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Una luz y muchas sombras del Nàstic contra el Sanse

La superioridad de la Real Sociedad B obliga a la gesta grana en Zubieta

Imatge del Nàstic - Real Sociedad B

Imatge del Nàstic - Real Sociedad BAndrés Álvarez

Arnau Montreal Quesada

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La del sábado fue una derrota de planteamiento y de juego. El Nàstic de Tarragona vivió una pesadilla más perdiendo por uno duro y difícil de tragarse 1-3 contra una Real Sociedad B superior. Los errores defensivos de toda la temporada volvieron en el peor momento y los movimientos desde el banquillo no ayudaron a evitar una de las peores noches del Nuevo Estadio Costa Daurada. Esta derrota deja muchas sombras y sólo una luz, la luz encantadora y esperanzadora de un faro que empujó al Nàstic en gran parte del partido.

Pablo Fernández, 4 goles en 4 partidos

Pablo Fernández volvió a ser la nota más positiva del Nàstic de Tarragona. El asturiano fue el encargado de remolcar el equipo en ataque cuando los goles en contra arrastraban los grana al desastre.

Con Migue Leal como mejor escudero, el asturiano rascó un primer córner al segundo tiempo que reconectó al Nàstic en el partido, cuando el equipo no había rematado a puerta en ningún momento de la reanudación. Tuvo el empate con un golpe de hacia el segundo palo de un córner, pero Arana lo paró y, justo después, el Sanse marcó el 0-2.

El gol de la esperanza lo dio él. Migue Leal aprovechó una buena pasada de Dufur para centrar en el primer palo y allí Pablo no falló para poner a un 1-2 que levantó los ánimos al Nuevo Estadio de golpe y fue una pequeña chispa de un remontamiento que nunca se dio. El asturiano demostró, de nuevo, que es un delantero de categoría superior. Con este, acumula cuatro goles consecutivos, siendo decisivo en todos los partidos del play-off y acumulando ya 15 dianas. Si tiene que haber épica en Zubieta, el mejor santo al cual encomendarse es Pablo y así ha quedado demostrado siendo la única luz grana.

Víctor Narro en la banda derecha está desperdiciado

Víctor Narro ha demostrado ser, con el permiso de Pablo, el mejor jugador del Nàstic y, por tramos, de la categoría durante todo el curso. Durante todo el año, Narro ha brillado con luz propia por la izquierda, liderando los contraataques del Nàstic y siendo el habilitador predilecto del equipo con 6 goles y 9 asistencias. Con todo, en pierna cambiada y jugando por la derecha ha demostrado que su potencial se reduce considerablemente.

El técnico Luis César destacó en el postpartido que «Narro ha sido importando por la izquierda en los contraataques, pero en un juego más posicional nos ayuda mucho más en pierna cambiada». Sea como sea, la realidad es que no funciona y con esta sensación parece que se marchó Narro después de ser sustituido. Tener el balear en el campo siempre es garantía y en el momento de su cambio se mostró visiblemente frustrado al llegar al banquillo. De la misma manera, Antoñín Cortés también se vio desplazado a la izquierda, una posición que lo alejó de las posiciones donde ha brillado este año, que es ganando la espalda de los defensores acompañando a Pablo Fernández.

Los errores defensivos vuelven a aparecer

El planteamiento de control de la pelota que tanto funcionó contra el Real Murcia demostró ser poco efectivo contra la explosividad y potencia de la Real Sociedad B. El filial vasco llegaba más valiente y despreocupado que los murcianos, y su talento individual trastocó completamente la idea de control y ralentización del partido de Luis César. Con todo, si había un jugador que ofreció esta garantía de control fue Marc Montalvo.

El de Riudoms era el mejor corrector del Nàstic. Se desgastó salvando pérdidas de pelotas y, al segundo tiempo, salvando un contraataque con contundencia. En el minuto 57’ fue sustituido inexplicablemente y el equipo se resintió. Casualidad o no, tres minutos después de este movimiento el Sanse marcó el 0-2. Con respecto al juego de control de la pelota, esta temporada Óscar Sanz y Marc Montalvo han brillado siempre que han jugado juntos, y perder el de Riudoms fue un movimiento difícil de explicar cuándo el mediocampista estaba siendo de los mejores del equipo en aquel momento del partido.

Quien no estaba funcionando fue Roberto Torres. El navarro, de nuevo titular, fue una de las sombras del equipo sobre el césped. Sin inspiración en la presión, ni en las centradas ni en las pasadas. Como media punta, no brilló. Jaume Jardí, en poco más de cinco minutos, mostró más energía y fue más proactivo en ataque que el navarro. De la misma manera que David Concha. El de Santander recuperó una de sus mejores versiones desde el banquillo y en sus botas estuvo el 2-2, con un remate potente desde la frontal que Arana paró de forma magistral.

Los errores defensivos vuelven a aparecer

El sábado fue el peor momento para el retorno de los errores defensivos. Lo que ha sido un pecado durante toda la temporada y parecía que estaba superado en el play-off, volvió a condenar al Nàstic.

A los diez minutos de partido, el jugador del Sanse Eder García centró una pelota a espaldas de la defensa grana. Unai Dufur fue demasiado lento en el duelo y el joven Gorka Gorosabel le ganó la marca para rematar al primer palo. Dani Rebollo, completamente desconectado de la jugada, completó una mala salida sin esperarse el coscorrón y la pelota fue, poco a poco, en dirección a la portería para acabar la jugada rocambolesca rebotando sobre Dufur antes de acabar en el fondo de la red. Un error de esta índole tan pronto en el partido supuso un golpe psicológico difícil de digerir para los dos jugadores grana.

Los dos volvieron a aparecer en la fotografía del tercer gol, la estocada final al tiempo de descuento. Carrera, con un movimiento suave, dejó en el suelo al central grana, que no se levantó del césped hasta que el joven extremo dejó también sin argumentos a un pulpejo a Dani Rebollo para marcar el 1-3 con la defensa vencida.

Estos errores condenaron el Nàstic. El primero, a ir a remolque desde el minuto 10 y, el último, para dejar la eliminatoria con la necesidad de cegar un milagro. Los errores llegaron en el peor momento y de forma inesperada y más teniendo en cuenta que tanto Unai Dufur como Dani Rebollo habían completado, hasta ahora, un play-off ideal con actuaciones redentoras de gran nivel.

En el postpartido, Luis César fue claro y destacó que «mi sensación es que sus goles no son aciertos llenos suyos y eso lo resume todo. Hay más demérito nuestro». El capitán grana Joan Oriol subrayó esta afirmación destacando que «en una final de play-off tienes que ser más serio y no puedes conceder estos errores defensivos».

Necesidad de un cambio de planteamiento

El estilo de control calmado y progresivo de Luis César que tanto le funcionó contra el Real Murcia fue inefectivo contra el Sanse. Ahora, en el partido de vuelta, el equipo volverá a necesitar un giro en el argumentario para evitar ser menos previsible en ataque y mostrar la abundancia ofensiva que dejó el estilo de Dani Vidal.

El Nàstic necesita ganar de tres goles a Zubieta para subir. Para conseguirlo, se tiene que ver más acierto y proactividad en ataque de lo que se ha mostrado durante el play-off. Una cara goleadora que existe y esta temporada ya ha salido, pero con Luis César nunca ha estado cerca.

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