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La crónica del Nàstic-Madrileño: Directos al iceberg (0-3)

El Nàstic cae goleado contra el Atlético Madrileño en una noche dura con el Nou Estadi regañando a su entrenador

Juanda Fuentes durante el duelo.

Juanda Fuentes durante el duelo.Nàstic

Arnau Montreal Quesada
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En la rueda de prensa previa al partido Luis César se definió como capitán del barco grana. Con una nueva noche gélida en el Nou Estadi, el equipo coge el camino directo al iceberg, con una tripulación poco convencida de sus órdenes y unos aficionados, como los músicos, animando y regañando mientras el barco va a la deriva. Sobre el césped se vio un equipo mejor muy lejos de competer contra un Atlético Madrileño que lo tuvo muy fácil para golear al Nàstic delante de los suyos.

Luis César movió el once de nuevo. Cedric se quedó en el banquillo y, con Baselga ausente por lesión, Álex Jiménez fue el punta referente, con la entrada de Pau Martínez i Moi Delgado al once.

Atlético Madrileño es un filial con mucho talento y lo demostró pronto. El delantero Janneh envió una pelota a córner en la primera jugada del partido y Belloti se marchó de dos defensores grana para generar otro. Eso sí, este juego alegre dejaba agujeros detrás. El Nàstic los encontró pronto, con un contraataque de libro que Álex Jiménez ejecutó mal.

Los grana aguantaron los primeros diez minutos del Madrileño y van guianyar el pulso al duelo acto seguido. El protagonista fue Juanda Fuentes, que recibía todas las pelotas y se enemistaba ambn la defensa visitando. Primero sacó una centrada envenenada, después un chute en las nubes y, finalmente, participó en la jugada más clara de la primera mitad. Retoño sacó en largo, Fuentes la controló con calidad y le dejó la pelota a Camus. El lateral centró hacia Álex Jiménez que, a solas, remató con contundencia y obligó a tenderse en Esquível.

Este control y superioridad cambió en un segundo. De una posible ocasión de gol el Madrileño creó un contraataque peligroso con Arnau Ortiz marchándose por la banda dirección a la portería. Camus lo interceptó como podía, cogiéndolo de la camiseta para frenar la acción. El remedio, sin embargo, fue peor que la enfermedad. En la jugada de estrategia el Nàstic cayó. Con toda la línea defendiendo la zona, no tenían en cuenta en Janneh. El delantero del Madrileño estaba alejado y, cuando la jugada ensayada empezó, se abrió paso desde segunda línea, deshaciéndose de su marca, y envió la pelota al fondo de la red saltando completamente solo. Demasiado fácil lo puso la conjunta grana.

El gol no hizo reaccionar al Nàstic. Sin alma, movía el esférico, pero con poco convencimiento. Les pocas llegadas eran acabadas mal o con remados pulpejo. El juego de control de Luis César era demasiado lento y, a pesar de quedar 20 minutos para llegar al descanso, no parecía que el equipo dongués cabe en absoluto para remontar y el partido se marchó al descanso con uno triste 0-1 y las sensaciones malas.

A la reanudación hubo una pequeña reacción grana. Óscar Sanz remató una pelota muerta dentro del área y Esquível volvió a actuar. Esta chispa se apagó rápidamente. El Madrileño anestesió el encuentro alargando sus acciones y el Nàstic todavía estaba para apretar el acelerador. El partido necesitaba muy más de una conjunta grana que parecía que no estaba necesitada.

Al final, el Nàstic lo pagó. Luque le sacó una pelota a Delgado y cambió el juego a la otra banda. Allí, Arnau Ortiz, él solo se adentró dentro del área y marcó todo un golazo por la escuadra que inició la discordia en el Nou Estadi. El Nàstic pedía invalidar la acción por falta a Delgado, pero el árbitro dejó el 0-2 subir al marcador.

El Nou Estadi estaba enfadado con su equipo y los primeros cánticos contra el entrenador y la directiva se oyeron. Luis César quemaba sus balas dando entrada a Kaptoum, Cedric y el joven David Cabezas, pero por mucha pólvora que hubiera sobre el campo, si no hay ideas ni intenciones de tomar la mecha, no se enciende ningún fuego.

Los minutos pasaron sin pena ni gloria. De hecho, hubo tiempo para un gol más del Madrileño para certificar una nueva derrota de un Nàstic que está a la deriva.

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