Diari Més

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Estoy sentado en el Parque del Pescador de Cambrils con mi profesor de Ciencias Políticas, Oliver Klein. De tanto hablar de Solzhenitsyn y los gulags en clase, nos hemos hecho amigos y hemos quedado para hacer unas «angulags». Como tengo sangre de periodista, sería conveniente que le acompañara Pepus Bonetus, no fuera caso que después de doce copas le pasara como al Real Madrid. ¿Qué? ¿Qué quién es Bonetus? Sí, hombre, era el Gabinete Caligari del Ballesteros en la capital. Es socialista pero un hombre muy popular en Tarragona. Ya me estoy pasando y creo que me va a arrear una torta cuando me vea. No, él no, Will Smith, que tiene «mucha mano» en estos asuntos de meter la pata, perdón, la mano.

Huid que ahora viene una anécdota. Hace 50 años llegué de Jerez para vivir con mis padres en una zona limítrofe entre Salou y Cambrils, frente al hotel Augustus. Salimos al balcón y mi padre dijo: ¿quieres conocer primero Salou o Cambrils? Y fuimos hacia la tierra del Carod, que en aquellos años había empezado en la universidad. Lo primero que hicimos es entrar en el parque donde estoy ahora con Klein. Entonces había un león, un oso, loros, etc. Pues bien, hace unos meses fui a comer a L'Original y pregunté por dónde están esos animales. Alguien me contestó que habían montado un partido político, pero la mayoría decía que nunca había habido león alguno en aquel parque. Sí, ya sé, hace cincuenta años, pero un niño de once años ya sabe diferenciar entre un mono y Díaz Ayuso. Cuando trabajaba en la tele, quien me pagaba tenía una casa en Cambrils, con un jardín y una «buena fuente». Allí veraneaba también Martin Villa, una viejísima persona, y se registró uno de los grandes crímenes de los años 80: la llegada del turismo. En la Llosa de Cambrils me colé un día en el chalet de Luis Roldán y también salí con alguna joven local. Hoy me han dicho que tengo un nuevo jefe y es cambrilense. ¿Ve como sí existía el león?

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