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Los daños colaterales

President de Mare Terra Mediterrània

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El 4 de febrero tiene lugar el Día Mundial contra el Cáncer. Ya no es necesaria una introducción para explicar la enfermedad (por suerte, tenemos conciencia sobre ello), pero la contextualización siempre es un bien necesario. En los últimos 20 años, la mortalidad del cáncer ha disminuido de forma significativa en toda Europa. Desde 1989, se han evitado 5.290.000 muertes por cáncer. Según el informe Las cifras del cáncer en España, la mortalidad del cáncer se ha reducido un 1,3% en los últimos años.

Es de celebrar que, como mínimo, las cifras de mortalidad se hayan reducido. Pero no solo debemos centrarnos en estos números como «solución». Cuando tratamos enfermedades de alta mortalidad, tanto médicos, investigadores/as y todas las personas, nos centramos en la dualidad de la vida o la muerte. Por supuesto que la vida es lo esencial, pero hay muchos más aspectos que necesitan valoración. Y esto pasa con el cáncer, y también lo vemos perfectamente en la lucha contra el coronavirus.

Si sobrevives a una enfermedad de este tipo es gracias a una alineación de factores favorecedores, aunque después viene una segunda fase frecuentemente olvidada. Los que padecemos, o hemos padecido un cáncer, por ejemplo, sabemos lo que es. Esta segunda fase son los daños colaterales.

Por desgracia no se han creado terapias más tolerantes o suaves, que podrían reducir las consecuencias de salud. ¿Quizás hemos bajado la guardia en este aspecto? Salvar la vida es el primer paso, pero no el único; después del primer tramo queda aún un largo camino por recorrer. El Día Mundial Contra el Cáncer es una buena ocasión para visibilizarlo.

En numerosos casos las personas nos habituamos a convivir con estos daños colaterales, con dolencias que seguramente tendremos el resto de nuestra vida. Pero, obviamente, no todo el mundo puede soportarlo para siempre.

Los daños colaterales, las consecuencias a largo plazo, no son exclusivas del cáncer. Hoy, con la pandemia del covid-19, se empiezan a investigar y visibilizar más. El virus ha dejado a personas sanas con graves problemas de respiración o cardiológicos, sin olfato o gusto, etc. Poco a poco vamos descubriendo más.

En el año 2019 España alcanzó los 277.234 casos de cáncer. Según los datos de Cris Contra el Cáncer, la incidencia del cáncer ha aumentado un 12%. ¿Puede ser la prevención la clave?

Desde mi punto de vista, no científico pero si de experiencia, prevenir es fundamental. Mantener una vida sana es imprescindible, los «consejos de la abuela» o los tópicos que hemos escuchado toda la vida, son esenciales: una dieta saludable, ejercicio físico y evitar el tabaco y el alcohol.

Por otro lado, necesitamos que nuestro entorno vaya de la mano con el estilo de vida. Para estar sanos, nuestro planeta también debe estarlo. Tenemos el derecho a respirar un aire puro y a beber un agua sin contaminación. Por este motivo, considero que trabajar el medio ambiente está estrictamente ligado a la salud pública.

En España aún no hemos podido desarrollar una vacuna contra el coronavirus, y no por falta de profesionales. De hecho, la vacuna más avanzada muestra una efectividad del 100% en su primera fase.

El problema está en la falta de inversión. España nunca ha invertido suficiente en I+D, y el resultado es este, lo vemos y lo sufrimos ahora mismo. Tampoco se ha incentivado la investigación, por eso el cáncer, en muchas de las fases, se ha quedado en puerto. Vamos a concretar aprovechando la ocasión del Día Mundial Contra el Cáncer 2021:

Entre 2010 y 2016, el gasto público en I+D anual se redujo en 1.400 millones de euros lo que significa una reducción del 21%. En el mismo período, la inversión pública para la investigación del cáncer en España se ha estancado, mientras que la financiación procedente de la filantropía ha aumentado un 178% y los fondos europeos un 46%. (Fuente: Público).

Según datos de Cris Contra el Cáncer, España solo invierte un euro anual por persona en la investigación contra el cáncer, y menos de 6 en total para investigación y desarrollo.

Las cifras y los datos hablan por sí solos. Debemos empezar a marcar nuestras prioridades, y recordad a la clase político que, lo primero que deben hacer, es apostar por la vida. Me gustaría terminar con una reflexión manida: hasta que uno no lo sufre, no se da cuenta.

Quizás todo lo que he escrito no es agradable, pero creo que podemos sacar conclusiones positivas. Hoy, Día Mundial de la lucha contra el Cáncer, y todos los días, debemos utilizar nuestra mejor arma, nuestra sonrisa, así que, ¡no dejes que te la quiten!

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