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Exposición

'L'ermita sota l'aigua': un relato artístico para hacer emerger y revalorizar la creatividad ebrense

La exposición, que se puede visitar en el Museo de Tortosa hasta el 27 de febrero, reúne una quincena de artistas

La artista ampostina, Mari Chordà, manipulando la escultura de madera que ha creado para homenajear la cultura musical de Amposta.

'L'ermita sota l'aigua': un relato artístico para hacer emerger y revalorizar la creatividad ebrenseACN

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Un territorio castigado en muchos sentidos, las Terres de l'Ebre, donde abundan, sumergidas, las manifestaciones de creatividad artística. Hacerlas emerger y revalorizarlas es el objetivo que se propone la exposición L'ermita sotal'aigua, donde una quincena de artistas plásticos y visuales aportan, multidisciplinarmente, su mirada a partir de la propia experiencia de distanciamiento, descubrimiento o reencuentro con el territorio. Un espacio de encuentro que se reivindica como polo de atracción y refugio creativo, resiliente ante el abandono o la crisis climática. Ideada sobre los ejes temáticos de Tortosa como Capital de la Cultura Catalana 2021, la muestra se puede ver en la sala Antoni Garcia del Museu de Tortosa hasta el 27 de febrero.

L'ermita sota l'aigua parte de la propuesta de construir un «relato de ficción» sobre la movilidad del talento en un territorio que se crucey lo acoge. Conceptos que cada uno de los artistas plasma desde su ámbito creativo y desde su propia visión. Es la idea de que el comisario de la muestra, Jaume Vidal, quiso trasladar a Alba G Corral, Antònia Ripoll, FMG, Rainer G Schumacher, Sabala, Sergi Ramírez, Aura Roig, Ignasi Blanch, Joan Salvadó, Mari Chordà, Núria Arias, Cinta Sabaté, Jaume Rocamora y Pili Lanau. El artista tortosino Leonardo Escoda ejerce de anfitrión de la muestra.

Se trata de una selección de creadores y creadoras que han escogido las Terres de l'Ebre como referente o refugio creativo, desde el mismo territorio estando, pero también a partir después de vivir procesos de deslocalización y relocalización, fruto de la movilidad impulsada, en algunos casos forzada, por la búsqueda de la exploración o la adquisición de formación.

Las visiones que cada uno de ellos aportan de este territorio, a partir de excepcionales pictóricas, esculturas, murales, entre otros formatos, se despliegan en «muchas capas» diferentes. A partir de los pequeños relatos «íntimos», cada uno de ellos se adentra en representaciones del cuerpo, la memoria, la naturaleza, el espacio o las creencias. No existe un relato común, alerta el comisario, pero sí «pequeños relatos donde aparecen las Terres de l'Ebre y que en realidad son las propias nuestras».

En este sentido, interpreta Vidal, predominan conceptos relacionados con una visión «apocalíptica» y de victimización del territorio ante las agresiones externas. «Es un territorio castigado por las ventoleras, las inundaciones, los embates de la naturaleza y por la acción la inacción humana», reflexiona. Y eso, apunta, lo han querido plasmarlos mismos artistas. «Pueden descubrir alguna cosa escondida de las Terres de l'Ebre que quizás el espectador medio no pueda ver. Ermitas bajo el agua, valores culturales escondidos bajo la naturaleza», subraya.

Las piezas expuestas en la sala Antoni Garcia no se presentan aisladas conceptualmente. Vidal ha planteado y subido en la plataforma YouTube varias piezas documentales –accesibles también a través de los códigos QR situados al lado de las mismas obras- donde los mismos artistas explican el proceso y el sentido subyacente detrás de sus creaciones. Por otra parte, la presencia en la muestra de los formatos más vinculados a las artes plásticas no quiere limitar, remarca el comisario, el alcance del «potencial» del tejido cultural del territorio, con referentes en muchos otros ámbitos. «La muestra se guía mucho por las expresiones artísticas visuales pero podría haber teatro, música o danza», apunta.

Chordà homenajea la música ampostina

La reconocida artista ampostina Mari Chordà es una de las participantes en esta muestra coral. Aporta una escultura que quiere rendir homenaje a la cultura musical de su ciudad y a una de las entidades que la impulsan: la Lira Ampostina. Consiguió piezas de madera de los caballos originales del local a través del nieto de uno de los abanderados de la banda. Los ha convertido en una especie de figura «que puede abrir el espacio o unirlo», que muestra y anima a manipular los visitantes de la exposición. «Daba la sensación como por una parte, una asociación que no sólo cuenta con los cuatro que la forman sino que se prolonga y se extiende por las calles», abunda.

«Aquello que más me interesa –de la exposición- es como de diferentes que somos los artistas que aquí participamos y como se nota el hilo que apunta el comisario. A mí eso ya me vale muchísimo, no me tengo que preguntar nada más al respecto», cierra la artista.

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