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La efectividad marca el camino

El Nàstic sumó un triunfo forjado en el acierto ofensivo, el trabajo defensivo y un gran Dani Rebollo

Óscar Sanz presionando al delantero del Ibiza, Davo, durante el duelo del sábado.

Óscar Sanz presionando al delantero del Ibiza, Davo, durante el duelo del sábado.UD Ibiza

Arnau Montreal Quesada
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El Nàstic, por fin, ha encontrado su camino gracias a la efectividad. El conjunto grana ha hallado en los dos últimos partidos lo que le faltaba en los cuatro anteriores: acierto en ataque, una defensa sólida y seguridad bajo palos. Dos victorias con la portería a cero que aportan confianza y serenidad para disipar cualquier duda. Ahora toca trabajar y crecer.

La victoria contra el Ibiza fue un partido casi idéntico al vivido en el campo del Real Murcia en el último play-off de ascenso —salvando las distancias entre ambos encuentros—. En los dos, el Nàstic se adentró en terreno hostil, ante un rival con una plantilla superior sobre el papel, un adversario que quiere dominar el balón ante su público y que tiene la exigencia de ganar por iniciativa propia. Luis César definió el duelo como «de robar y correr», y demostró que su equipo puede desempeñar ese papel a la perfección. El Nàstic supo defenderse y aprovechar los espacios. Eso sí, en el partido del sábado los tarraconenses fueron más contundentes en ataque.

El conjunto grana demostró que su delantera es un diamante en bruto. Los ataques indiscriminados del Ibiza dejaban huecos atrás y el Nàstic los aprovechó. De hecho, el primer gol llegó en un contraataque fulgurante. Almpanis cambió el ritmo, Jaume Jardí filtró un pase en profundidad hacia Cedric. El delantero nigeriano se adentró en el área del Ibiza, templó la jugada y mantuvo la cabeza fría para elegir la mejor opción. Cedió el balón a Jaume Jardí y este, totalmente enchufado, no falló para marcar el 0-1.

El tanto mantuvo el guion y, de nuevo, se abrió una brecha. Cedric dirigió otra vez la acción. El punta vio el desmarque de Almpanis y le sirvió el balón donde solo él podía llegar. El griego no perdonó ante el portero: máxima efectividad para firmar el 0-2 definitivo, aunque el marcador pudo ser más amplio, porque cada vez que el Nàstic recuperaba el balón, el Ibiza temblaba.

Firmes en defensa

En defensa, el Nàstic mejoró. Alba y Morgado formaron un eje sólido, aunque en la primera parte fue algo poroso. El problema volvió a aparecer por la banda izquierda: Álvaro García vio una amarilla muy pronto, lo que permitió que muchos ataques del Ibiza se colaran por su costado. Con el paso de los minutos, llegaron las ayudas y Camus entró para dar más solidez al lateral. La defensa no fue solo cosa de los zagueros: los extremos y delanteros grana colaboraron formando una especie de «formación tortuga romana». Todos levantaron un muro de escudos mientras Álex Jiménez y Fernando Torres ponían las piernas para aprovechar los espacios que se abrían.

Dani Rebollo

No se puede entender este partido sin un nombre propio: Dani Rebollo. El portero del Nàstic fue uno de los artífices del éxito grana, porque lo paró absolutamente todo. El Ibiza lo intentó de todas las maneras: remates de cabeza desde el área pequeña, lanzamientos de falta directa, disparos potentes desde la frontal y también desde el interior del área. Todos fueron detenidos.

Daba la sensación de que el partido podía alargarse días sin que el balón entrara. Una seguridad bajo palos que el equipo necesitaba y echaba en falta. Ahora queda por ver cómo este potencial permitirá al Nàstic desarrollar registros más dominantes en casa.

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