Vengo de pedir a un campo de tiro que me dejen unas balas, las he metido en el bolsillo y me he marchado en moto. ¿Qué, estaís sufriendo? Tranquilos que son usadas y no haré una rebelión con violencia, ya no tengo edad, soy más de insultar a la tele mirando al Telediario. Los independentistas estamos más vigilados que la vecina buena del tercero primera, y este «buena» no quiere decir que sea generosa y te deje una taza de arroz. Sí, sí, ya voy al relato: En 2003 sonó un teléfono en una redacción de revistas de Barcelona que estaba en un edificio muy alto que corona la palabra Godó, y un compañero gritó: «¡Moi, es para ti!». Era un hombre blanco caucásico atlético que tenía una editorial que muy amablemente había decidido que entraran unos pocos dinerillos en mi Caixa. Como el libro se tituló «El CSI Español» así, de repente, me convertí en especialista en policía. Al poco tiempo ya iba a la COPE y me llamaba Isabel Gemio. ¿Véis lo fácil que es llegar a ser tertuliano? Luego estudié un máster en Juan Carlos I, y ya está. Todo redondito.
Ahora voy de tele en tele con cositas en la mochila, como polvo blanco para revelar huellas dactilares, balas, una grabadora, una lupa y una piedra que cogí en Ulldecona durante una excursión de juristas demócratas. Nunca pienso que una mochila con balas, polvo blanco, que podría ser confundida con precursores, y piedras, podría llevarme algún dolor de cabeza. Hoy voy por Barcelona cargado con el «arsenal» porque quiero explicar en una tele cómo funciona la identificación balística de la Policía Científica. Iba en metro para moverme por la ciudad más rápido que Paco Martínez Soria, cuando me han llamado para decir que soy finalista de un premio literario. ¡Oh qué bien! ¿Dónde hace la entrega de premios? ¿Cómo? ¡No jodamos! ¿En la Vía Layetana?