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Agricultura

Implantan en el Ebro un sistema de drenaje de agua salada para mejorar los cultivos

Los regantes confían en que la prueba en 60 hectáreas de arrozales ayude a reducir consumos, frenar plagas y diversificar

Extracció d'aigua salada del forat del pou que recollirà el drenatge de 60 hectàrees d'arrossars de Deltebre.

Extracción de agua salada del agujero del pozo que recogerá el drenaje de 60 hectáreas de arrozales de Deltebre.ACN

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La Comunidad de Regantes de la Izquierda despliega una prueba piloto de drenaje de agua salada en 60 hectáreas de arrozales que tiene que servir para reducir el consumo de riego, ayudar a combatir plagas como el caracol manzana y diversificar los cultivos actuales. La salinización es uno de los problemas más serios a los que se enfrentan los campesinos del Delta del Ebro, donde muchas zonas se encuentran prácticamente al mismo nivel de un mar que sigue creciendo. Con el despliegue de una red de cañerías de diez kilómetros se evacuará el agua salada que se filtra por el subsuelo hacia un pozo y, posteriormente, se verterá a los desagües. Eso no sólo tiene que mejorar el rendimiento de los arrozales, sino también poder introducir nuevos cultivos hasta ahora inviables.

Un sistema de cañerías de drenaje perforadas de 8.000 metros de longitud permitirán recoger el agua salada sin dejar entrar la arena gracias a un recubrimiento geotextil. Perpendicularmente, un conjunto de colectores de 400 milímetros de diámetro y 2.000 metros de longitud permitirán conducir esta agua a un pozo construido, donde una bomba evacuará esta agua a una velocidad de 90 litros por segundo hacia el desagüe y, de aquí, hacia el río.

«El Delta del Ebro está en un nivel muy próximo al del mar. A menos de un metro ya encuentras agua y eso hace que sea salada. Queremos sacarla y dejarla en un nivel de seguridad para que no afecte al campo y pase lo que se ve ahora: que la sal llega arriba de todo», apunta el ingeniero agroambiental de la Comunidad de Regantes, Salva Martí.

Esta presencia de sal obliga a los campesinos a tener que «lavar» constantemente los campos con el regadío para evitar que el efecto del agua marina repercuta negativamente sobre la siembra y limite drásticamente el crecimiento de la planta del arroz. Así pues, evitar esta salinización, aseguran los regantes, permitiría encontrar solución a muchos de los problemas que tiene que hacer frente la actividad agrícola en el espacio natural.

Lavar menos el terreno

Si la sal no sube al terreno no necesitamos agua para sembrar. Podemos sembrar en seco para poder luchar contra el caracol manzana para asegurar. Se puede aplicar agua salada -en los campos- en contra del caracol para que muera: ahora no se puede llegar porque ya es muy tarde -el terreno- Aparte de la necesidad de agua que requerirá lavar menos veces el terreno», argumenta Martí.

Esta necesidad se ha puesto particularmente de manifiesto este año. La escasez de agua en la cuenca del Ebro llevó a limitar a la mitad la dotación de regadío para el Delta. Eso ha condicionado esta lucha y afectado negativamente el resultado de la campaña, con pérdidas que se han situado en torno al 20%.

«La salinidad siempre ha sido la batalla de siempre en el Delta del Ebro. Pero también es verdad que la sequía de este año nos ha llevado a entender que no sólo con agua la podemos combatir, sino que nos tenemos que dotar tecnologías como saneamiento en todo el mundo», asume el presidente de la junta de gobierno de la Comunidad, Javier Casanova.

El dirigente de los regantes entiende que el éxito en la aplicación de este sistema de drenaje puede resultar vital para afrontar alguno de los grandes retos de futuro del sector primario en el Delta: la «falta de agua, la sobreexplotación del río Ebro, las subidas del nivel del mar» o la lucha contra la plaga del caracol manzana.

Plantar fresas

Pero la introducción del saneamiento introduce un elemento nuevo: la posibilidad de diversificar cultivos gracias a disponer de un terreno con mejores condiciones. A pesar de las dificultades que le supone esta elevada salinidad, el arroz se ha convertido en la única opción viable de cultivo en la zona. «Podemos poner otro cultivo porque la tierra tendrá una salinidad óptima: puedes plantar fresas, si quieres», sostiene Martí. De hecho, una versión anterior de esta tecnología ya se empezó a ensayar hace 30 años en varias fincas del hemidelta derecho, hecho que ha permitido poder producir hortalizas o, incluso, plantar césped.

El sistema está ideado para aplicarse en terrenos arenosos. Según los cálculos de Casanova, este drenajes se podría extender a unas 3.000 hectáreas del hemidelta izquierdo y unas 8.000 hectáreas de arrozales en todo el Delta. La idea es que pueda funcionar, principalmente, en invierno, al inicio de la campaña para evitar que la sal llegue a la superficie y el terreno esté saneado y en condiciones óptimas para la siembra. Martí apunta que también podría drenar agua salada en verano para lavar los cuadros de arroz. En el caso de cambio de cultivo, se podría hacer funcionar todo el año para lavar.

La Comunidad de Regantes de la Izquierda destina al proyecto 130.000 euros de una subvención para saneamiento dentro del Plan de gestión del agua dulce del Delta del Ebro (PIGADE) y su coste final podría situarse entre los 150.000 y los 200.000 euros. La diferencia, que incluye el mantenimiento del sistema, la aportarán a lo largo de diez años los dieciocho propietarios de las parcelas donde se desarrolla la prueba piloto.

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