Cultura
Vecinos de Prat de Comte refuerzan la tradición vinculada a los destilados en la 22.ª Fiesta del Aguardiente
Familias del pueblo abren su casa para ofrecer degustaciones de un brebaje del cual hacen una vigésima de variedades

Maribel y Miquel, vecinos de Barcelona, brindan en uno de los bajos de los vecinos que elaboran aguardiente en Prat de Comte
Unas dieciséis familias de Prat de Comte abren su casa durante un fin de semana con motivo de la Fiesta del Aguardiente. Les degustaciones y demostraciones de destilaciones y pastas dulces marcan el acontecimiento, que celebra este año 22 ediciones.
Esta es la única ocasión del año en qué los vecinos dan a conocer las variedades que elaboran de este brebaje, que marcó tanto la economía local como comarcal años atrás. Así, aparte de aguardiente de hierbas, crema o tostado, también se puede probar aguardiente de café, flor de almendro o de oliva.
Una sesentena de puestos de productos locales completan una programación cultural con juegos infantiles, exposiciones y música con que la organización prevé atraer a unos 4.000 visitantes hasta el domingo.
Las calles del núcleo de Prat de Comte se llenan este fin de semana de visitantes que, vaso en mano, recorren los bajos de las casas donde ofrecen aguardiente y pastas tradicionales. Un dulce recorrido que se ha convertido en uno de los principales atractivos de la Fiesta del Aguardiente.
Así lo ha señalado el alcalde Miquel Trilla, quien ha señalado que la «generosidad» de los habitantes para abrir su casa es una de las claves del éxito de esta fiesta. Este año son dieciséis las familias participantes, que convierten el núcleo del pueblo en bodegas, salas de exposiciones y de degustaciones de aguardiente.
El acontecimiento busca revivir un capítulo de la historia marcado por todo aquello que rodea la destilería y que quedó truncado un siglo atrás después de un incendio en uno de los inmuebles del pueblo donde se elaboraban estos brebajes. Con la voluntad de no olvidar este pasado, la Fiesta del Aguardiente programa en un fin de semana una serie de actividades para dar a conocer este brebaje y hacer partícipe a los vecinos del pueblo.
Una veintena de variedades
Con respecto a las variedades de aguardiente, los más habituales son la crema, las hierbas o el tostado, si bien los más innovadores optan por hacer aguardiente de café, oliva, manzana verde, flor de almendro, turrón, cereza o chocolate. Los productores amateurs calculan que en el pueblo se han llegado a hacer una veintena de variedades diferentes.
Algunos de los vecinos optan por hacer una variedad única cada año, que sólo se puede probar en cada edición. Por un precio de diez euros, los visitantes pueden adquirir varias degustaciones que pueden probar en un vaso de cerámica hecho para la ocasión. Al mismo tiempo, se acompaña cada trago con pastas dulces hechas por vecinas del municipio.
Ahora bien, de todos los aguardientes que se pueden probar, sólo se comercializa uno; se trata de lo que encomienda el consistorio y que se elabora en una destilería de Galicia. Aunque el proceso se hace lejos de casa, la mezcla y los ingredientes son escogidos desde este municipio de la Terra Alta. Concretamente, encargan aguardiente de crema, tostado y hierbas.
Por otra parte, la 22.ª edición de la fiesta ha crecido con respecto a feriantes de productos locales. Si el año pasado eran una treintena, en esta ocasión superan las sesenta paradas que se han repartido por las calles del centro del pueblo. Con todo, la organización calcula que si las condiciones meteorológicas respetan el fin de semana, la fiesta atraerá a unos 4.000 visitantes.