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Cae la demanda de comida a domicilio después del auge de la pandemia

Los negocios que se dedican a la comida a domicilio tienen ahora la mitad de pedidos de los que tenían durante el confinamiento

La cervecería Tower de Reus potenció la comida a domicilio y llegaba a los 30 pedidos diarios.

Cae la demanda de comer a domicilio después del auge de la pandemiaGerard Martí

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Después del apogeo del negocio de la comida a domicilio mientras duraron las restricciones en bares y restaurantes provocadas por la pandemia de la covid-19, los locales ven ahora cómo los pedidos se han reducido prácticamente a la mitad. La gran mayoría de los locales consultados por este medio apuntan que los números han bajado de manera drástica ahora que las restricciones han llegado a su fin. De hecho, algunos de los negocios consultados habían destinado todos sus esfuerzos y capital a hacer comida a domicilioy ahora muchos de ellos han decidido reinventarse y apostar por las comidas en el mismo local, una cuestión que, para alguno, no está siendo nada fácil.

Luís Casarino, propietario del restaurante Nano's Xiquen, de cocina peruana y ubicado en la calle Salinas de Tarragona, abrió su negocio cuando empezó la pandemia. La idea era hacer sólo comida a domicilio, pero, cuando la situación sanitaria permitió la aperturade locales al público, abrí el restaurante y empecé a atender a la gente en el local, explica. Cuando abrió el negocio, trabajaba sólo los fines de semana, «sobre todo haciendo pollos a la brasa», explica. Poco a poco, la demanda aumentó y empezó a trabajar también entre semana. Inicialmente, empezó con seis o siete pedidos diarios, pero rápidamente el número ascendió hasta las quince o dieciséis. «Ahora, sin embargo, la cosa ha cambiado mucho. Tenemos pedidos muy puntuales, para una sola persona, no tanto para grupos, aún así es cierto que tengo mucha más gente que viene a comer al restaurante», comenta Casarino.

Un caso similar es el del restaurante de cocina mexicana El Rancho, ubicado en la calle Francesc Bastos de Tarragona. Víctor Sebastián abrió el local durante la pandemia y «entonces teníamos entre seis y siete pedidos diarios», apunta. «Ahora, en cambio, hay días que no tenemos ninguno», añade.

Algunos de estos restaurantes tienen servicio de transporte para llevar la comida a domicilio, pero la gran mayoría ha optado por plataformas como Just Eat, Glovo o Uber Eat, entre otros. Es el caso de El Encuentro Asturiano, de la calle Unióde Tarragona. Su propietario, Joan Butuch, recuerda que, durante la pandemia, «sacábamos una veintena de pedidos diarios, un número que se ha visto reducido a la mitad actualmente», aunque ahora tiene mucha más gente que va a comer al establecimiento.

Otro restaurante de Tarragona, el Tataki Beach Restaurant, ubicado en el puerto deportivo, abrió puertas dos meses antes del inicio de la pandemia, en enero de 2020. Aunque su propietario, Diego García, no confiaba demasiado en el negocio de la comida a domicilio, «cuando empezaron los cierres, decidí probarlo. Al principio costó un poco, sin embargo, alpoco tiempo, empezamos a tener pedidos, nada para tirar cohets sin embargo, teniendo en cuenta que habíamos abierto hacía poco, como mínimo, cubríamos gastos». Ahora, sin embargo, García explica que este negocio ha bajado muchísimo: «Lo que podíamos hacer en un día, ahora lo hacemos en una semana». Para él, empieza ahora una época de reinventarse: «Me dediqué a hacer publicidad de comidaa domicilio y dejé de lado el comedor del local. Ahora toca replanteárselo todo de nuevo otra vez y cambiar el chip para centrarme en la comida en el propio restaurante».

En Torredembarra, la situación es muy similar. Juan José Olivares, propietario de la cervecería La Brava, de la plaza Catalunya, coincide con sus compañeros de profesión: «Durante la pandemia podíamos llegar a hacer doce pedidos diarios y ahora hacemos la mitad». En Cal Siscu, un bar de tapas caseras de la urbanización Pins Manous del Catllar, le ha pasado lo mismo. Su propietario, Héctor Casañas, explica que, durante el confinamiento, «teníamos entre seis y siete pedidos diarios entre semana y una veintena durante el fin de semana». Ahora, en cambio, las cifras se han dividido pordos y «los clientes prefieren sentarse a la terraza del bar para hacer las tapas», añade.

Para Daniel Irigaray, propietario de la cervecería Tower de Reus, las cosas no han cambiado mucho con respecto a las ganancias económicas que le comportó servir comida por duro. Si bien él decidió cerrar del todo durante los meses fuertes de pandemia y no apostar por la comida a domicilio, «cuando la situación se abrió un poco y sólo había limitaciones horarias, decidimos potenciar el negocio de la comida a domicilio». Durante aquellos meses, la cervecería Tower tenía una media de treinta pedidos diarios, «no sólo a través de las plataformas típicas, como Just Eat o Glovo, sino que también venía gente a recoger los pedidos en el local», apunta. «Muchos de nuestros clientes preferían llamarnos directamente y pedirnos comidapara pasar a buscarlo», explica. Actualmente, como el resto de bares y restaurantes, ha visto cómo los pedidos han caído a la mitad, «pero trabajamos mucho más en la cervecería y eso hace que la caja no se resienta».

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