Diari Més

El agua, un bien estratégico

Del minitrasvase a la reutilización: la química ha pasado de ‘depredador’ a aliado del Ebro

El CAT propone endurecer el otorgamiento de nuevas licencias

Consorcio de Aguas de Tarragona.Cedida

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Por cada cien litros de agua que circulan por las cañerías del Consorcio de Aguas de Tarragona (CAT), la industria petroquímica regenera hoy 7. Eso quiere decir un ahorro en el consumo de agua del Ebro y es en buena medida la explicación de porque el progresivo crecimiento de población en el Camp de Tarragona no ha implicado el esperable aumento en el consumo de agua del minitrasvase.

Los consumos del año 2003 y del año 2021, por ejemplo, son muy similares, al umbral de los 70 hectómetros cúbicos anuales, según datos del CAT, mientras que la población al conjunto de la demarcación en el mismo periodo ha pasado de 654.000 a 830.000, según datos del Idescat. «La industria del Camp de Tarragona, que muchas veces se ha puesto como ejemplo de la depredación del territorio y del impacto negativo con respecto al agua, es ahora una de las grandes aliadas del Ebro», dice al presidente del consorcio, Joan Alginet.

Actualmente, el 18% del agua que consume la industria petroquímica es de agua regenerada, y Alginet cree que todavía haría falta que la administración fuera más estricta. ¿«Como es posible que no haya sistemas para aprovechar el agua de lavarse las manos para que sirva para vaciar las cisternas del lavabo, por ejemplo? O el agua que regamos los jardines. O aprovechar el agua de las EDAR's para acequia. No podemos seguir en el mundo de las ideas, todo eso ya tiene que ser real. Tenemos que cambiar los procedimientos para otorgar licencias», sentencia el deltebrense.

Un ejemplo claro sería la inversión millonaria que la firma sur coreana Lotte prevé en Mont-roig del Camp (Baix Camp), y que ha levantado críticas entre el vecindario precisamente por|para el incremento en el consumo de agua que supondrá. El consistorio defiende que el agua necesaria saldrá del Consorcio de Aguas de Tarragona, en ningún caso de los pozos propios del municipio. «A esta industria se le tiene que exigir que la reutilización no sea una opción, sino que sea obligatoria. Y lo mismo tendría que pasar con Port Aventura o con quién sea», sentencia el presidente actual de un organismo que en las últimas décadas no ha cambiado el objetivo de reducir la cantidad de agua que se extrae del Ebro.

El principal éxito colectivo del Camp de Tarragona, coinciden muchos de sus principales actores, se produjo hace ahora 40 años asegurándose la estabilidad en el suministro de agua que representó el minitrasvase del Ebro. Esta estabilidad, que permite que el territorio se escape de las restricciones domésticas que más temprano que tarde llegarán además de 5 millones de personas del área metropolitana de Barcelona, no deja de subrayar el hecho que tanta Tarragona como Barcelona crecieron por encima de sus posibilidades hídricas.

Y el desequilibrio es que la capital catalana necesita absorber un 30% de agua del Ter mientras que Tarragona, incluso con la multitud de turistas estivales, ronda el 1% del agua que circula por el río Ebro a su paso por Campredó (Baix Ebre), que está donde está la captación del CAT. Cualquier crecimiento urbano o industrial que haya a partir de ahora «tiene que estar acondicionado» tanto a la disponibilidad de agua como a la aplicación de medidas de ahorro y reutilización, defensa Alginet, que cree que el proceso de construcción de una gobernanza metropolitana en Tarragona representa la perfecta oportunidad para aplicar aquello que al principio de los años 2000 se llamó como ‘nueva cultura del agua’.

Agua en el Priorat y en la Conca

El CAT deja la puerta abierta a extender su red. Eso sí, para los nuevos hipotéticos consorciados, el precio sería más caro que para los existentes. «Se encuentran con una infraestructura ya hecha y pagada, eso lo tiene que entender a todo el mundo», dice Alginet, que condiciona la entrada de nuevos consorciados a que cada uno asuma el coste de la acometida y también a la viabilidad técnica del proyecto.

Pero, más allá de estas cuestiones técnicas, está la visión ebrense: ¿«Si hablamos de equilibrio territorial, como nos podemos oponer a llevar agua a la Conca o al Priorat»? se pregunta.?

En realidad, las demandas de los últimos años de diferentes poblaciones de estas dos comarcas, que concentran los casos más flagrantes de déficit de agua, restricciones e imágenes de camiones llenando depósitos municipales, tienen en común que son todas similares: poblaciones pequeñas, de interior, eminentemente agrarias y que no quieran el agua para crecer sino para sobrevivir. «Mientras comporte un modelo fijar gente en el territorio, de preservar la esencia del mundo rural...yo creo que no podemos mirar hacia otro lado, al contrario. Tenemos que responder a estas necesidades», sentencia el presidente del CAT. Este es el modelo que persigue la iniciativa del gobierno para llevar agua del Ebro para regar viñas y olivos en el Priorat el año 2027. «El Priorat es cuenca del Ebro», justifica Alginet. Sí, pero el pantano de Siurana conecta con el de Riudecanyes, en el Baix Camp, que ya no lo es.

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