Diari Més

Creado:

Actualizado:

Iba a comer a Reus, a Cal Gallisà, frente al edificio de Cal Carles Pellicer. Eran las 13:27 del 29 de septiembre y entré con la moto en una calle estrecha desde la Riera Maña. Circulaba detrás de una lujosa berlina de aquellas que tú no tienes ni para pagar la llave. Detrás, otra del mismo nivel, más o menos como cuando el Rey se mueve con el Pedro. (Finito el gag, ¿eh?) Les seguía la furgo del Manolo que hace reformas con un palillo en la boca. Después yo. Y, detrás de mí, el viudo de Isadora Duncan con un fular y un descapotable. El coche de delante se paralizó al encontrarse con un camión de mudanzas. Pero tenía tanto espacio que incluso la Pasionaria embalsamada y fumada de María hubiera podido superar ese obstáculo.

De repente, el hombre del BMW que obstaculizaba la calle bajó del coche y se desgarró la ropa gritando frases que no eran del Club Super3. Empezó a dar puñetazos a papeleras, coches y todo lo que se encontraba por delante. Acojonado, Manolo de la furgoneta se tragó el palillo y giró derrapando como Hamilton. Me quedé delante de aquella versión reusense del increíble Hulk pensando que después de matar a los primeros cuatro iría por mí. Ya sabéis que «No hay quinto malo». El viudo millonario del Mercedes descapotable también gritaba. Yo miraba a los balcones para descubrir las cámaras y los focos. Ahora viene la escena en la que todos sacan pistolas ... y yo en medio con una moto. Maniobré más que Llarena y conseguí salir de allí rozando las paredes mientras Hulk lanzaba autobuses por los aires. He preguntado a Mossos si había pasado algo ese día por allí. Pues no, tal vez hacían una adaptación de «Un día de furia» en el Baix Camp. En mi huida, vi la placa de la calle, ponía Eugeni Mata. Pensé ... ¡ya lo creo que mata!

tracking