Policial
Desmantelado en Amposta uno de los laboratorios de drogas sintéticas más importantes de Europa
Una banda neerlandesa producía centenares de kilos de MDMA sin levantar sospechas. Se han detenido cinco personas

Imagen del laboratorio de droga sintética en Amposta.
Policía Nacional ha desmantelado en Amposta uno de los laboratorios de drogas sintéticas más importantes de Europa. Una organización procedente de los Países Bajos ha sido en torno a un año produciendo centenares de kilos de MDMA. Se han arrestado cinco personas y se han decomisado productos valorados en varios millones de euros entre los kilos y litros de material para preparar la droga y la misma droga producida en una nave industrial de un polígono ampostino.
La Udyco de la Policia Nacional, en una operación conjunta con la Unidad Nacional de Investigaciones e Intervenciones Especiales de la Policía Nacional de Países Bajos, han desmantelado el laboratorio clandestino.
El presunto líder había tejido una red de contactos que le permitía mantener relaciones con otras organizaciones criminales. Vivía en los Países Bajos, pero viajaba a menudo a Cambrils, donde tenía una vivienda. Bajo su mando había los «cocineros» y el encargado de ofrecer seguridad en la nave. En la entrada y cacheo los policías confiscaron MDMA en diferentes formatos, 2.085 kilos de precursores sólidos y 28.600 euros. Hay cinco personas detenidas, de las cuales cuatro han ingresado en prisión.
La investigación se inició el año 2023 gracias a la colaboración entre la Policía Nacional española y la neerlandesa, que puso de manifiesto la posible existencia de una organización criminal dedicada al tráfico internacional de droga de síntesis. Avanzadas las indagaciones, descubrieron que habían establecido la base de operaciones y el lugar de residencia de los miembros de esta red criminal en Amposta.
Después de las primeras indagaciones se pudo detectar una estructura criminal fuerte y jerarquizada con un reparto claro de tareas que gestionaba un laboratorio clandestino de producción de MDMA en una nave de un polígono industrial de Amposta. En la cúspide había el líder, que había establecido una red de contactos sólida en diferentes países como España y Colombia, donde viajaba con frecuencia para cerrar acuerdos comerciales. Era, además persona, de confianza de varios grupos criminales relacionados con el crimen organizado asentado en los Países Bajos dedicados al tráfico de drogas y a ajustes de cuentas.
Bajo su mando había el segundo peldaño, formado por dos personas, conocidos como los «cocineros», que se encargaban del procesamiento de la sustancia estupefaciente al laboratorio y que se habían trasladado desde los Países Bajos a Cataluña para esta función. Adoptaban numerosas medidas de seguridad como cambiar de domicilio frecuentemente y no mantener contacto con nadie ajeno al grupo. Se dedicaban exclusivamente al trabajo que tenían encomendado durante todos los días de la semana, y garantizaban así su anonimato para eludir cualquier acción policial. El eslabón inferior lo ocupaba un hombre responsable de dar seguridad a toda la actividad desarrollada en la nave, tanto a pie como en vehículo, controlando las numerosas cámaras de videovigilancia que habían instalado en el interior y en el exterior de la nave.
Después de numerosas tareas de investigación, los agentes constataron que este grupo había realizado un estudio previo para escoger el lugar más adecuado para establecer el laboratorio teniendo en cuenta la actividad desarrollada al polígono, tráfico de gente o la ubicación. Tanto es así, que las naves limítrofes se encontraban vacías o abandonadas, cosa que les permitía cierto anonimato y detectar a cualquier persona extraña que circulara por la zona. También utilizaban teléfonos encriptados y criptomonedas como medio de pago, dotando así de más seguridad toda la actividad delictiva y dificultando una posible investigación policial.
El mayo pasado se consiguió la detención del líder de este entramado criminal a raíz de una Orden Europa de Detención y Entrega emitida por los Países Bajos. Se realizaron tres entradas y cacheos en Cambrils y otro cacheo en los Países Bajos donde se intervinieron 198 kilos de bicarbonato utilizado como sustancia de corte en laboratorios. Después de pasar a disposición de la autoridad judicial como presunto responsable de un delito de tráfico de drogas y pertenencia a organización criminal, se decretó su ingreso inmediato en prisión. Posteriormente, el 24 de junio, en una segunda fase de esta operación policial, se tuvo conocimiento de una reunión entre una mujer que viajó desde los Países Bajos a Tarragona para citarse con los «cocineros».
Inmediatamente después estos acudieron a un centro de bricolaje para comprar una veintena de cómodas que fueron transportadas en una furgoneta en el laboratorio. Una vez los investigadores consiguieron la plena identificación de todos los miembros de esta red criminal, se estableció un dispositivo al día siguiente para la entrada y el cacheo de la nave, donde descubrieron el laboratorio clandestino de síntesis de MDMA. Estaba dividido en seis zonas diferenciadas: almacenaje, reacción, destilación, cristalización, filtraje y pesado. Había más de un millón de euros en material en el interior. Tenían seis reactores industriales --diversos de 1.000 litros y con doble encamisado--, destiladores industriales conectados con aceite térmico para procesos de alta temperatura, 31.000 litros de precursores, 722 litros de aceite de MDMA, 2.085 kilos de precursores sólidos y 28.600 euros.
Además, en la furgoneta que utilizaban localizaron 582 kilos de MDMA, de los cuales 120 kilos se encontraban detrás de las cómodas debidamente embaladas y 462 kilos en el interior. Por todo eso, en aquel mismo momento se detuvieron los dos «cocineros» y el encargado de dar seguridad, que pasaron a disposición de la autoridad judicial como presuntos responsables de un delito contra la salud pública y pertenencia a grupo criminal y se decretó el ingreso en la prisión de todos ellos. Finalmente, el miércoles pasado se consiguió el arresto de la mujer que había viajado desde los Países Bajos para acudir a un encuentro con los «cocineros» como presunta responsable de un delito contra la salud pública y pertenencia en grupo criminal.