alguna duda que lea los periódicos, escuche las radios, vea a los tertulianos de las televisiones de los medios que hablan con desprecio de «un tal Sánchez» de hoy mismo. Nada nuevo, repito, bajo el sol.

No voy a reproducir las palabras de los dirigentes de Vox de la semana pasada en el Congreso, a grito pelado y con insultos incluidos, porque no se lo merecen. Recordaré tan solo que la señora Ayuso, líder del «moderado» Partido Popular, afirma sin que le tiemble la voz que el presidente Pedro Sánchez «quiere matar a la oposición» –textual–, y que sus verdaderas intenciones son «meter en la cárcel a sus adversarios», como «pasa en Nicaragua y en los regímenes totalitarios». ¡Claro, claro! Como saben todos los votantes de Vox-PP cuando salen a la calle la policía política al servicio del gobierno rojo les está esperando para detenerlos y enviarlos al Gulag… Todo muy razonable e inteligible. Por cierto, escuchando estas insensateces de la señora Ayuso, ¿alguien ha visto al señor Feeijoo recientemente? ¿Comparte él también esta creencia de que vivimos en una dictadura «como en Nicaragua o Cuba»?

Y ante tanto despropósito, ante tanto exabrupto, ante tanto insulto, ante estas manifestaciones de intolerancia fanática quiero, como diputado socialista, defender valores democráticos esenciales como el respeto, el pluralismo político, el debate parlamentario y la defensa de la dignidad del considerado «otro». No quiero «destruir a mi adversario» como parecen desear los portavoces de la extrema derecha, sino reivindicar el debate político en positivo que es el que se traduce en acciones legislativas que ayudan a la gente a pie de calle. El presidente Zapatero defiende que a cada insulto de la derecha debemos responder con la lectura de una poesía. Sin duda, ello redundará en un aumento de la ilustración cultural, sobre todo por parte de aquellos que solo son capaces de articular discursos que se nutran del odio y la exclusión. También quiero compartir una reflexión con los que estáis leyendo estas líneas. ¿Queréis una sociedad donde las discrepancias se resuelvan a golpe de infamias, insultos y difamaciones? ¿Queréis esto para vuestros hijos e hijas? Si la respuesta es no, os pido también que no lo olvidéis el día que tengáis que ir a votar. Y que no olvidéis que el presidente Pedro Sánchez ha sabido siempre mantener el respeto institucional en medio de la trituradora de descalificaciones de la que es víctima y del ventilador del odio de aquellos que no saben plantear soluciones que no sean estigmatizar a los que consideran diferentes. Que lo penséis y votéis en consecuencia.

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