Turismo
La mayoría de los visitantes del Delta del Ebro provienen de Cataluña y gastan 66 euros al día
El Trabucador y la Marquesa son los espacios más visitados, según un estudio para caracterizar la afluencia al parque natural

Una autocaravana aparcada en la playa del Trabucador, en la Ràpita.
Tienen una media de 47 años, provienen otros puntos de Cataluña -principalmente Barcelona-, hacen estancias de dos o más jornadas y un gasto diario media de 66,14 euros por persona. Este es el perfil de visitantes en el parque natural del Delta del Ebro que dibuja el estudio sobre afluencia, distribución de usos y caracterización elaborado por Ecofecha Naturaleza y el INEFC Lleida en el marco del proyecto Bioresilmed.
Constata que la zona de Trabucador y Eucaliptus -con un 38% de los casos- es la que mayor presión de visitantes soporta, seguida por la Marquesa-Fangar. El documento, según el parque, precisamente, quiere ser útil para mejorar la gestión de la actividad turística y evitar que genere el mínimo impacto sobre los espacios naturales.
A partir de 834 encuestas efectuadas sobre el terreno a lo largo de más de un año, el estudio sitúa los espacios y periodos de mayor afluencia en el parque natural como uno de los aspectos más relevantes para la gestión de los flujos turísticos. Fruto de este trabajo de campo se han contabilizado cerca de 1,4 millones de visitas o usos: 414.430, un 30% -hasta un 38% si se añade la zona de Eucaliptus-, corresponden solo en la playa del Trabucador, y 226.000, un 18%, en la playa de la Marquesa y península del Fangar.
Buena parte de estas visitas o usos se concentran entre los meses de marzo y septiembre, con especial relevancia del mes de agosto, que frota los 257.000. Una afluencia todavía estacional pero bastante menos que hace algunas décadas, según constatan desde el parque natural.
Poco más de la mitad de los visitantes se encuadra en un grupo de edad entre los 36 y los 55 años, con Barcelona -29,7% de los casos- como principal origen y con estudios universitarios cerca del 46% de los encuestados. Los autores del estudio han destacado la media de edad más elevada que en otros casos así como también el elevado uso de los espacios por parte de la población de municipio del mismo parque -14,5%. Los extranjeros suponen un 9,2%.
La gran mayoría -84,5%- llega a la zona en coche y un 63,2% visita el parque más de cuatro veces en el año. Un 39,2% hace la visita con familia y un 47,1% están dos o más días en la zona del Delta del Ebro. En el 60% de los casos, se alojan en la zona durante la estancia. Las autocaravanas suponen un 6,7% y en la mitad de los casos utilizan áreas específicamente habilitadas para pernoctar pero un 15,4%& reconoce hacerlo en las playas.
El estudio también aborda las actividades de los visitantes al parque natural. La principal, en un 23,1% de los casos, es «permanecer al lugar de llegada». Un 17,1% hacen excursiones, un 15,3% observan aves, van a la playa un 13,4%, pasean un 13% , pescan un 8,4% y hacen cicloturismo un 5%. Relajarse y desconectar, acercarse al medio natural, visitar el parque en él mismo y disfrutar con familia y amigos son las principales motivaciones.
«El objetivo es hacer una fotografía actual del uso público de un espacio protegido, el parque natural del Delta del Ebro, para tener información básica para tomar decisiones sobre la gestión del uso público: hacer compatible la conservación con el goce de la población», ha apuntado la subdirectora de investigación de la INEFC Lleida y autora del estudio, Estela Inés Farías.
Explica que el análisis de estos datos, sectorizando el espacio en diferentes zonas con características diferentes, que atraen diferentes tipos de visitantes. «Hay zonas que requieren un conocimiento más a fondo para ir hacia una mayor compatibilización. Hay zonas correctas y hay zonas que se pueden potenciar para la observación de aves», ha apuntado.
«Se han dado casos de masificación extrema en el Delta y en otros espacios naturales. En la época de la covid tuvimos que tomar, con otras administraciones como ayuntamientos, medidas extraordinarias para ordenar y canalizar las visitas sin conductas incívicas que causaran daños ambientales. Por otra parte, hace falta que la experiencia turística esté de acuerdo con el que la gente viene a buscar en un parque natural: su paisaje, biodiversidad, pero también la cultura o las tradiciones», ha precisado el director del parque natural, Francesc Vidal.
Atención a la observación de aves
De forma resumida, Farías ha indicado que en el Delta se pueden encontrar los perfiles familiar, el que hace práctica deportiva, los observadores de aves –«más internacionales»-, con un perfil socioeconómico «muy vinculado al territorio» en una línea muy similar al resto de parques naturales catalanes estudiados.
«Queríamos caracterizar la oferta turística, qué tipo y ver el impacto, tanto beneficioso como sobre la diversidad, centrándonos en el tema de la avifauna, un recurso que todavía no se ha explotado pero no lo hacemos en un nivel que la perjudicamos», ha apuntado el coordinador de la Oficina Técnica de SEO BirdLife al Delta del Ebro, Marc Viñas. El grupo conservacionista es uno de los impulsores de la iniciativa en el marco del proyecto Bioresilmed, con la cofinanciación de los fondos europeos Next Generation.
Las recomendaciones del estudio, precisamente, hacen referencia a como potenciar y gestionar adecuadamente la actividad de observación de aves que atrae, principalmente, muchos visitantes extranjeros. En este sentido, apunta la necesidad de revisar las infraestructuras por las actividades ornitológicas o crear itinerarios en espacios como Riet Vell para mejorar las visitas. De acuerdo con los datos presentados, la actividad atrae un visitante de 52 años de edad media, principalmente del área de Barcelona -41,4%- pero con más peso internacional -14,1%-.
Adicionalmente, los autores del estudio proponen instalar puntos móviles de información durante los meses de mayor afluencia y las zonas más visitadas, revisar la información relativa a los aparcamientos, tener cura del estado de las infraestructuras, poner baños públicos en playas como el Arenal y Migjorn o mejorar los sistemas para disponer de datos de la afluencia a partir de contadores.